Rosé

Capítulo 12

ROSÉ

Las personas suelen verme frágil o creen que soy fácil de manipular por el hecho de que soy educada, por no contestarles de manera grosera, por acceder a hacerles un favor. Pero hay algo que sí puede ponerme de mal humor, y es que me quieran vean la cara de estúpida que no tengo.

Creen que nunca me voy a enterar de las cosas, así las hagan a escondidas y están muy equivocados, cuando me entero de algo que hacen a mis espaldas me conocen realmente, porque yo no voy por los bordes yo voy directo al punto.

Y sí, en estos momentos estoy molesta muy molesta.

Estamos todos en el bosque caminando tranquilamente, pero la verdad es que mis nervios están al mil con ganas de ahorcar a más de una persona. Tengo que pensar qué hacer, cómo actuar y rápido. Estoy caminando demasiado rápido porque no quiero a nadie cerca que nadie me pregunte nada o me diga nada.

-Rosé detente- escucho a Abdi gritar, pero no le pongo demasiada mente.

-Te puedes lastimar, espera por nosotras- la apoya Rebe.

-No me sigan, vayan por otro lado- les grité.

Ando insoportable, no creo que no lo hayan notado.

-Te seguiremos hasta la luna si es posible- me lo repiten una y otra vez hasta que me aburro.

Empiezo a correr por todo el lugar, sin importar mi seguridad o algo, corro más rápido sin ver atrás, paso árboles, doblo en varias ocasiones desviándome del camino.

-Rosé, no sigas más lejos- el grito de Andry se escucha a lo lejos así que sigo corriendo porque no quiero que me encuentren, necesito pensar, sola.

Cuando ya no las escucho me detengo respirando agitadamente ansiando un poco de agua. Entre tanto silencio logro escuchar el sonido del lugar que estoy buscando, camino dejándome guiar por el sonido hasta que logro encontrarlo. Un brazo de mar, como un río, me acerco cuidadosamente tratando de no caerme cuando trazo mi camino encima de las piedras. Estoy frente a él, me agacho y sumerjo mi mano en el agua, es fresca y siento que me llama. Sin poder aguantarlo más empiezo a deshacerme de mis zapatos, mi pantalón, mi camisa y mi sostén para sólo quedar con ropa interior en la parte de abajo.

Entro al agua que es como un tranquilizante para mí, me relajo, me sumerjo y nado en el agua disfrutando de la sensación, han de estar preocupados buscándome pero no me importa, quiero disfrutar el momento.

Estoy tranquilamente chapaleteando cuando un ruido llama mi atención, el ruido viene de los árboles y veo una sombra a la par de un árbol. Alguien me está espiando y la rabia empieza a correr por mis adentros, siento que el mismo diablo se desatará dentro de mí si esa persona sigue viéndome.

-¿Te diviertes viendo?- me atrevo a decirle- Te sacaré los ojos si sigues espiándome.

Al ver que no se movía, empiezo a caminar a la orilla para encarar al hombre pero cuando ya casi voy a salir escucho unos gritos provenientes del bosque.

-ROSÉ ¿DÓNDE ESTÁS? - cuando los gritos se hacen más audibles el hombre da la vuelta y se va corriendo.

Quisiera seguirlo y sacarle los ojos, pero no puedo, tengo algo pendiente, algo que desde antes del viaje tengo planeado con Abdi y justo ahora voy a poner mi plan en marcha.

Esto ya no es una travesura como entrar a la sala de cámaras de mi casa y borrar la toma grabada, ya es algo que me implica más directamente. Voy a ir hasta el final, voy a descubrir quién está detrás de esto y le daré su escarmiento.

Me cansé, estoy harta de ceder y de callarme cuando en realidad dan ganas de gritarle al mundo todas las cosas que te ahogan, todo lo que no te deja avanzar.

Así que hoy empieza mi búsqueda, hoy me van a conocer o más bien, me va a conocer.

 

***

 

ABDI

Quién diría que la mosquita muerta tiene otra cara, no pensamos en ningún momento que él fuese capaz de algo así. Y es que Rosé jamás sospechó de él, yo tampoco.

No entiendo qué pinta él en esta situación, pero lo vamos a resolver.

Unos días antes de venir al campamento Rosé descubrió algo y yo noté ciertos comportamientos extraños. Un día después del colegio me dijo que fuéramos a mi casa, y la verdad se veía desesperada la chica.

Vino con un pedazo de papel en la mano y al ver su cara parecía que había visto un espanto. Subimos a mi cuarto y entonces empezó a contarme que desde hace un tiempo está yendo a practica de boxeo a la casa de Brice, en un sótano escondido lo cual me sorprendió porque no sabía que ellos habían llegado a ser cercanos.

Resulta que ese día cuando transcurría la clase, de un momento a otro ella ve un cuaderno con un diseño de página increíblemente familiar para ella, al ver la caligrafía se dio cuenta que era el mismo papel y la misma letra de la persona que le ha dejado notas en su casillero. La persona que tenía el cuaderno era Bratt así que ella le preguntó de quién era el cuaderno, y él dijo que era de Brice.

No me sorprende eso pero jamás lo imaginé, así que desde ese momento planeamos todo el enfrentamiento que tendríamos con él. Para empezar tendríamos que ver con nuestros propios ojos que ese niño pusiera la nota en el casillero.

El plan principal era que Rosé actuara de manera normal y yo me encargaría de vigilar el casillero en todo momento que nos fuera posible. El primer día nada, el segundo tampoco, el tercer día estaba vigilando y un relajo se armó frente al casillero, logré ver cómo habrían y metían la mano ahí. No ví la cara de la persona pero sí le ví un anillo en el dedo pulgar, un anillo de oro en forma de calavera.

Parecíamos buitres acechando a la presa, al momento de buscar a alguien con ese anillo en la mano, empezamos por nuestra aula y encontramos al intruso… Thor, el amigo de Brice. ¿Qué otra confirmación necesitábamos? Era obvio que estaban en esto. Ahora desconfiamos de los 4 en total, pero la mente maestra es Brice, así que vamos por él.




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