Rosas de Sangre

? Capítulo 24 – Carta abierta a un hombre que no teme morir

Elías entró al búnker con el arma en la mano.

Nadie lo había seguido.
Ninguna alarma se activó.
El reconocimiento ocular funcionó sin problemas.

Pero el aire…
no era el mismo.

Lo sabía.
Lo sentía.
Alguien había estado allí.
Y no cualquier alguien.

Caminó hasta el centro de operaciones.
Todo en orden.
Monitores activos.
Puertas selladas.

Hasta que la vio.

Sobre la mesa.
Imposible de ignorar.
Una carta.
De papel grueso, blanco.
Sellada con cera negra.
Sin remitente.

Elías rompió el sello.
Y leyó.

**"El mundo está ofreciendo cifras obscenas por tu cabeza.
Hombres con poder.
Mujeres con venganza.
Naciones que temen lo que podrías hacer si decidieras mirar en su dirección.

Pero yo no soy una de ellas.
Aún no.
Y si lo fuera, ya estarías muerto.

Solo te escribo para avisarte algo que nadie más hará:
El fuego viene.
Y vos estás bailando justo en el centro de la hoguera.

Dormí con un ojo abierto, Cuervo.
No todos los fantasmas son tan compasivos como yo.

— U"**

Elías se quedó quieto.
La carta temblaba levemente entre sus dedos.

No era una amenaza.
Era una advertencia.
Una que no sonaba a arrogancia…
sino a verdad.

Y lo peor era que su sangre…
no se enfrió.
Se calentó.

Elías sonrió.

No había sentido esto en años.

Interés.
Peligro.
Fascinación.

El cazador ya no sabía si quería destruir a Umbra…
o conocerla.
Tocarla.
Romperla.
Poseerla.
O simplemente… arder con ella.

Mientras tanto, desde una azotea cercana, Isa observaba el edificio a través de unos binoculares térmicos.
Sabía que había leído la carta.

Y sonrió.

El juego ya no era suyo.
Era de ambos.
Una guerra entre sombras…
y un amor tan peligroso como cada bala que no se disparó.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.