SEBASTIÁN DUARTE
En la fábrica de ropa exclusiva, la cual pertenece a la familia Duarte desde tiempos inmemorables. Revisó las actividades del día, una que otra reunión con los accionistas, juntas con el consejo de finanzas, nada fuera de lo normal.
Oficina de Sebastián Duarte — contesta Paola sacándome del entresuelo donde estoy sumergido, sacudiendo la cabeza de un lado a otro. — por supuesto señor — dice ella y sé que se trata de mi padre, pues siempre se ponía seria al contar sus llamadas. La veo colgar y luego se acerca hacia donde estoy — jefe su padre lo espera en su oficina.
— ¿Es muy urgente?
— Al parecer sí, señor
— Creo que los tendré que revisar esto después... — cerrando los documentos de la computadora, poniéndome de pie y acomodándome la chaqueta, para salir de la oficina, subí por las escaleras de servicio hasta el último piso donde está presidencia.
Al llegar me encuentro con Sabrina, la secretaria de mi padre, ella al verme sonríe de manera amable.
Sabrina es una mujer de 45 años muy bien conservada y atractiva para su edad. Mi madre siempre ha sentido celos de ella y ha intentado en algunas ocasiones que mi padre la despida, pero él simplemente no lo hace, argumentando que es una excelente empleada.
— Hola Sabrina — la saludo parado frente a su escritorio.
— Hola, señorito Sebastián... — habla con auténtica ternura — su padre lo espera — asiento con la cabeza y cuando reanudo el camino su voz me detiene — mucha suerte...
Al entrar a la oficina siento que algo no anda bien, esa sensación me agobia un poco, pero sacudo la cabeza restándole importancia. Una vez dentro veo que mi padre no se encuentra solo, en la oficina se encuentra mi madre, don Jorge el presidente de una de las empresas más importantes del país, su hijo Mario que hacía unos años había decidido cambiar de sexo y ahora exigía que lo llamaran "María" mis hermanos y otros miembros de ambas familias.
— Buenos días — saluda mi padre a lo que le respondo con la misma palabra — sé que están ansiosos por saber el motivo de esta reunión, pero necesito informarles algo muy importante, cómo ustedes saben queremos engrandecer el negocio y nada mejor que fortalecer nuestras alianzas con el grupo TelaModa.
El corazón me comenzó a latir con mucha rapidez, por fin se va a concretar el convenio que por años hemos intentado firmar. la temperatura es cálida pero la cara de Don Jorge y de mi madre reflejan que algo está a punto de suceder y a mi no me va a gustar.
— Antes de continuar quiero que sepan que Sebastián seguirá en la presidencia, y me gustaría que lo apoyen a como lo han estado haciendo en estos últimos años, sin prejuicios por su sexualidad, ni nada por el estilo.
" que no soy gay — susurre, poniendo los ojos en blanco.
— dejame anunciar la buena nueva... — interrumpe Don Jorge levantándose con gran alegría, mirando a los presentes.
— Mi hija" María" se casa con Sebastián Duarte así lo hemos acordado Don Samuel su padre y yo... La boda se celebrará en mi casa y están todos cordialmente invitados.
Casi al instante, mi corazón comienza a latir con fuerza, aprieto las manos con furia, mientras un calor invade mi cuerpo con enfado, la tranquilidad que minutos antes tenía se a disipado por completo al escuchar semejante anuncio; es tanto el coraje que siento que puede explotar ahí mismo. Quiero gritar, maldecir y dejar todo tirado, pero si lo hacía mi padre me deshereda aquí mismo. Por lo que respiré profundo, intentando mantener la calma, cerré los ojos por unos segundos para después abrirlos y mirar a "María" quien tiene una sonrisa de felicidad de oreja a oreja.
Ambas familias se quedan en completo silencio, mientras Maria me mira con fascinación ante la atención recibida por mi parte.
— Pues yo encantada, si quieren me caso aquí mismo — se levanta el hombre de su asiento con estilo femenino, camina dando pasos de pasarela, para luego ponerse a mi lado sujetando mi brazo.
— ¿Qué es esto padre? — dije sacudiendo mi brazo para quitarme a "María" de encima — yo no me voy a casar con él.
— Ay porque no. Si somos uno para el otro. — dice el sujeto pegándose de nuevo a mi cuerpo como un chicle — si nos vemos divinos juntos, aparte yo te puedo hacer feliz.... Podemos tener un gato para cuidar y si tu quieres hasta un perro... Y vivir donde tu quieras, por mi no hay problema — concluye tocando mis tonificados músculos del abdomen.
Con algo de enojo Mire al sujeto vestido de mujer, con peluca, uñas largas y zapatos de tacón,
— porque no soy gay
— ¡Cómo que no! Si salió por todas las noticias... Y para mi te veías encantador ¿Apoco no...? — interrogó mirando a su alrededor para luego darme un beso en la mejilla
— ¡Eso es falso! — grito levantándome de la silla. El corazón me late con fuerza por lo que diré pero en este justo momento no encuentro otra salida... — simplemente eso era parte del show — gruñí quitándoselo de encima y limpiando mi mejilla. — no soy marica tengo novia y la quiero mucho.
— ¿Cómo que tienes novia? — repite dando varios pasos atrás.
— Sí, se llama Rosita
— Que lastima... Y yo que soñaba con tener hijos contigo. — gruñe dando media vuelta sentándose de nuevo en la silla.
Arrugue la cara en señal de desprecio, mientras veía a mi padre serio.
Don Jorge levanta enfrentándome
—¿Cómo que todo esto es falso? He vino hasta aquí porque mi hijo está encantado contigo y tu padre me lo ha a confirmado, para que ahora salgas con que tienes novia.
— Deberías hacer la tarea antes de emitir juicio contra mí y no es que tenga algo en contra de los homosexuales sino que no lo soy. Simplemente me gustan las mujeres tanto como me gusta el chocolate y el café.
— Creo que es mejor dejar esta reunión para después — la voz grave de mi padre me deja callado, sabía que me había pasado con mis palabras, pero no quería seguir con este juego absurdo y nada coherente
Editado: 18.09.2022