Ronnie: El consejo del ángel de la muerte

Capítulo 3

 

“No llores ni rías en el silencio de la noche. Porque sino te encontrará, te hallara donde sea que te escondas entre las tinieblas él estará y será tú final”

14 de septiembre del 2018

Misterio en la oscuridad

La melodía del viento silbaba al mi alrededor con una simpática vista de la orilla del mar y a lo lejos una sombra...

¡No, no era una sombra!

Más bien era una una persona, bueno técnicamente su silueta porque su rostro no lo lograba ver, quizás por que simplemente era un desconocido aunque aquella persona se alejaba cada vez más hasta quedar tan lejos que no lo alcanzaba a ver y peor dar la mano.

Y el viento susurro una simple palabra que no distinguí...

 

«Despierta»

 

—¿Viene a nuestra clase de Literatura inglesa a dormir?


Cuestiona mi maestra, con el ceño fruncido que hace que las arrugas se le noten más y sin contar con su cabello tiritando  a blanco por las canas.

–Estaba soñando con el tiempo antiguo – comentó Tomas, haciendo reír a los demás –La única que vive y sueña tanto eso es ella.


Si yo no sabía si era considerado una burla o un cumplido.


Thomas amigo o enemigo de Toby y se podría decir que el tipo menos serio de aquí. En otras palabras un completo idiota pero a cambio tiene una cara de modelo.

Le sonreí con malicia, maldad pura. Solo su simple cara me provocaba un extraño sentimiento siniestro.

–La nerd duerme, al parecer – dijo, pasando cerca mío –. Se dice que a Lukas le tenías colado. ¿Que te vio, Nerd?

 

Dijo dándome una mirada lasciva y luego solo se acercaba más y más. –Eres un cerdo.

—Vale, pero en serio que hechizó tanto a Lukas. No digo que no estes buena no obstante eres muy ... rara. Es decir, como puede siquiera intentarlo, no lo entiendo.

–Que me prefirió a mi antes que a un idiota como vos – dije indiferente y me quería morder la lengua.

—¡Suficiente, estamos en clases! —proclamó la maestra pidiendo silencio de los susurros con secretos que se expandían por todo el salón de clases.

Algunos profanando falacias y otros medias verdades. Pero solo eran rumores, muchos y muchos rumores. No quieren averiguar lo que se dice. ¿O quizás si?

 

¿Saben que es lo malo de los rumores?

Que tienen un poco de verdad y una parte son falacias aunque saben lo que es cierto es que Lukas quería algo pero no conmigo. Yo sabía algo de él y también el de mi, que nos hundía a ambos.


Todo por la curiosidad. Todo por estar en el lugar equivocado en el momento incorrecto me metí hasta el cuello en este lió.


Él se acercó hasta dar con la silla vacía al lado mío, sin interrumpir las clases más, sin llamar demasiado la atención de esas miradas curiosas.


Queriendo escarbar hasta hallar un vacío sin final, ya que una vez que habréis el pozo no encontrarás fondo, su final es tu final.

 

—¿Que sabes, Elizabeth?

Sus sonrisa burlesca se tornó en una mueca, su mandíbula en tensión y sus músculos contraídos. Daba la sensación de que por un momento sus ojos color hazel se tornaban negros como el mismísimo abismo sin fin.


—Nada...

“¡¿Quién te dijo aquello?!”cuestionó en voz baja y en un momento de apuro simplemente puede articular un: “solo es mi idea”


—Que idea más interesante y que más piensas en ese cerebro —dijo con una sonrisa de satisfacción, estaba logrando su propósito y él lo sabía—. ¿Sabes que yo no diría nada de ti que no sea cierto? Así que dime que sabes...


Finalizó lo último en un tono amenazador y silencioso para que nadie más escuchará, solo los dos. Ni nadie le interesó porque lastimosamente en esta clase si te dormías no eran más que reproches las que te llegarían.
 

—No es de tu puta incumbencia – grite perdiendo los estribos, tenía los nervios de punta.


Lo logro, me hizo estallar, en estos momentos era tan fácil para mi estar en ascuas y a la vez sin control alguna de mi ira. Solo una pequeña brasa para iniciar la guerra. Encender la llama y arder todo lo que estaba conteniendo, más de lo que soportaba.

Pero el sabía lo que hacía. Lo hacía sabiendo de lo que era capaz y de las consecuencias que traía hacia mi.

Debía controlarme, me decía repetidas veces. Si terminaba en otro lío solo provocaría más dilemas para mi que para él.

«Trata de provocarte no caigas en su trampa»

Pensé y mire con cautela hacia la ventana tratando de buscar una salida, una escapatoria del salón. Y llegó.


Salí de clase de literatura en el primer timbrazo de las campanas que sonaban como la hora terminada y él me siguió entre las sombras, lo sentí a escasos pasos detrás de mi sin siquiera molestarse en ser silencioso.

 

—Deberías de percatarte más cuando salgas en las noches oscuras y solitarias porque te aseguro que yo estaré ahí. Acechando como un cazador para atacar a la presa, y desvelaré tu secreto. Se que escondes algo, lo sé y en cuanto Lukas se recuperé tú considérate oficialmente muerta.


Alce mi ceja, incrédula.

Pensaba que por lo menos Thomas tenía algo de sensatez para no confrontarme directamente. Por lo menos, era franco en sus palabras y sus pensamientos aunque ello no me frenó a no decir lo siguiente.

 

—Se algo que puede destruirte tanto a ti como a Lukas. Deberías reconsiderar tu amenaza si quieres que mantenga mi linda boca cerrada. ¿Por quien me tomas para amenazarme? —Esa voz afilada que salía de mi garganta no parecía la mía. Era osada pero nunca fui tan prepotente y altanera para enfrentarlo a él ni a nadie. Algo hacía cambiado, lo sentía, algo dentro de mi se sentía libre —. En especial ahora que Lukas no se encuentra despierto aunque si te hace sentir mejor no fue mi culpa.

Según lo que había escuchado Lukas estaba inconsciente pero no podía ser real. Pensó, y en vista de que Thomas. Quien era su mejor amigo no lo negó sino que con esa mirada cargada de odio lo confirmo. Me sintí mal aunque no sabía exactamente qué ocurrió aquel día, todo era muy impreciso. Mi mente tenía más lagunas que se preguntó qué más había olvidado y no lograba recordar.




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