Ronnie: El consejo del ángel de la muerte

Capítulo 23

Sus ojos eran oscuros, profundos como si se tratara de un pozo sin fondo, y su cabello de un color cenizo casi plomo no era blanco ni negro. Una mezcla extraña pero sus fracciones de la cara eran tan idénticas como dos gotas de agua, excepto que mientras él me miraba perdido en lo suyo era lo opuesto con Charlie que medía cada una de mis acciones con sus ojos como si me fuera a perder de su lado.

—¿Quién eres? —pronunció profundo y hasta su voz era un timbre familiar. No tanto porque él no poseía gracia ni siquiera una sonrisa como el susodicho desaparecido.

—Soy...

—No eres de aquí. No perteneces a ningún lado, quizás, pero aquí no pretendías estar desapercibida con ese collar. 

Señaló al collarín colgando de mi cuello, lo sujeto mirándolo con desconfianza, sintiéndome expuesta, atrapada en cuadro paredes y ya me había puesto en descubierto, lo sabía...

No, no lo sabía pero lo averiguaría si seguía indagando, meticuloso con cada cosa a su al rededor pero no se percató de que a mi lado no podía hacer nada sin ser notado, si era descubierta me daría cuenta porque no había escapatoria de aquel laberinto.

—¿Qué tiene el collar?

Lo pensó y luego respondió —. Tiene que te ha unido a alguien como tu protector, extraño y místico, como los une los maldice ya que no podrán separarse fácilmente...

Maldición Charlie. Lo mataría luego, enterrándolo y nadie lo notaría.

Seguimos parloteando o vamos a la acción —pregunté aburrida de su silencio sepulcral que parecía como si fuera a revelar un plan secreto.

Marchamos, tomando el camino a la izquierda, su mano no me soltó y su contacto era frío como un cadáver, su tez era más allá de pálida, no parecía poseer vida en su rostro menos por sus fracciones diseñadas para parecerse a Charlie. 

Era una copia en las fracciones y como si debes fuera cuenta que lo miraba mucho, volteo hacia mi, no preguntó sino que señaló hacia la izquierda de nuevo. Donde habíamos empezado seguíamos, estábamos dando vueltas en el mismo lugar, y sin más él soltó mi mano mientras camino hacia la derecha, luego izquierda hasta que hallamos un camino de rosas, espinas se clavaron arañándome la piel expuesta. 

No resistí todo el camino de las rosas y corrí dejándolo detrás de mi, y como al comienzo sentí que parecía ser humano porque sus palabras siguientes me convencieron aunque era quizás todo lo contrario.

—Procura no morir, no debes, me lo prometes o  nos descalificaran si no llegamos juntos, como equipo, ¿entiendes?

Sonrió. No, no, no sonrió más bien fue una mueca de dolor por sus brazos rasgados por las espinas de las rosas que parecía crecer más y más sin dejar respirar a cada paso que nos acercábamos para terminarlo. 

No asentí, no obstante él entendió y seguimos a paso apresurado sin mencionar palabra. Era silencioso pero también sus ojos decían más que su boca, mil palabras que no pronuncio aunque entendí.

Y una conclusión: debemos ganar... juntos

Forme alianza con un demonio que parecía inocente aunque a la perfección había aprendido que nada en este lugar era inocente y menos si se trataba de un demonio.

—Tú que eres...

—Soy lo que soy, conocido como S.D.

—Nunca vi tu rostro antes, eres familiar de alguien llamado Charlie, es extraño pero son parecidos.

Cuestione casi sin poder evitarlo. Algo me impulsaba a decir lo que pensaba sin procesarlo, sin embargo él parecía sereno al escuchar su nombre.

—Me lo han dicho siempre, nos parecemos, somos tan idénticos que quizás hasta me olvide como soy y simplemente soy lo que soy.

Diferente, era diferente. Sincero, astuto y a la vez retorcido cuando vi esa sonrisa en su rostro, la misma de Charlie solo que más torcida, más pavor causaba y sobretodo por lo increíblemente parecido que llegaba a ser.

—Soy igual a él, ¿ahora? 

Su pregunta era una burla, una llena de ira y a la vez más tristeza. Frío sentí a lo que sus dedos rozaron con mi mejilla, encontrándose con un mechón de mi cabello real el anaranjado y no quito la peluca de encima sino que oculto el cabello suelto hacia dentro de la peluca y advirtió:

NO NECESITO SER ÉL, SOY LO QUE SOY

“Un monstruo en piel de humano, pero seguía siendo peligroso y también seguía siendo extremadamente inmortal“

Pensé y a la vez supe que no era la única confundida por  quien era, mi identidad, ese inocente y a la vez peligroso ser era incapaz de recordar algo más allá de su existencia. Pero sabía acaso que lo convertía en un ser peligroso, era como ver a un infante recién aprendiendo a hablar.

Pero él solo deseaba recordar algo olvidado, y profundamente quería olvidarlo para siempre. Todo lo que tenga que ver Charlie es peligroso.

Debía alejarme y pronto. Quizás terminaría como ellos, dementes sin alma pura y solo dependiente de su magia para su beneficio, tratos para hacer su trabajo, y sus propias vidas sumergidas en la agonía.

No había nada aquí para mi. Ni nada de lo que pueda aferrarme para querer quedarme, a pesar de que lo quería algo obsesivo y demente pero no era suficientemente cuerda ni desquiciada para quedarme en este lugar donde estaba atrapada entre quien soy y quien era.

“No podía permitirme traicionar mi mente y engañarme diciendo que todo pronto mejoraría. Me negaba a creerlo si no podía siquiera escapar de aquí“

Me zafe de su mano que sostenía mi mano y corrí, más rápido y veloz como me lo permitía esos senderos. Pronuncie su nombre en mi ente una y otra vez, sin embargo, no obtuve respuesta de él. 

Lo poco de magia que había aprendido me ayudó, y cree sin saber hacia donde me dirigía un portal, pensé en volver a casa, mi hogar con mis amigos y familiares que no lograba recordar bien sus rostros ya. Los empezaba a olvidar porque sus voces ya solo eran un recuerdo.




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