Parque Nacional Redwood
Me levante mucho más temprano de lo que acostumbraba, ya que hoy comenzaríamos nuestro viaje de historia al saber. El parque nacional redwood era nuestra primera parada. Desayune junto a mis madres, y me fui en Jeep hasta la casa de Seraphine, quien ya me estaba esperando sentada en la entrada. Apenas me vio ella corrió como una niña pequeña para subirse en el auto y saludarme alegremente.
—Hola—sonrió.
—Hey, ¿Lista?—asintió.
Conduje hasta nuestra primera parada del día, el recorrido hasta el parque fue silencio, con solo música de fondo, 5 horas y media de silencio puro y de pequeñas interacciones. Una vez estando ahi admiramos el lugar. Al bajarnos nos adentramos en el Parque Nacional Redwood, un lugar que siempre había deseado visitar. Los árboles gigantes se alzaban majestuosos sobre nosotros, sus copas tocando el cielo y sus troncos tan anchos que parecían abrazar el mundo entero. El aire fresco y limpio nos llenaba los pulmones, y el sonido del viento susurrando entre las hojas creaba una melodía tranquila y serena.
Seraphine y yo nos detuvimos frente a uno de los árboles más antiguos y grandes. Nos miramos el uno al otro, maravillados por la magnificencia de la naturaleza que nos rodeaba. Decidimos sentarnos en sus raíces y comenzar a escribir en nuestros diarios, tal como nos había pedido nuestro profesor de historia.
"Mientras me siento aquí, rodeado de estos gigantes de madera, siento una profunda sensación de paz y humildad. Estos árboles han estado aquí durante siglos, testigos silenciosos de la historia que se desarrolla a su alrededor. Me hacen sentir pequeño e insignificante en comparación con su grandeza y longevidad.
Pero también me hacen sentir parte de algo más grande, parte de la naturaleza y su ciclo interminable de vida y muerte. Me hacen reflexionar sobre la brevedad de nuestra existencia y la importancia de vivir cada día como si fuera el último.
El silencio aquí es abrumador, pero no es un silencio vacío, sino un silencio lleno de vida y energía. Puedo sentir la presencia de la naturaleza a mi alrededor, como si estuviera respirando y latiendo junto conmigo.
En este lugar, encuentro inspiración y paz. Aquí, entre estos gigantes de madera, puedo dejar atrás mis preocupaciones y temores y simplemente ser, en armonía con la naturaleza y conmigo mismo."
Terminamos de escribir en nuestros diarios y nos quedamos un rato más, absorbiendo la energía y la belleza de aquel lugar mágico. Sabíamos que esta experiencia quedaría grabada en nuestros corazones para siempre, como un recordatorio de la grandeza y la majestuosidad de la naturaleza y de nuestra conexión con ella. Seraphine y yo decidimos explorar un poco más el parque. Caminamos por senderos sinuosos, rodeados de helechos y musgos que crecían en los árboles y en el suelo. Cada paso que dábamos nos acercaba más a la naturaleza, nos hacía sentir parte de ella.
A lo lejos, escuchamos el sonido de un arroyo que corría entre las rocas. Nos acercamos y nos sentamos en sus orillas, dejando que el sonido del agua nos relajara. Cerré los ojos y me dejé llevar por la calma que me transmitía aquel lugar.
—¿Cómo te sientes, Lysander?—preguntó Seraphine, rompiendo el silencio.
—Me siento... en paz— respondí. —Es como si todo el peso del mundo se hubiera ido, al menos por un momento. Este lugar es mágico.
Asentí con la cabeza, compartiendo su sentimiento. Nos quedamos un rato más en silencio, disfrutando de la tranquilidad del arroyo y de la compañía del otro.
Al regresar a la ciudad esa noche, llevábamos con nosotros no solo el proyecto de historia, sino también una sensación de calma y serenidad que nos acompañaría por mucho tiempo. Esta vez la sensación en el Jeep fue mas calmada, podía escuchar tararear a Seraphine las canciones que sonaban, y pronto se quedo dormida.
Cuando llegamos a su casa, la desperté suavemente y ella se bajo, despidiéndose de mi. Conduje a casa, cansado de haber manejado mas de 10 horas.
—¿Cómo estuvo todo?.
—Bien mamá.
—¿Y Seraphine?.
—Esta bien.
—Ella es muy guapa—dijo Angeline uniéndose a la conversación.
—Déjenme—dije arrojándome al sofá— estoy muerto.
—¿Ella es solo una amiga?.
Mire a mamá de reojo. Y me hundí mi rostro en el sillón.
—Entonces es mas que una amiga—dijo emocionada.
—Sabes que me gusta alguien más.
—Amor—empezó Angeline— A ella no la conoces, esta chica esta aquí ahora, es de carne y hueso.
—Ya basta las dos, me voy a mi cuarto.
Subí las escaleras arrastrando mis pies.
Me tumbe en mi cama cerrando mis ojos y montajes del día de hoy se venían a mi mente. Seraphine era amante de los animales, alimento a varios en el camino y a su vez varios se le acercaban, hasta con los mas pequeños era la persona mas dulce que podía haber.
Seraphine es como un sueño hecho realidad, una combinación perfecta de belleza, inteligencia y bondad que me deja sin aliento cada vez que la veo. Su cabello oscuro cae en cascada sobre sus hombros, enmarcando un rostro delicado y perfecto que parece radiar luz propia. Sus ojos son dos espejos que reflejan su alma profunda y compasiva, y su sonrisa es como un rayo de sol en un día nublado.