*Narra Emmett:
Luego de cerrar el tratado con los Quileutes nos dirigimos a casa. En el camino fui pensando en cómo seducir a Rose; esto de no tener vida amorosa con ella por un mes me estaba matando. Estábamos por entrar a casa cuando tomé a Rose de su cintura y la besé como si nuestras existencias se fueran a acabar.
-¡Emmett basta!. Tenemos que hablar con Esme. Éste no es el momento. Pensé que tenías muy claro que no me tocarías por un mes y no daré marcha atrás. - Decía enfadada mientras se soltaba de mí.
-Rose por favor, era solo un perfume. - Dije las palabras incorrectas. Terminé de decir la frase y ella ya no estaba.
-¡Demonios!, creo que será más difícil de lo que pensaba. - Me crucé de brazos enojado. En un segundo estuve al lado de Edward junto con Carlisle.
-¿Esme?. - Carlisle le habló bajo y despacio.
-Está arriba y bajará en un par de segundos.
-Gracias Edward. – Dijo Carlisle.
Rose se paró en una esquina lejos de todos, apoyada en una pared y mirándose en el reflejo de la ventana. Me miraba de vez en cuando, ¿me perdonará por romper su perfume?.
-Le está costando mantener su castigo. – Me susurró Edward sólo para mí. - Pero te perdonará después que pase el mes. - Se burló.
-Búscate una novia Edward y deja de meterte en mis pensamientos. – Lo dije fuerte y claro para humillarlo en frente de todos. Carlisle nos miró serio.
Sentimos a Esme bajar animada pero en cuanto nos vio a todos serios se preocupó. Se paró en frente de todos y cruzó sus brazos esperando.
-Cariño, tenemos algo que comunicarte. – Dijo Carlisle a Esme.
-Oh no Emmett que rompiste esta vez… . - Se adelantó Esme.
-Hey, porque siempre tengo que ser yo el de los problemas. Yo no hice nada Esme. Nada de nada. – Dije lo último sarcásticamente mirando a Rose. Ella rodó sus ojos
-Entonces que pasó chicos. Me están matando de los nervios.
-Tuvimos un encuentro con los indígenas de la zona. Son los Quileutes y viven en la playa de La Push. – Explicó Carlisle.
-¿Y por eso tanto misterio?. – Pensó un momento y luego abrió sus ojos como platos. – Oh no, ¿los atacaron?.
-No. - Esta vez habló Edward. – Pero ellos saben lo que somos. Han tenido visitas de vampiros, pero no muy agradables. – Cerró sus ojos con el ceño fruncido. – Pude leer en su mente algo más y quería llegar hasta acá para discutirlo.
-Habla ya. – Le apuré.
-Tuvieron una visión acerca de su último ataque. Ellos se transforman en… , lobos. Son licántropos según lo que he estudiado. Es por eso que se sentían tan seguros de sí mismos. – Rose bufó ante las palabras de Edward. – Son nuestros enemigos mortales.
-Oh Dios es terrible, chicos, ¿están bien?. – Esme nos miraba de arriba a abajo.
-Estamos bien. Pudimos hablar y hacer un tratado. Hay ciertos límites territoriales que te mostraré después amor. – Le explicaba Carlisle. – Edward, ¿qué más viste?.
-Es todo, pero averiguaré más. Sólo les puedo decir que no se tomen esto a la ligera. – Nos miró a Rose y a mí.
-No se preocupen, no haré nada estúpido. – Me ofendí y tomé rumbo a la habitación a velocidad vampírica. Desde que no tenía contacto con Rose andaba de muy mal genio y cualquier cosa me hacía enojar. Me quedé mirando a la ventana y la pude oír.
Rose se paró detrás de mí y me abrazó por la espalda.
-Se que no harás nada estúpido Emmett, ya sabes cómo es Edward. Que no te afecte.
Me di la vuelta para mirarla mejor. Tomé su hermoso rostro con mis manos y la besé, tierna y luego apasionadamente. Rose me detuvo.
-Vamos Rose, te necesito tanto. – La acerqué más a mí. Tomé su mano e hice que recorriera todo mi abdomen. - ¿Acaso no me extrañas?. Sé que si bebé. – Entonces ya no necesité que mis manos obligaran a las suyas. Corrió a toda velocidad a cerrar la puerta con llave y se paró a un metro de mí. Su respiración se agitó y empezó a desabrocharse su blusa roja que le quedaba perfecta. Me acerqué a ella pero puso su mano para que me detuviera.
-Próximo perfume, no te irá tan bien hombre mono. – Me tomó por el cuello y me besó como nunca rompiendo mi castigo.