Después del incidente de Dana no había salido con nadie más, salía con mis amigos e iba seguido a casa de mi madre cosa que me mantenía ocupado aunque aún seguía intrigado por la chica que vivía al otro extremo de mi piso, ella solo salí o muy temprano o simplemente era un fantasma.
-Erza... Erza... ¡ERZA!-el grito fuerte de Neal me hizo volver a la Realidad.
-¿¡QUÉ!?-respondí al unísono.
-estas distraído... Concéntrate-dijo Axel mientras se levantaba del asiento donde estaba su batería-¿Qué te perturba hermano mío?-
-hace unos días... Vi a una chica al otro lado del piso...-dije mirando al suelo de la habitación.
-¿Y?... ¿Qué hay con ella?-pregunto Neal mientras tomaba una botella de agua.
-no lo sé... Es que... Mejor olvídenlo no vale la pena-dije mientras nos concentramos en tocar de nuevo, pero sencillamente no podía olvidar esos ojos verdes que me seguían hasta en lo más profundo de mis sueños.
Tocamos por un rato más hasta que el móvil de Neal vibro, contesto y nos miró serios a todos.
-entiendo... Si... Se los diré... Iremos en un momento...-colgó, nos miró serio a Axel y a mí-el abuelo acaba de fallecer...-
Nos quedamos mirando al vacío, simplemente la persona que más amábamos se había ido, sin decir nada me fui en mi auto hasta el hospital donde estaba recluido mi abuelo a para desmentir aquello que se nos había dicho, entre casi corriendo hasta su habitación para encontrar la cama vacíos. Mire a una enfermera en el rincón de la habitación y la tome de los hombros.
-¿Dónde está?-dije agitado.
Ella no respondía, podía oír su respiración agitada y levantó la vista para encarar la situación. Sus ojos verdes conectaron con los míos mientras abría sus labios lista para darme una respuesta.
-El Sr. Maddox está en la morgue... Fue llevado hace cinco minutos-susurro mirando el suelo intimidada.
Me habían puesto el nombre de mi abuelo porque decían que tenía un gran parentesco, él me había enseñado todo lo que sabía sobre la vida y como vivirla aunque yo usaba sus palabras para vivirla a mi manera. La chica permanecía doblando las ropas de mi abuelo con bastante cuidado mientras ponía todo en una caja, ella no hablaba mientras lo hacía simplemente miraba al vacío.
-¿Cómo te llamas?-pregunte mientras me limpiaba las lágrimas.
Ella se encogió de hombros debatiendo si decirme o simplemente ignorarme, una vez que termino me entrego la caja y susurro con una voz apenas audible.
-Amy...-fue todo lo que dijo saliendo de la habitación, me quedé parado con la caja en mis manos y solté un par de lágrimas antes de ir a mi auto.
...
Había pasado una semana desde la muerte de mi abuelo aún seguíamos de luto mis hermanos y yo, aunque había reconocido a esa chica no me había animado hablar más con ella.
-¿En qué piensas Erza?-pregunto mi madre sacándome de mis pensamientos.
-nada... Solo pensaba en la chica del hospital que cuido de mi abuelo...-dije serio.
Ahora fue mi madre la que se quedó mirando el suelo pensando.
-Invítala a la fiesta de despedida de tu abuelo-dijo con una sonrisa-seguro que a tu abuelo le hubiera gustado... Ya sabes que se la pasaba hablando de una enfermera que lo cuidaba muy bien-
-quizás... Pero no sabemos si es la chica que conocí el otro día... Pudo haber sido cualquiera-dije terminando de comer.
-pues no pierdas el tiempo y ve-dijo mi madre con una sonrisa dulce.
Me levanté de la mesa y bese la frente de mi madre para salir corriendo de la casa a mi auto, conduje hasta el hospital, entre con la esperanza de encontrarla y no me equivoqué estaba atendiendo a una niña que le leía un cuento, su voz suave calmaba a la pequeña hasta dejarla dormida. Aproximadamente eran las nueve y cuarenta de la noche así que me acerque a ella tomándola por sorpresa.
-hola-dije llamando su atención.
Ella me miró y bajo la cabeza.
-h... Hola-dijo tímidamente.
-¿Me recuerdas?-dije haciendo que levantara la vista un poco.
-s... Si... Eres el nieto del Sr. Maddox-susurro mientras tocaba uno de sus mechones de cabello.
-veras... Harán una fiesta de despedida para mi abuelo... Él siempre hablaba de una chica que le daba la mejor atención en todo el hospital y supuse que eras tú... Así que ¿Quieres venir?-estaba nervioso no sabía si aceptaría ya que jamás nos habíamos dado hablado.
-ahh... Yo... No creo que sea apropiado que deba ir-dijo temblando.
Me quedé mirándola y solté una respuesta de inmediato para persuadir.
-claro que lo es... Tú cuidaste a mi abuelo mucho tiempo y lo hacías sentir como en casa... Es justo que asistas-dije levantando su rostro.