Rosalie y Emmett, su historia

Cullen VS Quileutes: El tratado

*Narra Emmett:

Había pasado una semana desde que el perfume se rompió, y desde que Rose decidió que nuestra vida amorosa iba a ser nula por todo un mes. Intenté mil formas de seducirla pero ella tenía más autocontrol que yo. Un día llegué de cazar y me embarré a propósito. Usé el baño de nuestra recamara y tomé una ducha. Salí del baño solo con una toalla abajo, y el resto al descubierto. Hasta yo me encontraba deseable, pero ella, nada. Me miró y siguió peinando su cabello. Guardó su set de belleza y se fue escaleras abajo. Nada hacía cambiar a mi esposa de idea.

*Narra Rosalie:

Emmett estaba usando todas sus técnicas de seducción, pero lo que él no sabía es que yo tenía que hacer un autocontrol casi tan grande como esa vez que casi probé sangre humana. Un día salió de su "ducha" con apenas una toalla, y el torso desnudo y mojado. Dios nunca lo había visto así. Tuve que seguir concentrada en mi peinado o si no el castigo por mi perfume quedaría en nada. Estaba a punto de caer cuando empezó a vestirse así que decidí irme de esa habitación de la tentación. Emmett sabía que este castigo no sólo era para él, si no que yo también sufría con eso.
Aquella tarde decidimos ir de caza Carlisle, Edward, Emmett y yo. Esme se quedó reparando unos muebles antiguos que compró a bajo costo. Era una tarde un tanto soleada así que íbamos con cautela por el bosque, ya que nuestra piel brillaba un poco por los reflejos que salían de los árboles. Encontramos un venado y Edward con Emmett lo atraparon. Fuerza y rapidez: el mejor complemento. Nos acercamos al lugar donde tenían a nuestra cena y comenzamos a alimentarnos. Cuatro vampiros hambrientos contra un venado. Que escena. De repente Edward se detiene. ¿Acaso ya se había saciado?. Pero entonces yo también pude sentirlo. Eran pasos. Venían corriendo al menos cinco personas. Miré a Emmett asustada ya que él se estaba alimentando y venía un buffet aún más delicioso en camino. Pero me calmé al ver el tono dorado en sus ojos. Ya estaba saciado. Los pasos seguían acercándose y yo empecé a preguntarme por que aún no nos íbamos.
-Debemos quedarnos. – Respondió Edward. - Son indígenas de la zona, saben de la existencia de nuestra raza y vienen con el fin de matarnos.
-¡Con mayor razón debemos irnos!. Hoy no es un buen día para pelear, menos con indios. - Reclamé casi en pánico.
-No son indios como otros. Como dije, ellos saben de los vampiros, los han visto y… , han sufrido de sus ataques. Piensan que somos iguales. – Explicaba Edward a velocidad vampírica mientras leía las mentes de los visitantes. - Si vamos a quedarnos en Forks al menos intentemos convencerles de que no somos lo que ellos piensan.
-Déjenme hablar con ellos niños. – Intervino Carlisle. – Yo mismo los convenceré de que no somos como otros.
Dicho esto cinco hombres vestidos con pieles de animales y colas de lobos aparecieron entre los árboles. Venían como en manada, uno al frente, dos detrás de éste protegiéndolo y tres más esparcidos alrededor listos para atacar. Se veían muy seguros de si mismo lo cual indicaba que ya sabían cómo matar a los de nuestra especie. Emmett se quedó en su sitio pero puso su brazo delante de mí en señal de protección. Ambos mirábamos fijamente la situación. Al menos si nos atacaban, Edward nos diría pronto. Había que estar preparados para todo.

*Narra Ephraim:

Eran cuatro caras pálidas, de aquellos que ya conocíamos. El proceso sería igual que siempre, nos transformaríamos para atacarlos y cuando ya estén heridos o en pedazos, quemaríamos sus partes. Sabíamos como matar a estos chupasangres. Pero extrañamente ellos estaban cazando un venado. Nos quedamos mirando fijamente, listos para atacar si así era necesario. Y entonces me percaté de algo distinto. Sus ojos no tenían ese tono rojo. Pero aún así seguían siendo chupasangres, lo sabía porque su olor era repugnante. El que parecía ser el jefe de ellos, rubio y muy alto se acercó. Mis hombres se pusieron en posición de ataque, pero éste levantó sus manos en señal de paz. La chica rubia y el que parecía un gigante retrocedieron para dispersarse por si había un ataque lateral. Nos tenían miedo, eso era bueno. El que parecía más joven y el rubio se acercaron finalmente con las manos en alto.
-Buenas tardes, mi nombre es Carlisle y estos son mis hijos Edward. – Dijo apuntando al del lado. - Emmett y Rosalie. – Señaló detrás. - Disculpen si hemos estado cazando en su zona. No sabíamos de su existencia. Sé que saben lo que somos, pero no tenemos intenciones de herir a su gente. Como han podido ver, nos alimentamos de animales.

Así que estas sanguijuelas eran distintas. El tono amable del jefe me hizo tener una extraña confianza en él. Los otros tres no parecían tan tranquilos como el rubio. Sabían que si había la más mínima señal de ataque se lanzarían con todo el arsenal. Debíamos tomar una decisión. Estos chupasangres eran… , civilizados.

*Narra Rosalie:

Emmett estaba a dos metros de mí, en posición de ataque. Puro instinto neófito. Un largo silencio hacía el ambiente más tenso aún. El jefe de los indios no pronunciaba palabra alguna. Me empezaba a poner impaciente cuando por fin abrió la boca.
-Soy Ephraim Black, y mi tribu son los Quileutes. Nos situamos en la costa en un lugar llamado La Push. – Explicaba el jefe mientras los demás parecían molestos por tanta información. – Me parece que ustedes son chupasangres pero distintos a los que estamos acostumbrados a ver.

-Vampiros, y la boca te que… .
-Rose, por favor. - Me interrumpió Carlisle. – Prosiga Ephrain.
-Bueno, vampiros. Hemos visto gente nuestra morir en manos de chup… , gente como ustedes. Pero hay algo que ellos tienen y ustedes no. ¿Por qué tienen ojos amarillos y no rojos?.
-Los que se alimentan de sangre humana tienen ese tono carmesí en sus ojos, como los que ustedes lamentablemente han visto. Nosotros, como ya mencioné, cazamos animales, lo cual hace que nuestros ojos se vean con el tono dorado que tenemos. Ephrain, no venimos a hacerles daño. Intentamos llevar una vida normal y pretendemos quedarnos en la ciudad de Forks por una buena temporada. Luego nos marcharemos. – Explicó Carlisle.



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En el texto hay: amor

Editado: 09.09.2023

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