Ronnie: El consejo del ángel de la muerte

Capítulo 27

Donde tus instintos te guíen, donde nadie te pueda dañar, y donde las estrellas brillen sin cesar. 

W.S.

PARA LA PAZ SE NECESITA UNA GUERRA

Llegan momentos de tu vida donde no te das cuenta que estas en sosiego hasta que llegue la tormenta, y allí es donde comienzas a extrañar algo que antes era normal. 

Es donde empieza la guerra cuando te das cuenta que adorabas cada precioso y aburrido momento con la paz. Pero no solo hablo de ese momento en donde crees que todo es mejor como antes sino en el momento donde ya  seguramente te diste cuenta que no hay vuelta atrás. 

Amabas con locura, esperando que pasara algo que te despierte del aburrimiento o quizás la verdad de tu realidad aunque no sabias que cada día era precioso solo por estar viva. Disfruta, que la noche es joven y te queda mucho por vivir.

Bueno mi realidad cambio desde el fatídico día en que el ángel de la muerte se llevó a mi madre en ese trágico accidente, el cual no era coincidencia sino el destino. Así que daré un consejo antes de que olvides que la unica salida no es huir sino enfrentar el miedo, a tus demonios, y para llegar a donde las estrellas brillen sin cesar ya no habrá más oscuridad solo un término medio, el que desees elegir, tu elección. 

Ronnie

—¿Es la carta que deseabas escribir para ti?

—Si, estoy segura —rectifique y mencione—. Creo que le faltaba algo. 

Y allí es donde mi cuchilla se clavaba en sus entrañas, y también donde el simpático amigo leal de Shill debía cerrar sus ojos para siempre. Nunca pensé que él anticiparía mi estrategia para detener la cuchilla con su daga.

—Creo que alguien detesta mis visitas como doctor —susurro mientras por décima vez en el mes intentaba matarle pero creo que ya era una rutina nuestra. 

Camine hacia donde antes estaba sentada y aunque he de admitir que las dagas y también los té con calmantes  para dejar dormido hasta a un caballo. Nada de eso funcionaba con este ser. Nada.

Planee hasta un homicidio limpio, sin dolor, con los animales que se encuentran rodeando la mansión en donde me encontraba. Pero terminó con el león siendo como un lindo y temeroso gatito. ¡Hasta el gato era más valiente! 

Pensé en mil maneras de desatacarme de quien ahora había tomado título de doctor para ayudarme a estar en control. ¿Y para que se preguntaran? Al parecer para saber que poder es el que domino al ser un espécimen rara en la especie de lunáticos. 

Demonios y hadas, sin contar a las brujas ni mencionar al escalofriante ángel que lleva muerto casi semanas sin que nadie aparezca cerca de mi. 

Volví a ser normal. Humana, y sin nada de poder más que los instintos asesinos hacia seres ahora frente a mi con una mirada que transmitía su amor por mi comportamiento. 

Pero no tenía explicación que desde que apareció mi doctor o más bien entrenador de cosas místicas y desconocidas todo lo que podía hacer era recordar vagos hechizos sin lograr completarlos en mi cabeza. Ni uno solo, y menos poder lograr controlar el hielo.

Era tan extraño como que él sujeto no parecía nada confiable, pero nadie lo era aunque tuviera el disfraz de cordero asustado. Nadie salía impune de no tener inocencia. Todos estábamos locos, por muy dentro todos lo sabemos, siempre hay algo que nos mantiene en la cuerda floja.

Sus besos, esos me mantienen a flote, ¡¿Por que yo termine enrollándome con Charlie?! ¡Un demonio! Y además de todo mis pensamientos solo luchaban por un lema que llevaba diciéndolo desde que lo conocí. 

«Soy Ronnie y no temo a nadie»

—Ronnie, vamos colabora conmigo —Resonó Shill, quien en nuestras sesiones o intentos de asesinato siempre se encontraba viendo a través de un vidrio. 

—¿Y que ganó a cambio? 

Él torció su muñeca, sonándose sus nudillos contra la otra y exigió—: Son órdenes y debes cumplirlas, Hada.

Sin más él vidrio se volvió a poner negro, y el cristalino no volvió a parecer hasta que mis ojos se cerraron del cansancio. Llevaba semanas sin lograr dormir más que una de horas por terror a que ocurra algo mientras duerma. Debía estar alerta o quizás me volvería más loca. 

Si eso se podía. Aunque las mejores personas lo están, ¿saben? 

•••

Algunos se conocen por coincidencia mientras que nosotros nos conocimos por el destino. Si sabrías qué decirle a esa persona que amaras tan fuerte como tu propia existencia fue que no cometa el error de enamorarse de mi para que ni él y tampoco mi corazón sufra a causa del amor. 

Siempre tenia tres reglas para mi corazón quede seguro de tragedias y amores sin finales felices. 

  1. Nunca te olvides de quien eres
  2. No luches contra imposibles
  3. Sin motivo nunca por nada del mundo enamorarse 

Esas reglas eran irrompibles pero el rompió mis barreras, mi burbuja de protección, y termine rompiendo mis propias reglas convirtiéndose en mi imposible. Un imposible en un lugar donde todo era posible hasta destruir mi mundo. 

Aquellas reglas eran importantes fueron las que cree con Bella, mi amiga la cual parece que no terminó en el mismo camino que yo, luchando contra un imposible porque es rehén de sus impulsos. En una prisión donde las llaves las tiene ella misma, ella es un peligro para sí misma como yo. 

—¿Creo que es hora de hacer nuevas prioridades? 

Lo se. Se que ese ser hacía algo contra mí y mis pensamientos. Usaba la técnica de Charlie en los sueños aunque lo sentía no sabía que hacía con exactitud pero lograba que al despertar sintiera al borde de la muerte. 




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