Rose | Híbridos Rebeldes 2

3. Liberada

Capítulo 3: LIBERADA

Rose

La expresión de orgullo que atisbó en el rostro de Harun tras decir aquello me descolocó, pero puse todo mi empeño para mantener mi postura firme y gesto serio para no demostrarlo. Su mirada, su semblante y la sonrisa que mantenía era de fascinación, él estaba contento y no le importaba que la gente lo supiera. 

Volví la vista al frente cuando el gran salón se llenó de aplausos, estaba asombrada por su muestra de aceptación hacia mí, de todos modos verifiqué con una mirada escéptica a las personas delante de nosotros, se encontraban de pie, bien rectos, usaban ropa negra y traían puesta la misma chaqueta que yo.

Dejé vagar la vista hasta que intercepté un par de miradas poco amistosas de un grupo de chicas, veía la desconfianza chispeando en sus rostros. Ellas ya habían dejado de aplaudir, mandándose miraditas curiosas mezclada con un poco de desdén. Antes de que se dieran cuenta de que las estaba viendo con demasiado detenimiento, dirigí mi atención al otro extremo del salón.

—¿Y ser uno de nosotros representa? —exclamó Harun cuando los aplausos finalizaron.

Los demás se pusieron bien firmes y respondieron a coro. 

—Cambio.

—¿Y eso lo conseguiremos? —inquirió nuevamente Harun.

—Juntos —expresaron todos con seguridad.

Sus voces hicieron eco en el gran salón, logrando que los vellos de mi piel se me erizaran a causa de la profundidad que representaba esa única palabra. 

—Hace más de cinco años se formó este grupo que va directamente en contra de El Concejo —comenzó a decir Harun—. Como todos saben, hasta hoy en día, nadie cree del todo que existimos, que hay una manada de híbridos. Unos rebeldes que harán hasta lo imposible para invalidar el ritual de la expulsión. Nosotros actuamos con discreción, nos mantenemos en discreción y vamos a seguir en las sombras hasta el momento oportuno. Pero aparecemos siempre en el momento adecuado, cada vez que existen posibilidades de intervenir contra un híbrido, lo hacemos —comunicó, su mirada recorría a cada grupo de personas—. Podríamos definirnos como rescatistas —exclamó, queriendo formular esas palabras en pregunta, mas no lo hizo, torció su gesto y continuó su explicación—, sin embargo, no podemos arriesgarnos porque por el más mínimo error… todos podemos perder. Y salir vencidos no está en nuestros planes, Juntos se formó para triunfar, y aunque corramos riesgos cada vez que salimos del límite, por más peligro que corramos allá afuera: nada nos detendrá.

»Ahora la tenemos a ella, Rouse es la poseedora del anillo de Eden y junto a Recia consolidaran nuestra victoria. Pero para ello necesitamos tiempo, y cuando estemos listos procederemos contra El Concejo.

Nuevamente el lugar se llenó de aplausos, hasta me pareció escuchar silbidos. Luego de eso, las personas comenzaron a dispersarse y en pequeños grupos se acercaron hacia donde yo me encontraba.

Harun no se separó de mí en ningún instante, por inercia, giré el rostro y busqué a Aedus con la mirada, él estaba en una esquina conversando con Recia, parecían mantener una charla muy privada porque podía apreciar la confidencialidad estampado en su mirada. Y por el gesto cauteloso de la rubia.

—Es un gusto conocerte —volví a centrar mi atención en las personas por delante de mí—. Sabemos de ti y estamos muy contentos de que pertenezcas a esta organización a partir de hoy, es todo un honor, majestad —El chico que me hablaba, inclinó la cabeza, haciendo una ligera reverencia. En mi expresión se reflejó mi confusión, alcé mis manos a la altura de mis hombros y comencé a negar con ellas.

—No hagas eso, no hace falta.

—Rouse, aquí todos saben que eres la compañera del alpha rey, como parte licántropo, ellos tienen la necesidad de brindarte todo su respeto —me explicó Harun al notar mi desconcierto.

Pronuncié un «oh» y proseguimos con las presentaciones. Todos se portaron muy amables conmigo, algunos hasta iniciaron una conversación breve, detallándome con pocas palabras su agradecimiento. Preferí no decir nada con respecto a esto último, porque, como dijo Harun, algunos me creían su reina.

Las chicas en las que detecté esa poca amabilidad se acercaron a nosotros. Como Harun al inicio de todo, se limitaron a decirme bienvenida y a regalarme un intento de sonrisa. Al tenerlas más cerca, me di cuenta de la frialdad que desprendían y de su belleza despampanante, al instante me di cuenta que eran vampiras, pero no supe su otra especie.

—Todo resultó mejor de lo que creí —expresé mis pensamientos en voz alta cuando el último grupo se marchó. Harun se rio por lo bajo.

—No tienes de qué preocuparte, aquí nadie te juzgará. Todos, en algún momento, comenzamos desde cero, y aquí ya hay muchos que tienen el control absoluto de sus poderes, ellos te ayudarán, al igual que yo. Créeme, más pronto de lo que piensas, serás todo una revelación.

—Gracias por tu confianza —dije con una leve risa, la forma en la que se manifestaba me hacía ver que él depositaba demasiada fe en mí, en todos. Sin embargo, aún me resultaba difícil mantener conectada nuestra mirada.

—Es hora —apareció Recia por detrás de él.

Di un paso al costado, con el entrecejo fruncido.

—¿De qué? —inquirí, cautelosa.

—De romper el hechizo —me contestó ella—, mi madre se ha comunicado conmigo, sé exactamente qué hacer para liberarte —me informó, y ante eso un escalofrío me recorrió la espalda, provocando que encuadrara mis hombros, buscando una mejor posición. Ella se veía ilusionada, entonces, al notar que no decía nada, que me había quedado demasiado asombrada, prosiguió con una explicación—. No te mentiré, esto será complicado y puede que ambas suframos en el proceso. La magia que ella usó es demasiado poderosa y revocarla ejercerá toda mi energía.

»Por eso necesitaré que hagas todo lo que yo diga, solo así lo conseguiremos —finalizó con una mirada convincente.




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