Rompiendo Esquemas (fanfic Eric Nam) [contenido sensible]

LIII - Prueba y error [D]

–Y-yo… –Tragó saliva y suspiró aterrada e incómoda, se sentía helada de repente–. No lo sé, Yoon Do, ¿qué pretendes que te diga? –Él repasó su oreja con un dedo distraído, restándole importancia a lo que les había dejado caer.

–Lo que siente, Irene, no importe lastimarme. Sólo responda, sea sincera, por favor.

–Creo que no podría seguirle –La imagen de Samuel fue seguida por sus amigas, granny, sus compañeros de trabajo, sus clientes… Uno a uno, fueron pasando por su mente y le robaron una sonrisa–. No, no podría ahora mismo. Lo lamento si… –Su dedo cortó sus labios con ternura, no quería que acabara su disculpa.

–Don’t you ever apologize for telling me the truth (Nunca te disculpes por contarme la verdad), Irene. I really don’t know what the hell happened with Samuel or his family but I told you once and I’ll repeat it over and over, I want you to be faithful to yourself and your feelings (No sé en verdad qué demonios pasó con Samuel o su familia mas se lo dije una vez y se lo repetiré una y otra vez, quiero que sea fiel a usted y sus sentimientos). So, tell me the truth even if it can be painful as I always do; if you don’t, we won’t be able to go anywhere (Así que dígame la verdad, incluso si puede ser dolorosa como yo siempre hago; si no lo haces, no seremos capaces de ir a ningún lado).

–Yoon Do… –Él negó y sonrio con repentina felicidad.

–Shhh, está bien, you know? (¿Sabes?) Estoy feliz saber que ama lo suficiente Atlanta como para no volverse a España en cualquier momento y complicarme la distribución de vacaciones. La quiero lo más cerca posible, no me gustaría competir con sus raíces. –Rio con diversión y la apretó contra su pecho antes de susurrar–: Que le guste tanto mi ciudad de nacimiento es un regalo para mí pues sabrá mejor de qué hablo cuando le cuente qué extraño. Aunque, ahorita, la extraño a usted y la tengo contra mí, mi sirena. –Se calló y posó un beso en su cabello–. Es una belleza, ni me creo esté aquí.

–¿Está pensando en montar un espectáculo, señor Nam? –Al pegar su oído al corazón de él, se había percatado de la atención que se habían ganado.

–Quizá, no más espere a encerrarnos en la habitación, llevo tentado desde que se quitó el brasier en el camión… –Se le secó la boca al oír aquella insinuación en un tono más alto de lo necesario para ser solo escuchado por ella–. Esta mañana ni bien la sentí a mi lado quise llegar tarde a todo el horario y probarla, esa fue la razón por la que la besé y desaparecí en el baño, no quería agobiarla.

–Me hubiera prestado a su atención, señor Nam.

–Bien, pues tengo una idea que proponerle.

–¿Qué?

–Linda, vaya hacienda acopio de energía porque esta noche el señor Nam le prestará toda su atención. ¿Me entendió?

Un leve cabeceo fue suficiente para ganarse la aprobación de él, que la soltó y enlazando sus dedos la encaminó a la sombra donde se reunían los otros para el aperitivo de media mañana. Le guiñó el ojo a modo de promesa y luego cogieron del pequeño ágape dos botellas de agua y algunos dulces y salados para unirse a la conversación con los más cercanos. No la soltó en ningún instante, la hizo sostener las botellas con su mano libre y la alimentó en lo poco que ella aceptó ante los demás.

Poco después de retomar la grabación sintió cómo alguien se paraba a su lado izquierdo en completo silencio y con la vista clavada en el frente donde el director le daba instrucciones a Eric y el resto del equipo. No precisó mirar a su lado directamente para saber de quién se trataba, la altura y su ropa de reojo señalaban a Brian, que no parecía tener prisa tampoco. Le oyó toser con apariencia distraída; sin embargo, ambos sabían que estaba concentrado en lo que deseaba compartir.

–Siempre ha sido un ejemplo a seguir para Eddie y para mí, pero también lo pasó mal en el colegio y experimentó lo que nosotros pudimos vivir mejor gracias a sus consejos. No se rindió y ahora derrocha fuerza de voluntad y buen humor en su carrera. –Calló su muy suave voz, su inglés contenía el mismo acento que el de su hermano mayor–. Luego invirtió todo su esfuerzo en convertirse en cantante, cuando decide algo lucha por ello sin miedo, sin importar el qué dirán. Fue el primero en casi todo, especialmente, en recibir mensajes de desesperanza, de que se rindiera, de que estaba arriesgando todo por un sueño de iluso. Persistió con el dolor que suponía sentir que estaba decepcionando a Momma y nos demostró que también podíamos hacer con nuestra vida lo que quisiéramos.

–Yoon Do es así, decidido, valiente, apasionado cuando hay algo que quiere. –Sonrio con la percepción de su estómago apisonado por elefantes y la sangre calentando sus mejillas.

–Exacto, Irene, también es el más aplicado cuando es necesario, responsable y desvergonzado. –Añadió con tono soñador–. ¿Lo ves? Es muy feliz, esta es su vida. Sólo es igual de feliz sin cantar cuando estás cerca, eres su vitamina aún si no estás. Verle hablar de ti es como ver a Eddie de Britt, –buscó su mirada– no te tomes a mal esto, ¿vale? –Ella asintió algo confusa–. No sé si él te lo haya contado; necesitas saberlo de todos modos, puede que este disco le lance internacionalmente, pero eso no va a implicar que pueda dejar Corea del Sur luego.

–Lo entiendo, Brian.

–Canta kpop, su base como cantante es más influyente y alcanzable allí por mucho que nos gustaría tenerlo más en Estados Unidos. –Tragó saliva y negó con vehemencia–. Diablos, no pretendía sonar como un mafioso. Sólo quería que supieras que esa es la situación, Irene, le haces mucho bien y se nota que, al menos, le quieres, pero no quiero que sigas adelante engañada… Si decides elegirle debes tener todo claro, igual que él debería tenerlo contigo.




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