Rosa Carmesí

Esteban

Capitulo 12 Esteban

Al fin de esperar tanto rato, Emma bajo con un lindo vestido rosa pastel de flores, de hombros caídos y unas lindas zapatillas, extendiendo sus brazos para abrazarme.

—Hola, Emma. —Ella se lanzó a Mis brazos esperando que yo hiciera lo mismo con ella, yo la abrasé, sin mucha emoción, ya que no me gustaba dar abrazos, ella miró detrás de mí al chico que se tomaba la nariz como si se le fuera a caer

—¿Quién es este chico? —Pregunto ella confundida mirando el taxista.

—Mi taxista, creo que le rompí la nariz de un puñetazo.

—¿Crees?— dijo el taxista.

—Dios ni siquiera sé por qué te sangra tanto

—Oh, yo que pensé que era tu novio. —Dijo Liam detrás de Emma mientras fumaba un cigarrillo —¿Para cuándo un novio? Ya tienes 19.

—Cállate, además solo tengo 16 —dije dándole una patada en la canilla, la cual se agarró con dolor —O ¿a caso quieres que también te rompa la nariz?, fumador compulsivo.

—Está bien, está bien – él se sentó dispuesto a quedarse callado en un sillón

—Emma, ¿podrías acompañarme al hospital? —ella colocó una mueca extraña donde se podía leer la palabra no

—No lo se Elizabeth, estoy ocupada por lo de la fiesta y...

—Por favor Emma, ayúdame —En ese momento surgió una idea en mi cabeza, si yo iba sola tenía la excusa de por qué llegaría tarde a la fiesta y así no estar tanto tiempo ahí hasta librarme de ir. —Sabes Emma yo iré sola.

—Lo que vayas a hacer, hazlo rápido —dijo el taxista con desespero.

—Ok vámonos ya —el taxista se levantó y me siguió —Emma, casi lo olvido, el vestido.

—Mierda —murmuro el taxista frenando en seco.

—Sí, claro, aquí tienes —ella me lo dio con una sonrisa en su rostro y salimos al carro.

—Bueno, ¿tú sabes manejar? —él me preguntó con expresión de angustia, al ver que yo me senté al volante.

—Sí, pero si llegas al hospital con otro daño no respondo, además apuesto que manejo igual que tú —dije con una sonrisa en el rostro, mientras él se ponía con desespero el cinturón de seguridad.

Me reí para mis adentro y encendí el coche, en ese momento paso por mi mente las imágenes de cuando choque el coche de Iván, era su primer coche con 16 años, yo tenía 14 y lo estampe contra la entrada de la casa de mis padres haciéndole una abolladura al pobre coche de segunda mano

Me prohibieron rotundamente volver a conducir, Pero mis padres no sabían esto

Después de un largo camino, la lluvia no paraba y caía cada vez más fuerte.

Después de llegar al hospital, los doctores atendieron a Esteban, o así se llama, me dijeron que no le había roto la nariz, pero que había sido un golpe fuerte y le estaban suministrando medicina para el dolor, pero que iba a estar bien.

Yo estaba en la sala de espera mirando a la gente que entraba, algunos con lesiones y otros peores. Después de un rato empecé a utilizar mi móvil, tenía 2 llamadas perdidas de Emma y varios mensajes diciendo que a qué hora llegaría, Emma volvió a llamar.

—Hola Emma, ya sé que estoy tardando, no necesito que me grites, estoy en un hospital lleno de gente que está ...— dije yo después de responder, con voz suave y lenta, pero me interrumpió antes de que siguiera

—¿¡SE PUEDE SABER DONDE ESTÁS!? —dijo ella molesta, se le notaba en la voz.

—¿Pues resulta que casi le he roto la nariz al chico y ahora estoy en el hospital ¿ok? Y ya te lo había dicho— Yo trataba de excusarme para que no se molestase tanto.

—Bueno, está bien, pero será mejor que no tardes, adiós— dijo con enfado y yo puse los ojos en blanco

Una señora que llevaba llorando a mares durante unos 20 minutos me miro con enfado y yo le sonreí nerviosamente

Mire a Esteban, el cual caminaba hacia mí y se veía mejor que unos momentos antes cuando lloraba del dolor.

—Hola, sí... ¿Cómo estás?

—Mucho mejor, gracias por traerme —él me miró con una leve sonrisa y yo hice lo mismo, yo esperaba una ración más agresiva de su parte, lo que me sorprendió.

—Oye...

—¿Pasa algo?

—Primero, ¿me puede llevar de vuelta a mi casa? Segundo lo siento —sentí que algo me daba por dentro, no me gustaba disculparme, y pensar que lo tenía que hacer por culpa de ese idiota no ayudaba mucho

—Está bien. —Dijo sin molestarse, lo cual me pareció extraño

Caminamos hasta la entrada donde la recepcionista me miro raro por alguna razón, tal vez pensaba que éramos pareja y que le golpee por una discusión

Él se subió de conductor y yo de copiloto. La lluvia paraba cada vez más hasta que ya era solo llovizna, hacía frío y la hora no ayudaba, pues ya era las 7 pm

—Emma me va a matar.

—Emma, ¿es la chica de hace un rato? – él me volvió a mirar.

—Sí... pero yo no quiero ir a su fiesta.

—Entonces, no vayas. —Como si eso fuera fácil cuando se trata de Emma.

— No es así de fácil, además no quiero ir sola. —dije dejándome resbalar por el asiento —oye, ¿tienes algo que hacer esta noche?

Mi pregunta le tomó o por sorpresa, pero más a mí misma

—No, después de dejarte, iré a mi casa.

—¿Te gustaría ir conmigo?... ¡Por favor!

—Eh, ¿yo? —hablo con duda en su voz, como si tuviera algo mejor que hacer

—Sí —dije con entusiasmo.

—Creo, que está bien —él seguía dudando.

—Gracias —dije abrazando su torso y el carro se sacudió.

—No sigas causando daños, por favor.

Después de un rato noté que era una persona agradable, amable y compresiva. Él me dejó en mi casa y se fue a la suya.

—Te buscaré a las 8 pm —dijo sacudiendo la mano en señal de adiós mientras encendía el carro

—Está bien, adiós —yo también sacudí la mano, observe como se iba fuera de mi vista y suspire. Entre a la casa, todo estaba silencioso y tranquilo.

—Menos mal, no está ese idiota —cerré la puerta detrás de mí mientras contemplaba el vestido de Emma.

El vestido de Emma era uno negro con muchas capas y mangas de encaje con unos zapatos pequeños.




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