En ese instante ella enredo sus manos en el cuello de él, esa fue su perdición porque él era más que un mentiroso y más que solo un simple beso.
Septiembre 24 del 2018
—No puedes decirle a nadie —ronronee y arquee mi cuello para darle total acceso a ese lugar que producía tanto placer en mi—. Puedes guardar el secreto...
Se separo de mi y sus besos cesaron como cuál lluvia torrencial que se había formado casi hace una hora. Este me miro fijo y luego se levanto sin esperar respuesta, ya se estaba colocando sus bóxer cuando sonó la puerta.
—Si deseas que esto siga oculto será mejor que te escondas, Ronnie.
Sonrió pero al contrario de sus caricias llenas de deseo y pasión, eran tan cariñosas pero en vez de eso su voz sonó fría como el hielo.
—Se rápida o abriré la puerta —advirtió. Recogí mis cosas del suelo atropelladamente mientras me miraba con algo de enojo, por primera vez lo veía enojado. Y me escondí en el baño y él sin esperar aviso abrió la puerta.
Quien estaba en el marco de la puerta era nada más y nada menos que la ladrona, Cam. Recordaba a la perfección su rostro con su melena negra azabache como ónix, parecida a un gato con sus ojos feroces, y sus bellas perlas azules que colgaban de su cuello. Un collar que se tornaban casi a un morado, destellos que no se sabía de qué color terminarían si se acababa el tiempo.
— ¿Qué necesitas de mi?
Cam tocó ese collar que destelló una vez más y luego se sentó en una silla mientras negaba con frustración. No habló por más de cinco minutos, no decía nada ni yo tampoco Charlie.
—Primero dile a esa asquerosa niña que salga de su escondite si no quiere salir lastimada. Te voy advirtiendo que es mejor que salgas ahora, chiquilla.
Él alegó con mucha tranquilidad su respuesta —. Siempre sabes como arruinar mis secretos, Cam. Y además, Ronnie puede escuchar todo solo que ella deseaba que selle mis labios hasta la tumba y no le diga a nadie que vino a visitarme como tú lo hacías con su psicólogo.
Los dulces labios pintados de un rojo intenso y esa mirada intensa que parecía querer matarme se intensificaron al decir lo siguiente—: Eres de la misma edad que yo, ladrona.
» Sabes que eres igual o peor que yo, Cam. Por lo menos yo me junto con alguien de mi edad y que no esté infligiendo ninguna ley como la que pueden demandar al psicólogo Lee por acostarse con una menor de edad.
Ella soltó una sonora carcajada y luego con esa sonrisa triunfante en el rostro me respondió con desdén y rabia, desatándose el séptimo infierno.
—Por lo menos no me acuesto con él mientras que mi mejor amigo está desaparecido, por si no te enteras Evans D’angel no se sabe su paradero.
No se que paso después de eso más que las gotas de lluvia y truenos desató la peor tormenta que había presenciado, los terribles estruendos de la tormenta lograban que la discusión pareciera débil.
Aquella que parecía salir de las sombras, cada vez lograba estar más presente y más fuerte que nunca. Mientras que la luna iluminaba la casa de Charlie, donde vine para olvidar todo lo que sucedía, olvidarlo con sus besos y también no pensar en donde rayos estaba Evans, que mi madre me mintió toda mi vida, que yo tampoco pude salvarla y que soy una asesina.
En los días que habían pasado busqué rastro del señor que falleció por nuestra culpa, pero apenas podía recordar y lo que hallaba no encajaba con mis recuerdos.
El aquella fiesta solo había estado con una persona que no era Toby, quien manejo no fui yo, y quien lo encubrió no lo sabía. No obstante, cada vez que cerraba los ojos veía esos ojos grises de Evans y luego diciéndome asesina por quitarle la vida a ese pobre señor, al cual no recuerdo.
Algo más que palabras fueron dichas en esa casa, donde la obscuridad estaba presente y penetrando cada decisión que tomaba, mientras que todo sucedía, fue tan rápido, extraño, y también poderoso.
—¡Cam aléjate! —le advertí al sentir que algo cambiaba dentro de mi, una fuerza enorme demandando poder salir y tener más poder—. Sal de aquí, ahora.
Ella se mofó y siguió discutiendo conmigo sobre lo falsa y también lo débil que era siempre, siguió molestando hasta el último momento en el que ya no pude contener lo que sentía, las emociones se apoderaron de mi, fui una marioneta de mis impulsos y explote.
Todo se volvió obscuro y la única luz fue la de los trueno que amenazaban con atrapar a una persona para volverla cenizas, dejando su existencia en tan solo polvo.
Charlie intento abrazarme por la espalda mientras que Cam se escondió detrás de un mueble, el cual terminó siendo cenizas, el poder había despertado.
Aquel que dormía y que no me pertenecía por completo sino era más mi condena de muerte, la razón de muerte de mi madre por la que el parca me perseguía ya había despertado de su largo sueño y podía sentir las dos energías, una como el brillante sol y la otra como la profunda oscuridad que asechaba en la noche.
Mal mismo tiempo sentí un terrible ardor, algo me quemaba el brazo, y eso era un símbolo extraño gravado en mi hombro, no lo había notado pero ahora se iluminab en perfecta sincronía con uno que apeteció en la mano de Charlie, un tatuaje que se marcó mientras el mío se iluminaba.
—¿Qué fue lo que me hiciste?
Cuestione dudosa de querer saber la respuesta, ese tatuaje solo llevaba días allí, pero nunca reaccionó ante nadie excepto de él.
Él no respondió solo me soltó y se alejó un poco dándome espacio, respiré profundo antes de mirarlo con rabia, algo ocultaba Charlie y sabía que no era nada bueno.
—Pues al parecer has hecho un pacto con el mismísimo demonio conocido como Charlie Parker, pequeña hada tonta.
La que respondió fue Cam, que parecía saber mucho más de lo que hablaba. Charlie se acercó tratando de abrazarme y no permitir que me vaya pero era muy tarde cuando comenzó a hablar. Porque el tiempo de conversar había terminado, sin más salí de es cas cuanto antes.
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Editado: 22.10.2021