*Narra Rosalie:
Una vez instalados en Vancouver, nuestra localización obligada por el desliz de mi futuro esposo, empezamos a organizar la boda con Esme. Estaba tan feliz que ni los recuerdos de mi vaga existencia humana me podían apenar. Viajamos a Paris a buscar un vestido de novia adecuado para mi, aunque obviamente cualquier cosa que me ponía se opacaba con mi belleza sobrenatural. Estuvimos una semana fuera, fuimos solas, ya que el novio no podía ver el vestido. Queríamos mantener las tradiciones al máximo. Al volver Emmett me esperaba ansioso. Al verme corrió y en menos de un segundo ya estaba a mi lado abrazándome como un peluche… .
-Te extrañé tanto. -Me susurró al oido.
-Yo también amor, nunca me había separado tanto de tí… .
-Ejem Ejem. -Tosió fingidamente Esme esperando el abrazo de su Emmett.
-Oh Esme a tí también te extrañé mucho, la casa no es lo mismo sin tí. No sabes cuantas peleas tuve con Edward... ups!
-Ah par de neófitos, ¿cuándo aprenderán a comportarse?- dijo sonriendo amablemente.
-Vamos a casa ya-dije tomando marcha...
Emmett tomó mis maletas y las de Esme, y cuando quería tomar el gran saco que traía mi vestido lo detuve.
-¡NO!, éste lo llevo yo, no quiero que lo veas..
-Cariño. no es muy difícil adivinar como te verás dentro de él...
Por eso también lo amaba tanto. El me daba mi cuota de adoración diaria más que ningún humano. Al entrar en casa noté que Carlisle no estaba, seguramente tenía un nuevo caso. Su estadía en esta ciudad les caía muy bien al hospital poco capacitado. Edward se encontraba de caza muy cerca, ya que podía oírlo.
Esme tomó sus maletas y subió a su habitación. Emmett tomó las mías, las dejó en la nuestra y volvió antes de que pudiera extrañarlo. Dejé el saco de lado y lo abracé con pasión. Lo besé por toda esa semana que no lo hice.
-Está todo listo. Carlisle eligió nuestra nueva casa. Edward se encargó de la iglesia. Estará alquilada sólo para nosotros. Se que quieres que todo el pueblo te vea pero Carlisle dijo que no era bueno que yo me involucrara con tanta gente por ahora. Sólo el sacerdote estará presente y por supuesto, los Cullen. Sólo falta algo.
-¿Qué nos olvidamos?
Se puso de rodillas, metió su mano al bolsillo y sacó una pequeña cajita roja acolchonada. Era lo que yo pensaba. Dentro estaba un anillo hermoso con un rubí al centro adornado con un pequeño diamante. Tenía inscrito "Mi ángel".
-Ahora es oficial.-dijo sonriendo satisfecho.
-Es realmente hermoso- y puso el anillo en mi dedo.
-No, tu eres hermosa. El anillo ni se nota puesto en tí. Es increíble. ¡Pero que afortunado soy! Tengo a la mujer mas maravillosa y bella del mundo y se va a casar conmigo.
Me tomó en brazos eufórico riendo a carcajadas de felicidad. Yo estaba en el aire, y lo besé así mismo. Fue un beso de esos intensos que nos dejaban sin memoria.
Me iba a casar y el novio era el más maravilloso. Era mi complemento perfecto. Todo lo que busqué. Y este fin de semana nuestro amor se concretará bajo la ley humana. Seremos marido y mujer y no puedo esperar a que sea así.
*Narra Emmett:
Una semana… siete interminables días fueron demasiado tiempo para estar lejos de ella, era increíble lo que… mi futura esposa había provocado en mi. No pude viajar con ella a Paris de compras por las… "tradiciones". Para qué tantas cosas pensaba yo, solo necesitamos un sacerdote, la iglesia y listo, si con el vestido que usara se vería increíblemente hermosa. Pero estaba seguro que lo estaba disfrutando, yo la consentía en cada cosa que deseaba por supuesto, y si tenía q soportar unos días mas para eso… lo haría. Aunque la espera sería insoportable. Esme la acompaño, obviamente, eran las únicas mujeres en la familia. Y aunque Edward hubiera querido ir, que lo dudo, se lo hubiera impedido. Si yo no puedo estar cerca de mi ángel, él tampoco.
Cuando llegó al fin… corrí feliz para abrazarla por los eternos días sin ella.- -Te extrañé tanto.-le dije aliviado por tenerla de nuevo conmigo.
-Yo también amor, nunca me había separado tanto de ti...
En ese momento Esme fingió toser para que soltara un momento a Rose y saludarla también a ella.
-Oh Esme a ti también te extrañé mucho, la casa no es lo mismo sin ti. No sabes cuantas peleas tuve con Edward... ups! – jajaj, seguramente nos regañaría después por nuestro inmaduro comportamiento.
-Ah par de neófitos, ¿cuándo aprenderán a comportarse? - . que gracioso suena la palabra neófitos si lo dicen de esa forma. Jaja. Aun no me puedo tomar todo tan seriamente. Bueno… en realidad lo de neófito no da risa si lo vemos desde lo que pasó aquella vez…Mejor no recordar.
Tomé las maletas de Rose y Esme, pero cuando quise llevar el saco extra de Rose me lo impidió y decidió llevarlo ella, para no verlo. Obviamente era su vestido de novia. Pero yo no lo vería si no lo quería así. No discutí.
-Cariño. No es muy difícil adivinar como te verás dentro de él... dije mirándola y por mi mente pasaba Rose caminando preciosísima… con ese vestido desconocido hasta el gran día. También imaginé la pobre cama q a continuación seria la próxima victima. Jajaj Pero prometo controlarme. Aunque cuando estábamos juntos nos nublabamos completamente. Si lo intentaría, pero… dudo que me acuerde a los cuantos segundos.
Cuando llegamos a casa, dejé las maletas en la habitación y volví para abrazar y besar a mi ángel. Ella me respondió como si pensáramos lo mismo, cada vez que sus labios tocaban los míos mi mente viajaba a cualquier parte pero siempre estábamos los dos, apasionados como si el mundo se terminara y no existiera nada mas.
Por supuesto que el mundo no se acabaría nunca para nosotros, tenemos toda la eternidad para amarnos como lo hacíamos ahora, y eso que aun no llega el gran día para sellar lo más importante, ese día que mi Rose soñó tanto cuando era humana, aunque esta vez seria diferente. Yo no haré nada que le pueda recordar sus malos momentos junto a ese idiota. Seré completamente diferente, un hombre protector, que la defienda de cualquier cosa y de cualquiera, alguien a que ella desee tanto que no necesitará nada más, seré su hombre perfecto.