Ronnie: El consejo del ángel de la muerte

Capítulo 5

”Mentimos y engañamos pero nunca podrás mentir a tu propios sentimientos“

 

Silencio, y frío. Alguien estaba ahí esperando en un auto rojo deportivo, descapotable, pero dudo en salir más allá del límite del consultorio.

Parada, ahí inmóvil, seguía inspeccionando a quien le pertenecía ese lindo auto.

Una mano la saludo desde el auto, el en asiento del conductor, y se acercó curiosamente.

—Izzy te esperaba, desde horas – saludo Toby, el conductor y a su lado del copiloto estaba alguien que era como un fantasma Evans.

Sus ojos grisáceos captaron la mirada de lo suyos, sus ojos Ámbar apartaron la mirada de inmediato, reconoció ese semblante misterioso que se formó en su rostro.

Evans estaba impactado, seguramente nunca pensó en encontrársela aquí. Ni yo a él, a ese peligro andante para mi.

—¿Qué pasa, problema con patas?

— Tan hostil como siempre, Izzy. No me ves desde hace como seis meses y así me saludas.

Resopló indignada ante su sobrenombre y su actitud. Lo había buscado pero el tiempo la hizo resignarse de encontrarlo. Y se resignó, dejó de intentar, ya que cuando no quería ser encontrado él era el mejor jugando a las escondidas aunque este ya no era un juego.

—¿Qué oyes algo, problema con patas? —me dirigí hacia Toby y el solo tenía esa cara de cuando se aguantaba la risa y no podía más, y así fue se rió hasta tirarse de culo contra el suelo—. Bien y dime acabaste ya. Necesito que me expliques que son las ocho para ti.

—Son la ocho y Bella me dijo que te encontraría aquí, Izzy – dijo y caí en cuenta de varias cosas.

¿Desde cuando Toby me llama Izzy?

Además, de que desde cuando Evans conocía a Toby. Aunque con Evans todo era un misterio. A pesar, de conocerlo hace mucho tiempo sigue siendo como un problema de matemáticas: difícil.
 

—Solo me llaman así mis ... bueno mi padre y me apetece no escucharlo de ti, Toby.

Sonó más serio de lo que quería pero me era imposible escuchar aquel sobrenombres ahora. Sobretodo después de que siento una opresión en mi pecho, dolor y angustia, con aquella historia.

—Vale pero el también lo dijo – señaló a Evans y yo solo seguí cabreándome mas.


—Toby debes estar de coña ahí no hay nadie ni una sola alma así que nos vamos.

Sentí su agarre a mi cintura, su tacto con mi piel era una fusión casi como una bomba. Y él era el detonante. Sin meditar mis palabras ante la ira que salió de mi le escupí—. Puñetero de mierda suéltame ahora si no quieres salir volando a la  conchichina.
 

No vi en que momento él estaba detrás de mi. Sin embargo, admito que su aroma a pino mezclándose conmigo era embriagadora. Me removí aunque sin éxito de zafarme de su agarre.

—Deja de ignorarme y lo haré, ¿trato? – susurro a mi oído, y Toby solo quedo mirando la escena como procesando la información. Solo esperaba que no escuchara nuestra pequeña disputa.

—¡No existe tal trato! No volveré a caer en tus juegos y deja de joderme.

Susurré para que Toby se quedara fuera de esto, pero en esta situación era más difícil esconder la verdad. Especialmente con Toby, quien no se le escapaba nada. Quién con aquella mirada felina parecía descifrar enigmas y volverlos a su favor.

—No seas dura conmigo que se que debes de extrañarme, lo sabes también.

No respondí a eso y tampoco a su siguiente pregunta “viste mi mensaje”. En definitiva no sabía que mensaje hablaba.

—Bien, entiendo que desaparecer es de lo peor pero me debes comprender era algo muy urgente para mi. Mee conoces y sabes que me lástima que me ignores como ahora.

—¡No te creo, Evans!

Grite lo más fuerte que pude, estallando toda mi ira y frustración hacia él. Por desaparecer y dejarme aquí con todo el caos que paso durante todo este tiempo fuera.

—Saben que sigo aquí y aunque no entiende de que va esto Evans, saben que tengo ojos y puedo unir cabos e interpretar las cosas a mi manera.

—No seas capullo, vale.

— ¿Elizabeth y tú se conocían? o de que va esto un poco raro que querías venir conmigo en cuanto te mencione sobre la nerd.

—¡No me llames como si no estuviera presente, idiota! – dije eufórica.

—Vale, vale pero de que va esto.

—No seas entrometido en asuntos que no te implican.

Con la última palabra de Evans fue que solo subirnos al auto y  Toby manejo, fuimos a su casa que era el plan original aunque sin Evans y me debía explicar que se le ocurría en esa cabeza. Poner música en ambientes así no funcionaba en absoluto.
 

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—Bueno el plan es simple y solo debes simular que eres mi novia, como ya te había dicho, sin embargo debe de ser en este restaurante y cenaremos con ellos.

Me mostró unas fotos de un chico pelinegro de ojos del mismo tono y su cabello rizado, a su lado una rubia que era más de color platino y con unos ojos del mismo tono al cielo, azul, pero solo uno el otro era gris.

—¿Por qué? ¿Qué es importante en eso?

—Nada más que la chica era su anterior novia y el trata de contigo hacerle dar celos, pero ella ya no le quiere ni un poco. — Intervino Evans, metiéndose en el dilema de Toby el cuál era muy confuso para mi.

—Esperas que finja frente a ellos que esto es real –dije señalándonos y el asintió aunque su mirada afirmaba algo distinto.
 

Imposible, pensé. Esto era casi imposible.

 

Algo iba mal y no era el simple hecho de sentir que ya valí antes de empezar, mis dulces botines eran totalmente acorde a la estúpida  misión pero el pensaba que unos tacones eran mejor.

Me sentí una farsante con aquellos zapatos rojos de tacón muy fino y el vestido del mismo tono, que se supone que era la primera dama.

“Solo era una cita no hagas más dilema” Me volvía loca de los nervios y mis pensamientos no ayudaban.


 

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