Rompiendo Paradigmas

38: No estás sola.

Jeong Wong.

Jeong Wong

Siempre me molestaba cuando Emm Wright me decía que “por algo pasan las cosas” cada que una situación me ponía en desbalance o tenía problemas, aunque ahora comprendo el verdadero significado. Leslie mencionó que vino al centro comercial porque no quería coincidir conmigo en la librería y terminamos coincidiendo, incluso más de lo esperado. Aquella conversación tuvo un antes y un después porque ambos entendimos mucho del otro. Por mi parte, me di cuenta del concepto que tenía de mí y el cómo nos dejamos llevar por las suposiciones y los prejuicios ya sea por cultura, nacionalidad u otras. Ahora comprendí muchas cosas, pero, sobre todo, que todas las personas éramos diferentes. Cada cabeza era un mundo¸ dirían por ahí. Me alegraba saber que poco a poco la relación de compañerismos podía llegar a convertirse en una bonita amistad. Conocernos fuera del trabajo, lejos del estrés, sólo conversaciones profundas, divertidas era algo que me hacía sentir muy bien; a gusto.

Eun-ji me pasó los números de contacto de los docentes que los acompañarían al viaje por lo que mediante WhatsApp logré comunicarme con uno de ellos quien me comentó que la primera parada sería en un hotel un poco alejado del centro. Así que sería una buena opción recibirla en el lobby junto al ramo de flores con los libros que Leslie escogió para ella. 15:35 horas. Estaba nervioso, ansioso y muy emocionado. Mis piernas no dejaban de moverse insistentemente mientras esperaba.

Al cabo de media hora un grupo de jóvenes entró al lugar. Había barullos y dos representantes les dieron un par de indicaciones antes de dirigirse a recepción.

—Usted debe ser el famoso Jeong Wong, ¿no es así? —se acercó una mujer; alta, robusta y con rasgos asiáticos; igual que el resto.

Asentí. Estreché su mano cordialmente.

—Espero no ser una molestia.

—¡Para nada! Su her…

—¡Wong! —escuché una voz a lo lejos. Volteé y era ella. Sonreí antes de que ambos corriéramos a abrazarnos.

—¡No puede ser! ¡Eres tú! —dijo en medio del abrazo—¡En serio eres tú! ¡Si viniste!

—No me lo perdería por nada del mundo. —contesté al separarnos—Te traje un regalo. Espero que te guste.

—¿Es una broma? ¡Me encanta! Trajiste lo mejor de la literatura juvenil romántica.

Ambos sonreímos.

—Eun-ji, por favor regresa con el resto del grupo que están por asignarles su habitación. —comentó su profesora—Tu hermano no se moverá de aquí.

—¿Me lo promete? —Eun-ji se dirigió a ella.

—Anda, ve. —hice un gesto con la cabeza para que fuera—Tienes que instalarte. Yo aquí me quedo.

—¿Seguro, no te irás?

Le extendí mi celular. Lo miró extrañada.

—Anda. —insistí—Para que veas que hablo en serio, guarda mi teléfono. Me lo devuelves al regresar.

—¿Cómo sé que no te puedes comprar otro? —frunció el ceño y sonreí cruzándome de brazos.

—Soy docente, Eun-ji; no rico.

Sonrió más convencida y se regresó con sus compañeros. La profesora se quedó platicando conmigo en lo que bajaban. Ahí, me comentó que tenía el permiso con mi firma escaneada. De igual manera, me preguntó sobre mi experiencia en Canadá y al explicarle que era docente en una universidad en la región de Niagara me mostró su entusiasmo.

—Entonces déjeme ver si entendí. Además de fungir como docente, ¿lo mandan a excursiones con los estudiantes? ¿Todavía hacen eso en la universidad?

—Bueno… sí y no. —contesté dudoso—En realidad, tenemos programas de idiomas y dentro del curso vienen incluidos los paseos y excursiones a diferentes lugares turísticos de la región o Toronto. Sin embargo, para los que cursan un diploma, licenciatura o el posgrado, no están incluidos. Si se abren fechas, pero para ellos organizamos conferencias, exposiciones o viajes de negocios para que empiecen con las relaciones comerciales. Muchos de ellos, logran conseguir su primer trabajo calificado gracias a ello.

—¡Impresionante! —se quedó pensativa—Nosotros tenemos todo previsto, pero sería un gran honor para nosotros que pudiera ayudarnos con los estudiantes. Son 64 y dos docentes… usted sabe…

—Si, no se preocupe. Yo les apoyo en lo que necesiten. Pedí permiso en mi trabajo, así que no hay tema por ello.

—Muchas gracias Sr. Jeong.

—Al contrario.

Leslie Belmont.

Leslie Belmont




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