Rompiendo Esquemas (fanfic Eric Nam) [contenido sensible]

XXXI - No puedo culparle pero lo hago, ¿cómo puede ser tan buen hombre?

La luz cegadora de la mañana entraba a raudales por las ventanas del dormitorio. Sus párpados se sentían tan pesados como dos moles de hormigón y los ojos le dolían a causa de la irritación del llanto. No recordaba a qué hora había caído rendida del cansancio pero sí se agradecía a sí misma haber tomado la decisión de que el domingo no trabajaría en la cafetería a causa de la gala.

Levantó levemente la cabeza en busca de algo que ni siquiera ella sabía de qué se trataba y observó que su dormitorio estaba en silencio a excepción de su intenso y fuerte latir de su corazón. Cerró los ojos de nuevo y lo único que vio fue el rostro de Samuel sonriente al quitarse el abrigo y poder ser testigo de su cuerpo envuelto en aquel vestido rojo escarlata... De nuevo las lágrimas se agolparon en sus ojos y se las secó refrotándoselas con sus manos antes de levantarse de la cama y sentarse en el borde de la cama.

De repente observó sobre la cómoda de su dormitorio una bandeja cargada con la cafetera y un plato con tostadas además de una nota con una caligrafía que conocía perfectamente. Por un momento pensó que estaba soñando o que incluso lo pudieran haber dejado la noche anterior pero recordó que sus amigas habían dejado el apartamento antes que ella. Se levantó con el paso algo desequilibrado y llegó hasta la bandeja para tomar la nota.

Su nombre estaba escrito con letra angulosa y excesivamente abigarrada pero aquella letra sólo le transmitió tranquilidad y cariño. Abrió la nota y la leyó detenidamente con la congoja y la preocupación de su mejor amiga tan presente como si oyera su voz susurrada en su propio oído. Sus palabras arraigaron en su alma, calmándola como un bálsamo milagroso.

<<Mamacita, ayer Samuel me marcó para avisarme de lo sucedido. Sé por él lo que el camarero le contó y también que le dio una paliza a su propio padre por tratar de violentarla. Me hizo prometer que me aseguraría de que no cometiera ninguna locura así que me pasé esta mañana para prepararle el desayuno y tratar de alentarla.

Estaba tan linda durmiendo que no quise molestarla, además sé cuánto ocupa ahora dormir así que no se preocupe por no haberme visto. La veré a la hora del almuerzo, iré a prepararle una buena comida y a entretenerla como merece. Desayune tranquilamente y báñese, al rato la veo.

Su siempre loca mejor amiga, Kath.>>

Irene sonrió y contuvo las lágrimas de nuevo al tiempo que tomaba la bandeja y se la llevaba hasta la cama donde trató de tomar algo más de una tostada con mermelada. Imposibilitada por el nudo que había en su garganta no tuvo más remedio que devolver la bandeja a su cocina y observó que eran las once de la mañana ya. Se puso el batín de casa una vez de vuelta en su dormitorio y trató de conciliar el sueño pero el llanto al recordar cómo la había tocado aquel asqueroso pudo con ella y no la dejó dormir.

Se sorprendió al recibir unos fuertes e insistentes timbrazos al mediodía exacto y su primera idea fue pensar que Samuel había ido a verla para saber que estaba en buen estado. Su sorpresa fue aún mayor al abrir la puerta y ver un gigantesco ramo de rosas amarillas con un sobre cuya caligrafía no se correspondía para nada con la de Samuel y un repartidor que sólo le entregó aquel ramo y se marchó tras comprobar que ella era la destinataria. Estuvo tentada de tirar aquel ramo de rosas amarillas pero sabía de quién eran y no pudo evitar pensar que sería importante, además de que sabía que la mujer detrás del ramo no le dañaría.

Puso el ramo en un jarrón lleno de agua que colocó en el centro de su mesa de comedor antes de coger aquel sobre y apretarlo contra su pecho. Las lágrimas volvieron a amenazar con salir y su visión se volvió borrosa ligeramente por lo que caminó hasta el borde de su cama sentándose allí. De cara a la luz de la ventana observó el tono pastel y elegante de aquel sobre que abrió lentamente, estaba escrito en un inglés pulcro y con una elegante escritura que dejaba ver la gran calidad y sensibilidad de su dueña.

<<Mi dulce Irene:

Lamento tanto lo que el desgraciado de mi hijo trató de hacer anoche durante la gala... No puedo sino sentir un nauseabundo asco y disgusto por su descaro al tratar de violentar a la novia de su propio hijo.

No es nada fácil asimilar que has criado a un hijo psicópata y violador como yo lo he hecho. Nunca pretendí que así fuera, no sé de dónde sacó ese terrible concepto de las relaciones y nunca me perdonaré que haya tratado de ultrajarte como intentó anoche.

Samuel volvió sobre la medianoche directamente a verme para ponerme sobre aviso de lo acaecido y ambos decidimos poner en marcha definitivamente los procedimientos necesarios para desvincularnos de cuanto mi hijo como su esposa han realizado. No sabes cuánto me he alegrado, dentro de mi propia impotencia y lástima, esta mañana cuando he visto regresar a mi hijo hecho un ecce homo a causa de la paliza que bien se merecía y que tanto el camarero como su propio hijo le propinaron.

Sé cuán difícil será para ti poner una denuncia contra el padre de Samuel, contra mi hijo, pero te hablo en nombre de Sammy y en el mío propio cuando te digo que tienes que hacerlo. Samuel mismo y el camarero se han ofrecido a ser testigos de tu caso.

Samuel y yo sabemos que no has debido ser la única y que seguro han habido algunas mucho peor paradas que tú así que estamos buscando pruebas y víctimas de mi hijo para unirlos a tu denuncia y así poder hacer que pague por cuanto ha hecho.




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