Rompiendo Esquemas (fanfic Eric Nam) [contenido sensible]

XXXVIII - Cuando parece que no se puede caer más profundo

El fin de semana había sido delicioso a falta de una expresión mejor, empezando por la cita con Eric y su posterior barbacoa familiar y acabando por la divertida tarde del domingo en compañía de Alice quien la había llamado con la excusa de ir a comprar ropa por Buckhead. Todo había sido demasiado perfecto para ser real, se sentía más sacado de un libro que de la vida tal cuál era. Y la experiencia le había enseñado que tras una palada de arena siempre venían dos de cal, o al menos en la suya era así.

Sentada en su sofá pensaba con detenimiento en todo y en nada mientras el dúo Sono andati? de La Boheme, uno de los tres únicos discos operísticos que se había llevado desde España en su maleta en uno de sus vacaciones. Aquella pieza musical hablaba de los recuerdos del amor de Mimí, la coqueta modista, y Rodolfo, el poeta mas Irene en la añoranza de la misma se descubría pensando en su extravio personal. En su adolescencia se había sentido mucho más cercana a Mimí, Aída o Marie siguiendo su camino sin importar la opinión ajena.

Tres personajes fuertes y decididos aun cuando puestas en situación dudaban de si hacían lo correcto o no, como ella. La primera ocultaba a su amante su tuberculosis y lo apartaba para que no la viera consumirse. La segunda se sacrificaba por amor muriendo junto a su amante tras haber pasado la ópera estando entre la espada y la pared a causa del sentimiento patriótico como princesa etíope, la honra a su padre, el Rey, y su reino y su amor por el soldado egipcio Radamés. En ellas el dramatismo era excesivo incluso para Irene pero las sentía cercanas de algún modo.

En cambio, con la última era por completo diferente puesto que Marie era una huérfana criada como la hija de un regimiento, por lo que se podía afirmar que era un hombre más que una mujer. Vivaracha y ruda como es no se sentirá a gusto cuando su una marquesa, que se hará pasar por su tía, aparezca en su vida y le coarte la libertad tratando de educarla en su castillo como su heredera. Pero al descubrirle que es su hija ilegítima por obligación acatará su orden de desposar a un hombre diferente de su amado Tonio, una boda que al final no se realiza cuando todo el regimiento con su amante al frente aparecen en la misma narrando a los invitados la crianza de Marie.

La diferencia entre el carácter cómico de la última ópera no hacía que su personaje femenino tuviera menos fuerza en comparación con las otras dos ante sus ojos. Todo lo contrario, hacía de la sátira una deliciosa crítica a la llamada alcurnia y el rancio abolengo que tanto aireaban los nobles y todas esas reglas para diferenciarse de la gente común. Por no hablar de ese gran secreto que era Marie como hija ilegítima de la marquesa pero cedida a su hermana a la que ha de “reeducar” como corresponde a su verdadero origen.

Allí sentada mientras pensaba en ello se percató de que ella había cedido como Marie a la presión y se había reeducado de un modo que no le gustaba, puliendo sus imperfecciones y rudezas para agradar a su propia Marquesa de Berkenfeld. De verdad se parecía mucho a dicha protagonista, la simple idea la aterraba tanto como la disgustaba porque eso dejaba en claro, de nuevo, que había cedido terreno. Se había derrotado para continuar amando a Samuel, ¿era así como deseaba vivir?

La respuesta era no, de cualquier manera que se lo plantease quería ser ella misma, no un autómata como decía Krestina que parecía. Le gustaba ser camarera, sí, le recordaba a su trabajo en la universidad y eso la hacía sentir cómoda y era fácil hacerlo mas ahora viéndolo en perspectiva no podía evitar sentirse decepcionada por haberse acomodado. No, esa nunca había sido ella, Irene había luchado por sus sueños siempre en lugar de quedarse estancada.

“¿Cuál es tu sueño, Irene? ¿Cuál es tu plan de vida ahora? ¿Dónde dejaste el inconformismo y esa determinación que te guió hasta Atlanta? ¿Y esa libertad que guiaba tus pasos rompiendo las casillas que se te habían asignado por tu aspecto recatado y moderno y tus continuas buenas formas?” le azuzó la voz de su conciencia con obvia enquina disfrazada de diversión. Y tenía razón, ¿dónde habían quedado la Irene recién egresada y sus sueños de mundo?

No tenía ni idea de dónde se hallaba esa Irene, lo que sí sabía era que debía de quedar algo de ella escondido en su interior y deseaba recuperarlo. Quería lustrarla, demostrarle que no la había olvidado y aceptar que tal vez se había equivocado al dar los pasos dados pero que también se había extraviado en su ausencia. Ahora que ninguna de las dos eran las mismas, ella quería prometerle que no renunciaría a sí misma por nadie.

No lo haría, en esta ocasión sería fiel a sus sentimientos e impulsos, sería fiel a sí misma y no dejaría que nadie influenciara en su forma de ser. Quizá era por eso del color dorado aplicado a los recuerdos pero al hacer repaso por los suyos en Madrid y los primeros meses en Atlanta se rememoraba con verdadera felicidad, sin cargas ni dudas. Solo ella y nada más que ella debía tener la última palabra acerca de cómo era y se comportaba. Punto y final.

“Es muy fácil decirlo, Irene, pero ¿serás capaz de cumplirlo o te ganará la presión o la comodidad como ha sucedido hasta ahora?” le preguntó con aire conspirador su conciencia. “Voy a cumplirlo, sacaré a relucir mi terquedad en mi propia defensa. – Reafirmó con fuerzas renovadas. – Eso se me da bien, ¿cierto?” le preguntó a su conciencia. “Tal vez” dudó su interlocutora en respuesta e Irene dio por acabada la conversación.

Se mofó de si misma negando con la cabeza y acudió a su cocina por un vaso de agua sintiendo el reseco en su garganta crecer a pasos agigantados que vació a grandes tragos. Miró las manecillas del reloj de pared de la cocina, eran las doce ya y debería ponerse a cocinar si quería atender la videoconferencia con el catedrático con el estómago lleno. Por lo que regresó al salón con la única intención de sacar el disco ya acabado del portátil y devolverlo a su respectiva caja antes de meterse a la labor culinaria.




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