Rosa Carmesí

Miedo Repentino

Capitulo 8 Miedo Repentino

Ambos en silencio, sentados en el sofá, ninguno de los dos hablaba, él leía un libro y yo contemplaba la taza de café caliente en mi mano

Tenía miedo por primera vez desde que lo conocí, pero esta vez era un miedo verdadero, quería irme a alejarme lo más posible de él, pero a la vez no porque tal vez el miedo que sentía no era hacia él

Yo me levanté de golpe y mi corazón se aceleró cuando él se levantó del sofá, el café me callo sobre las piernas haciendo que me empapara la ropa y que me quemara por el calor

—eh, yo me voy a limpiar— él me miró confundido por mi ración, parecía un gato asustadizo por el agua, así qué corrí rápidamente a mi habitación, cerré la puerta suavemente sin que hiciera ruido

Suspire para relajarme y luego el café empezó a doler sobre mi abdomen y mis piernas entre en el baño y lave mi rostro ignorando el ardor

—Elizabeth— dijo su voz al otro lado de la puerta

Yo lo ignoré y traté de limpiar mi abdomen con un pañuelo. Tire una tijera de la mesa del tocador, intente agarrarla en un movimiento torpe, lo que hizo que callera en mi pierna y le hiciera una cortadura en el muslo

—¿Qué tan afilada estás?— dije recogiendo la tijera que estaba en el suelo, la deje sobre la mesa y recordé a Carl el cual estaba él la puerta plantado esperando que le respondiera

—¿Está bien?— dijo él

—algo— me acerqué en la puerta dudosa de sí abrirla o dejar que se aburra y se vaya

Pero la abrí

Mire sus ojos fijos en mí y específicamente en mi pierna y la sangre que cae de ella

—Me corté— murmuré— con la tijera, está afilada

Él asintió y yo intenté alejarme hacia la cama, el tomo mi muñeca impidiendo en que me alejara de la puerta, me sentí confundida, pero a la vez el miedo que sentía momento antes

Estalló más fuerte que nunca

Yo intentaba jalar la mano hacia mí, pero él era muy fuerte. Lo que hizo que el miedo incrementara más y mi corazón sé acelerara

—Mierda, duele.

Después de unos minutos de jaloneo, se escuchó un golpe fuerte en la cocina, el cual lo distrajo por un momento. Yo tomé la oportunidad y jalé mi muñeca para liberarla y salir corriendo fuera de la habitación y cerré la puerta con seguro, así él no podría salir, suponía.

Caminé por el pasillo que llevaba a la cocina para ver que había sido el ruido, al llegar vi a una mujer tirada en el piso, se veía mayor de unos 60 años, tenía el cabello por los hombres de color negro con algunas canas, pero su rostro tenía pinta de ser muy mayor

—Señora se encuentra bien— Yo corrí así a ella y me postré a su lado como un instinto vago de ayudar a una persona mayor y la idea de que no podía hacer nada que mi hiciera daño— Espera, ¿qué?, como entro aquí

—¿Dónde está él?

—¿A quién se refiere exactamente?— Pensé que se refería Carl, pero recordé cuando me dijo que no le hablara de él a nadie

— Al escuincle— dijo ella de forma hostil

—Señora, ¿puedo saber cómo entro?— insiste, pero pareció que no le importaba

— Chica, no es momento de hablar de eso. — Ella se levantó y fue en dirección al pasillo donde estaba mi habitación.

—Alto, señora, no debería de entrar allí —Ella entró en habitación y cerro la puerta de inmediato con brusquedad.

Se escucharon algunos golpes y gritos provenientes de una voz masculina la cual deduje que se trataba de Carl, después de un rato ella salió, al mirar dentro de la habitación, él estaba inconsciente en el piso con la mandíbula llena de sangre, luego ella cerro la puerta y fue a la cocina.

—Señora, ¿puedo saber qué paso ahí dentro, que fue lo que usted le hizo?— dije confundía y aterrada por ver y escuchar esa escena

—Chica, esto te será de utilidad —Ella tomó mi mentón y me miro a los ojos —Charlotte, tus ojos azueles no cambian.

—¿Por qué ahora usted también me llama así?

—Luego lo sabrás, no te preocupes, todo saldrá bien, tú solo haz caso —Yo confundida solo me apoye a la pared y me deje caer al suelo, ella después se fue en un abrir y cerrar de ojos.

—¿qué mierda acaba de pasar?— dije mirando el techo mientras me abrasaba a mí misma

Abrí la puerta de la habitación, la cual estaba al lado mío, entre gateando y me senté mirándolo, él estaba sentado en el suelo, apoyando su espalda a la cama.

—Oye, ¿estás bien? – estaba frío como de costumbre, parecía estar dormido o mejor dicho desmayado

Yo lo tome de los brazos y lo arrastre hacia fuera, lo dejé en el pasillo, coloque una almohada bajo su cabeza y una manta la cual tapaba su rostro, así no parecerá tan cruel, yo entre en mi habitación.

— qué día tan largo— dije suspirando para mí misma ya eran las 9 de la noche, así que me acosté a dormir.

—Mierda, no puedo dormir —Ya había pasado tanto rato intentando dormir, pero no podía, así que salí de la habitación y él estaba tirado en el suelo de la entrada.

Yo estaba medio dormida, así que me tropecé con su pierna, la cual después pateé.

—Idiota – yo di media vuelta e iba a entrar a la habitación de enfrente, pero el tomo mi tobillo —¿estás despierto?

—¿Yo debería de preguntar eso?— dijo el de forma sarcástica

—Oye, ¿estás bien?— mi voz sonaba preocupada, lo que me sorprendió a mí misma

—Si lo estoy, hora vete— Él jaló mi tobillo hacia él y me hizo caer de bruces contra el suelo duro y frío

—Idiota— yo me levanté y él soltó una risa burlona.




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