Ronnie: El consejo del ángel de la muerte

Capítulo 8

La oscuridad se acerca, él ya está aquí..

 

Él vivía observando, esperando una oportunidad. Solo una para llevar a cabo su plan. 

Ella vivía.

Viva, no muerta.

Y era la última. Seria el final más caótico y trágico para ella. Pero para él sería su liberación. 

¿Por qué la muerte no muere?

Pero si siente. No como los humanos, ni ninguna especie. Sino de una forma distinta.

«Huye»

 

Le había advertido y ella asustado. Había dado una oportunidad, y ella rehusado aceptar. 

Tenia miedo.

Lo cual era inesperado de alguien con tanto poder. Su madre, ya no formaba parte de los vivos ni muertos. 

Su alma había sido reclamada.

La había ocultado por mucho tiempo. Durante tanto que pensaron que la profecía ya acabo sin cobrar el precio. 

“Todo tiene un costo”

Debia cobrar el último costo, y así, solo así podría dejar de sentir que la había traicionado. 

Ha pasado tiempo desde que se preguntó qué será de la joven que alguna vez conoció. 

Era parecida a la madre de la joven. Sin duda, eran familia aunque la hija, la última maldita, era sin duda la más parecida.

Una réplica de alguien quien ya no existía en ninguna parte. Su recuerdo para él era un susurro.

El tiempo ya había llegado y él reclamó se avecinaba con la tormenta que desató todo.

«Huye pero te encontraré»

🔹🔹🔹

 

21 de Junio del 2018
 

La habían suspendido por culpa de darle su merecido a ese desgraciado que solo pasaba molestándola de que ella tenía la culpa de lo que le pasó.

Había soportado todo tipo de broma pesada por parte de ellos, que la molestaban por calificarla como la nerd, pero este asunto que toco no era cualquiera. Era de una muerte o desaparición de su madre, no era algo a la ligera, y solo estalló dándole su merecido.

Él salió impune. Pero aquel día su padre no la dejó asistir al cementerio igual a los anteriores días que le pidió permiso.

No, siempre fue su respuesta. Así que en el momento en que Toby, su vecino se escabullera por la ventana a invitarla a una fiesta, acepto como nunca.

Lo que no sabía es que la llevaría clandestinamente a un bar de mala muerte, daba mala leche, pero tratándose de ese maniático.

Ese día la suerte no estaba con ella. 

—¿Vamos Elizabeth? 

Canturreó con un tono seductor. Algo que no funcionaba en ella, y aquel con sus ojos felinos como gatos le invito a una aventura peligrosa...

La cual no se negaría. 

—La noche es eterna, Toby. 

Dijo la joven de cabello anaranjado,  pronto se sumergieron en el infierno que tenían frente a ellos. 

Uno donde los ojos curiosos ya la hallaron desprevenida y nadie sospecharía de que el parca se encontraba presente en ese lugar. 

Un accidente encontrarla. Una maldición quizás o tal ves era el destino, ¿pero cree en el destino? Por supuesto, que no pero frente a sus ojos se hallaba esa dama de cabello como el linaje de sus ancestros, y su aura daba a evidencia su presencia.

Ella la presa y él era el cazador. 

No le advirtió. Ni tampoco le parecía que ella supiera que el peligro la acechaba a cada paso. Uno, dos y tres... pero alguien apareció en el tablero. 

Alguien que no pertenecía a este mundo ni al otro. Sino a ambos, y eso le impidió poder llevar a cabo su plan de estrategia.

”Ella sin pedirlo tuvo su primera oportunidad, y él sin desearlo pensó una nueva dirección para el jaque mate”

 

Elizabeth, escuchó como unas voces la llamaban, y eran fuertes casi como si gritaran a todo volumen. Desesperados y angustiados gritaban una palabra: La muerte. 

A pesar de la bulla del pub, y también de las voces en su cabeza... si porque de ahí venían. Nadie más las escuchaba a su alrededor y no pensó en preguntar. 

No obstante alguien la despertó de ese efecto que la encerraba como un pájaro en una jaula. 

Lo vio a lo lejos y no sabía si era ella, pero alguien la observaba a lo lejos. Su mirada castaña era de asombro y su actitud astuta al esquivarla era admirable. 

No un espía adolescente que apenas y pasaban sin ver sino alguien quien ya llevaba años de práctica en silencio, sin ser notado cuando no quería. 

Ella se acercó al objetivo, lento y audazmente, se coló dentro de su espacio personal y cuestionó al individuo. 

—¿Qué deseas?

El individuo la esquivó con un ademán, quería alejarse se notaba, estaba siendo descubierto.

—¿Por qué me espiabas? 

—¿Yo? —Señaló asía él mismo y ella frunció el ceño, en aquel momento nadie pensaría que él sería uña pieza clave para el rompecabezas. Solo una pieza de muchas más ... —Encantado de conocerte.

Sonrió como si fuera la primera vez que se conocieran, quizás para ella fue la única vez en que la presencia del extraño le resultó llamativa. 

Pero él ya antes había visto a esos cabellos anaranjados como una linda puesta de sol. 

Él sabía perfectamente cuan peligrosamente era acercarse a ella, un riesgo que tomaría sin importar nada, solo por el motivo que ella era la única persona que era igual a él.

Ambos tenían eso en común, un destino compartido, y una difícil decisión que compartían. 

19 de Septiembre del 2018

Se dice que los amores llegan en primavera pero también los temores más grandes. Aunque ya pasó primavera.

El temor más grande ya había llegado y era el de enamorarse, no de cualquiera sino que sentía algo por su amigo Evans. 




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