Capítulo 5: UNA NUEVA PESADILLA
Detuve mi andar para observar el imponente castillo por delante de mí, sus anchas y altas puertas estaban abiertas de par en par. Me encontraba en el pie de los peldaños que subían a ellas, observando la fachada con mucha atención para no perderme ningún detalle de la que sería, o ya era, mi nuevo hogar hasta un tiempo indefinido.
De repente, muchas voces invadieron con fuerza mis oídos, ocasionando que me cubriera las orejas con rapidez y cerrara los ojos de forma automática, apretándolos para disminuir el dolor que producían esos murmullos que parecían intensificarse cada vez más, irrumpiendo en mi cabeza en ecos terriblemente dolorosos, voces que provenían de adentro.
Di un paso atrás, encogiéndome y deseando que todo aquello desapareciera.
—¡Rouse! —reconocí la voz de Recia, mas no me moví—. Calma, concéntrate en mí, en mi voz —la escuché más cerca, posteriormente sentí sus manos en mis hombros, los deslizó en mi cabeza, sobre mis manos—. Respira e intenta tranquilizarte, por favor. Vamos, inhala… y exhala —le hice caso, regularicé mi respiración que se había alterado demasiado, las palpitaciones de mi corazón se normalizaron luego de repetir el procedimiento por varios segundos.
—¿Qué fue eso? —pregunté en un tono bajo cuando fui capaz de abrir los ojos apenas esas voces se desvanecieron. Me enderecé y di un paso atrás, con una mano tapándome la oreja, temiendo que en cualquier momento algún fuerte ruido volviera a dañarme los tímpanos.
—Eso pasa cuando aún no tienes control sobre tus sentidos agudizados, con una constante práctica o uso de ellos lograrás controlarlos. ¿Qué hacías? —preguntó—. Es para ayudarte —agregó al ver mi expresión desconfiada.
—Solo miraba, luego me pareció escuchar algo y de pronto unas voces ya me estaban por reventar la cabeza por lo fuerte que se escuchaban.
—Te concentraste en el sonido, ¿cierto? —asentí—. Pero no escuchaste con claridad lo que decían…
—Así es, venía de adentro, ¿sucede algo?
—Sí, están discutiendo sobre qué grupo está más capacitado para salir fuera de la barrera.
—Salir…—dije, confundida— ¿para qué?
—Hay posibilidades de rescatar a una híbrida cerca de aquí, bueno, a unas horas y en ese mismo lugar hubo un ataque. Seguro escuchaste sobre los ataques que ha estado ocurriendo en varias partes del mundo —afirmé con la cabeza y ella prosiguió—, pues eso ocurrió, unos hombres que trabajan para El Concejo se salieron de control, casi matan a la chica, pero afortunadamente aparecieron algunos de los líderes y detuvieron el caos que se formó ahí.
—Pobre, qué horrible —pronuncié con una nota de preocupación y agobio—. ¿Dijiste líderes? Pensé que Grayson era el líder —manifesté mi duda.
—Y así es, Henry Grayson es el líder de los líderes, pero todos los que forman parte de esa organización son superiores a los que trabajan para ellos —contestó—. Al principio solo eran ellos, un montón de hombres liderados por un cretino que buscaba conseguir el poder a cualquier costo, pero no cualquier poder porque si él quisiera, si Grayson hubiera aceptado ser rey hoy en día él no tendría todas las influencias que posee. Esta organización se fue volviendo mucho más poderoso con el pasar de los años, ya no se encargaban de expirar híbridos, sino también de muchas cosas más.
»Lograron obtener la confianza y el respeto de mucha gente con gran autoridad, consiguiendo así, también la de muchas personas que dudaban si hacían lo correcto. Con engaños todos fueron cayendo a los pies de El Concejo, entonces, sus veintiséis hombres que lo conforman fueron contratando personal para aminorar sus labores. Así que esto fue creciendo, la gente que apoyan esta organización fue en aumento desde que también ofrece empleos.
—Dios, hay tantas cosas que no sé sobre ellos. Son muchos más poderosos de lo que pensé —dije, todavía procesando todo lo que Recia me había dicho.
—Lo son y lo seguirán siendo si no acabamos con todos, especialmente con Henry Grayson, ese hombre no tiene escrúpulos —detecté mucho odio en su voz, la miré atenta y vi que su mandíbula se había tensado y su mirada ensombrecido. Sí, definitivamente Recia detestaba a Grayson.
—¿Tienes algún problema con él? —curioseé.
—Creo que conocer lo que hace ya sería suficiente, es nuestro enemigo, merece el odio de toda nuestra raza —dijo con veneno en su voz. Luego suspiró, suavizó su expresión y me miró, sus ojos verdes estaban volviendo a ser normales, se habían oscurecido demasiado—. Pero sí, tuve problemas con él en el pasado. Cuando iba a Luna Eclipsa.
—¿Estudiabas ahí? —exclamé muy asombrada.
—Cursé ahí mi último año, antes asistía exclusivamente en una escuela de magia y hechicería. En este instituto especial conocí a las que alguna vez consideré mis mejores amigas: Hazal Lewis y Neira Relish —una sensación más pesada hizo presión en mi pecho ante el pasmo que me produjeron sus palabras—. Con Hazal decidimos asistir a Luna Eclipsa, Neira había negado con rotundidad seguirnos y eso es porque aparentemente estaba poniendo en acción su plan diabólico.
»No sé si te guste hablar de ella pero esa chica es sin igual, no es alguien a la que debas subestimar. Te lo digo yo que domino como ella los poderes que compartimos los brujos y hechiceros —me aconsejó Recia a lo que yo solamente asentí—. Pero bueno, volviendo a lo otro, estar en Luna Eclipsa fue una maravillosa experiencia.
»Y resumiendo, tuve la oportunidad de quedarme en la mansión del rey licántropo, no fue complicado que me recibieran por ser amiga de su hija y además, hija de un reconocido beta. Ahí tuve la desgracia de cruzarme con Grayson varias veces y en todas esas veces detesté su sonrisita diabólica, sus comentarios con respecto a mi ritual de la expulsión hizo que lo aborreciera, más de lo que ya lo hacía antes de conocerlo.
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Editado: 29.01.2022