Rosa Carmesí

Celos

— Mierda Emma, ¿Qué haces con él?— yo la tome del hombro y la jale hacia mí.

—Que pasa, ¿lo conoces? A mí me parece que es agradable— dijo ella con una sonrisa en sus labios

—Agradable tú, ¿se puede saber tú que haces aquí?— lo fulmine con la mirada, pero no duro mucho, al mirar sus ojos pude notar que me examinaba de pies a cabeza

Volví mi mirada a su rostro, sentí que mi cara se ponía roja, se veía... atractivo, yo tape mi rostro con mis manos, dios sentía vergüenza de solo mirarlo

—¿Estás bien?— pregunto él mirándome con cierto tono de burla en la voz.

—Tú cállate y vete— dije molesta de sentirme así y a la vez avergonzada

Esto tenía que ser el efecto del alcohol o me estaba volviendo loca

—¿Por qué se iría? Se puede quedar, además así no estarás sola—dio un pequeño golpecito en mi hombro y después soltó una risa suave, Emma se acercó a mi oído y susurro —Él es más apuesto que el taxista.

—Cállate por dios. Vete ya, Liam te está llamando —Emma miro hacia la pista y la empuje hasta casi hacer que se tropezara

—Ok, adiós— ella se fue moviendo la mano con una sonrisa. Nos dejó solos.

—Menos mal se fue, ahora me dirás ¿Qué haces aquí?— enarque una ceja, mientras hablaba de forma interrogativa

—Crees que te iba a dejar sola, después de que te tomaste dos botellas de tequila— su voz me reclamaba mientras se acercaba mi y pude verlo con mejor claridad

—Fue solo una... creo. — dije en voz baja, pero era mentira, podía jurar que habían sido más —Pero igual, yo ya me iba. — Él se acercó a mí con una sonrisa y tomo mi mano guiándome a la salida.

—Entonces vayámonos.

Después de salir caminamos en silencio, él no soltaba mi mano, la sostenía tan fuerte que me empezaba a doler un poco.

—¿Quién es el chico de hace un rato?— dijo en tono molesto, mientras me miraba y me acomodaba a su lado para que no cayera al suelo

Paso su mano por cintura mientras la que tenía en su cuello y sostenía la apretaba con fuerza y él no parecía darse cuenta

—¿Estás celoso?— lo miré en tono de burla en medio del alcohol —¿Qué te importa?— solté una risa que tal vez si no hubiera estado borracha nunca la hubiera hecho, él me miró y apretó aún más mi mano— au mierda mi mano, ¿podrías soltarme?

—No hasta que me digas —él la apretó más y dolía.

— No te diré nada hasta que me digas como me encontraste y ¿por qué me espiabas?

— ¿Quién dijo que yo te espiaba? Si no me dices, entonces no te la soltaré— él la apretó más.

—Ok, a mí me da igual, haz lo que quieras —aunque intenten taba soltarme, no podía, me duelen los dedos y la muñeca era lo único en que pensaba

Después de caminar por un rato, llegamos a un pequeño mirador que daba a toda la ciudad. La vista era muy bonita y las luces alumbraban todo.

— ¿No crees que es bonita la ciudad desde aquí?— dije mirándolo a ver si soltaba mi mano, no lo hacía — ya suéltame por favor— suplique

— Está bien— soltó mi mano y la sostuvo esta vez más suave— Creo que tienes un moretón.

— ¡¿En serio?! No me digas, como podría ser eso posible, ¿verdad?

Él me sostuvo más fuerte de la cintura mientras me tambaleaba hasta casi caer, lo mire a los ojos fijamente e hizo lo mismo

—le pareces guapo a mi amiga— dije sin pensarlo y casi tartamudeando, recosté mi frente en su pecho y cerré los ojos tratando de concentrarme en mis pensamientos— pero aléjate de Ella tiene novio y lo más probable es que se casen tengan hijos y yo me quede sola

—Elizabeth— dijo con una voz suave y cariñosa que jamás había escuchado.

—¿Sí?— yo me giré para mirarlo a los ojos, esos ojos verdes que son tan hermosos, pienso que nunca lo había notado.

La noche era oscura, pero la luces de la ciudad iluminaban todo a nuestro alrededor. Él me tomó del el cuello llevándome hacía él, después de unos momentos sus labios se posaron en los míos, los rozaban lento, pero con fuerza, sus labios son tan suaves y cálidos, me hacían sentir añoranza, de algo que fue y ya no más.

Mi corazón latía como un desesperado y el efecto del alcohol no ayudaba, el mundo me daba vueltas por su beso, lo cual me tomo por sorpresa, mi cuerpo se estremeció

El beso paro y me tomo de la mano y la cintura, yo lo seguí, lo seguiría hasta el final

Él no era el indicado, pero era mi favorito




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