Rosas de Sangre

? Capítulo 14 – El castigo del rey

Elías no durmió esa noche.

Se quedó en su despacho, observando las cámaras de seguridad.
Una y otra vez.
Cada gesto de Marco.
Cada paso de Isa.

La forma en que ella clavó la navaja.
La forma en que él gritó.

Y lo peor:
la forma en que lo disfrutó.

Isa no era un riesgo.
Era un incendio.
Y Marco había sido estúpido al jugar con fuego.

Al amanecer, bajó al sótano.
Dos guardias esperaban junto a la celda.
Dentro, Marco temblaba.
La pierna vendada. El rostro descompuesto.

—Elías… jefe… fue un error —balbuceó apenas lo vio.

Elías no respondió.

Abrió la puerta con sus propias manos.
Y entró.

—Lo que hiciste no fue un error, Marco.
Fue una elección.

Marco intentó ponerse de pie.
No pudo.

—No sabía que ella… que Isa… era así. No sabía que sabías.

—¿Y si no lo hubiera sabido?
¿La habrías matado?

Silencio.

Elías se agachó.
Lo miró como si observara un animal enfermo.

—Tu problema no fue subestimar a Isa.
Tu problema fue pensar que a mí me importaba más tu vida que la de ella.

Y entonces sacó su arma.

Marco palideció.

—Elías… por favor…

Pero Elías no disparó.

No aún.

Se inclinó y susurró:

—No voy a matarte.
Eso sería… demasiado piadoso.

Chasqueó los dedos.

Entraron dos hombres.
Con herramientas.
Con una caja metálica sellada.

—Te vas a ir. Muy lejos.
Pero no sin dejar algo atrás.

Marco gritó antes de que le tocaran siquiera la piel.

Elías no se inmutó.

—Quiero que cada vez que intentes caminar, recuerdes que tocaste lo que es mío.
Y que Isa no fue tu castigo…
yo lo soy.

Cuando terminó, Elías salió sin mirar atrás.
Se lavó las manos lentamente.
Con jabón perfumado.

Lavanda.

Y por primera vez en años…
sonrió.

Porque Isa había actuado como una amenaza.
Pero él…

él seguía siendo el verdugo.




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