Ronnie: El consejo del ángel de la muerte

Capítulo 16

Existe un monstruo que se esconde en las sombras y acecha en las tinieblas ...

22 de Octubre del 2018

El Expediente 

—Puedes repetir lo que acabas de decir—. En ese momento su voz salió débil y casi sin vida pero lo volvió a repetir. 

—Él está en mi cabeza, sigue allí desde que llegue...

Entonces señale hacia el dibujo, ese en el que aparecían sus ojos obscuros y la profundidad de su mirada. Mientras que la chica de coleta alta y blanca me observaba con cautela y tan obsesivamente que daba terror. Y recordé...

A ella ya la conocía, estaba en la escuela, siempre con una fuerza de actitud feroz y pareciendo querer quemar todo para convertirlo en cenizas. 

Como un dragón pero también queriendo algo de mi, siempre pendiente de mis sesiones con el doctor Roger, y siempre con la expresión seria.

—¿Qué es lo que te dice?

Pregunto ella con sosiego pero también con ansias de querer saber la respuesta.

—“debes luchar“ —Recordé cada vez que lo escuchó una y otra vez. 

—Necesito que me digas algo más. Sabes cuál es el lugar donde estás en ese momento.

Pensé. El color era blanco con negro, completamente blanco en el cielo y oscuro en la tierra con muchas luces azules como si fueran estrellas pero no lo eran sino luces. No obstante, nunca había estado en ese lugar ni lo conocía de fotos.

Y había un libro forjado con cadenas que aparecía en mis manos, y luego desaparecía sin más. Después escuchaba voces de más personas entre ellas estaba la de Evans diciendo: «No temas, Ronnie»

No obstante, a que no debía temer. A quien o que era lo que no me decía aunque lo intentaba con todas sus fuerzas. 

—No, no lo sé. No tengo ni idea de donde era el lugar y tampoco que era lo que me decía. 

—¿Quién que más te decía? 

Cuestiono el psicólogo atento a mis respuestas aunque nadie me presiono a responder. 

«no le digas»

—Nadie, no era nada. Estoy cansada necesito descansar. 

Todo mi sistema estaba infestado de las drogas y sedantes que me daban para mantenerme controlada. Pero aún así no les iba a revelar nada que no quería, y tampoco creo que me ayudarían a salir de aquí, pensaban que estaba loca y con esos sedantes lograban que siguieran llenando ese expediente afirmando lo que piensan. Pero no lo haría más.

—Muy bien, es un progreso que decidieras hablar pero no nos estás diciendo toda la verdad. —Mencionó el psicólogo, y luego se marchó con él expediente en la mano. Quisiera quemar ese archivo lleno de expedientes que solo demuestran que pienso que estoy demente pero no lo estoy, aunque afirmen lo contrario. 

Nadie habló más después de eso, y no recibí visitas de nadie por el resto del día, no me había dado cuenta de que tampoco estaban los guardias de la puerta de la habitación. Al deslizarla está cedió, abriéndose, había pensado en salir de aquí pero nunca había tenido la oportunidad.

Camine sin rumbo hasta hallar la sala del comedor para los demás en rehabilitación sin confinamiento o aislamiento por ser peligrosa.

Me senté en una de las mesas y allí había una chica con apariencia extraña, un rosario en mano mientras oraba aunque su oración no era al santísimo de arriba sino al contrario.

«Fiel señor de la obscuridad ten piedad de esos seres humanos y pon fin a sus vidas con mucha bondad te lo pido, acaba con todo este lugar»

No me lo esperaba ni siquiera lo que sucedió después de eso, aquella extraña mujer comenzó a golpear su cabeza contra la mesa, sangraba y seguía una y otra vez sin detenerse ni sentir una pizca de dolor. 

”Sálvame” 

Pronuncie como si alguien pudiera escucharme, con todas mis fuerzas gritaba pero sin pronunciar palabra, y como si nada sentí como me miraba fijamente mientras pronunciaba: «Ya viene por ti el que acecha desde la oscuridad, esta cerca, tan cerca como para darte un consejo y es “será mejor que el hada no huya o no tendré piedad”¿Sabes que la muerte te espera, cierto?»

No deje que terminara y salí corriendo de ese salón de comida que parecía que el festín sería yo. 

Vi como unos guardias llevaban su cuerpo a la enfermería pero de ella ya no quedaba nada, estaba muerta, vi a alguien que se suicido sin razón aparente. 

“Voy por ti“

Escuche en mi cabeza, y me asuste porque esa no era ninguna que haya escuchado antes sino una más antigua, profana y profunda vos que era mi sentencia de muerte.

«Ayuda, ayúdame»

Grite y grite llamando la atención de una enfermera del lugar, su nombre decía Edith, pero nunca la había visto antes mientras repartían la comida siempre iba una diferente debido a que nadie estaba desocupado por allí y siempre tomaban turno. Sin embargo, ella nunca estuvo, y supe porque era eso. 

Ella no era una enfermera. 

Ella era Cam, disfrazada de enfermera, y me halo hacia una puerta. Era la de una oficina, más específicamente la de Robert o eso decía en su puerta,  y ella me soltó cuando llegamos.

—No hay mucho tiempo. Debemos irnos, tienes que salir de aquí cuanto antes, Ronnie.

Dijo atropellando las palabras, nerviosa e incapaz de mantenerse sin mover uno de sus pies. Pero no confiaba en ella aunque era mejor que seguir aquí.

—Si, debemos salir pero como haremos eso.

Articule con desconfianza. Y ella sonrió de oreja a oreja como un gato.

—Crees que vendría don un plan, hada inexperta. Por supuesto que no...

Al mencionarlo ella me relaje y respire pero La Paz duro poco hasta que la puerta se abrió y allí estaba la de cabello blanco con una mirada aterradora frente a mi y la ladrona, Cam.

—No, no te la llevarás a ningún lado. Está más a salvo aquí que en cualquier lugar fuera. No permitiré que te la lleves, Cam.




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