Rosas de Sangre

? Capítulo 3 – Cena con lobos

El salón estaba bañado en luz cálida, música suave y perfume caro.
En la mesa principal, Isa fue colocada junto a Elías, como una joya decorativa.
A su alrededor: hombres que habían ordenado muertes entre copas de vino, esposas que sabían demasiado y fingían saber nada.

Camila le guiñó el ojo desde la distancia.
Lucien la ignoró.
Y su padre fingía que todo era normal, como si no estuviera vendiendo a su hija como alianza de guerra.

Elías no la tocó.
Ni una mano en la espalda. Ni un roce.
Pero estaba presente. Cada centímetro de él era una amenaza elegante.
Y cada vez que Isa hablaba, sabía que él la escuchaba más de lo que fingía.

—¿Así que estudiaste arte en París? —preguntó uno de los invitados, con sonrisa lasciva.

Isa giró hacia él con su expresión más dulce.
—Sí. Nada como pintar cuerpos desnudos entre clases de latín y política corrupta.
Silencio. Luego, risas.
Pero Elías no rió. Solo la miró. Más intenso.

Ella tomó una fresa del plato.
Mordió. Lento. Delicado. Como si no supiera que medio salón la estaba escaneando.

—¿Y te gustan las armas, Isa? —intervino Dante Russo, con una media sonrisa curiosa.

Isa ladeó la cabeza, pensativa.
—No especialmente. Aunque… una vez disparé a un jarrón. —Pausa teatral—. Estaba sobre el escritorio de un hombre que me mintió.

Elías bajó su copa.
Sus ojos estaban fijos en ella. No con rabia. Con algo peor: interés.

—¿Y sobrevivió el hombre? —preguntó él, por primera vez durante la cena.

Isa lo miró, como si lo hubiese estado esperando.

—Aún no decido si lo merece.

Y entonces, por primera vez, vio la comisura de su boca curvarse. Apenas. Un gesto casi invisible.
Pero para Isa, fue una victoria.

Porque lo había hecho reaccionar.
Y con él, cada pequeño gesto era una confesión.




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