|Hareth
El evento se estaba llevando al aire libre, todo se veía majestuoso y elegante. La enorme mansión de los Relish me ponía nervioso cada vez que le echaba un vistazo, nos encontrábamos en el jardín trasero y mi vista no dejaba de alzarse hacia una de las ventanas del segundo piso cada vez que me sentía observado, y en una de mis miradas logré distinguir una sombra detrás de las oscuras cortinas.
El evento era una celebración por los dieciocho años de la hija menor del líder de los hechiceros. Había asistido solo para complacer a Hazal, ella recientemente había sufrido una perdida terrible, una decepción que la mantenía decaída y la tristeza no representaba para nada a mi hermana. Por eso accedí a participar del evento, ella necesitaba distraerse y yo también, la traición de Recia me había afectado de una manera dolorosa, no entendía muy bien porqué estaba sufriendo por culpa de su marcha.
Entendía a Hazal, ellas habían sido amigas por años y yo apenas la había conocido. Pero supongo que me afectó saber que ella se fue con mi hermano gemelo, se fue con el enemigo sin dar ninguna explicación.
La noche marchaba estupendamente, excepto por una cosa, algunos estaban inquietos porque la celebrada aún no aparecía.
Mi hermana menor, Hannah, se mantenía a mi lado. Su brazo rodeaba la parte baja de mi espalda mientras que en su mano libre sostenía la misma copa que yo, solo que con una bebida diferente. Yo mantenía mi mano en su hombro para mantener la cercanía.
Ambos estábamos de pie rodeado por gente importante, entre ellos sobresalía nuestro tío, Henry Grayson y el representante del rey vampiro, su heredero Sylvester y algunas otras personas destacadas de la especie sobrenatural.
Mi tío hablaba mencionando algo nuevo sobre su organización, pero su discurso se vio interrumpido cuando alguien nuevo se nos incorporó.
Sorpresa fue lo que todo el mundo expresó, mi tío dio media vuelta para ser el primero en recibirlo.
Hannah caminó conmigo sin poner una mínima distancia entre los dos, mi hermanita siempre había sido cercana a mí y cuando tenía oportunidad no se despagaba de mí.
Llegamos hacia el recién llegado, una sonrisa amistosa apareció en mi rostro mientras estiraba mi brazo para estrecharle la mano. Para ello necesité usar mi otra mano, así que había dejado de rodear a Hannah para manifestarle mi saludo, noté cuando mi hermanita frunció los labios un poco molesta.
—Aedus Sallow, cuanta sorpresa.
Él apretó mi mano y asintió ligeramente con la cabeza. Sus ojos avellanas no manifestaban absolutamente nada, su expresión era inescrutable. Mantenía su semblante serio y solo redujo esa característica seriedad para saludarme.
—Lewis, espero te encuentres mejor —dijo y retiró su mano.
—Estoy perfectamente, gracias —Dejé que saludara al resto volviendo a rodear a mi hermanita.
Aún recordaba que El Concejo lo había mandado a él cuando solicité la ayuda de mi tío para terminar con un problema rápido, mis tierras habían sido invadidas por unos demonios justo en el bosque Darkmoon, la zona más peligrosa de mi reino. Y podía recordar perfectamente cuando todos ellos habían ido contra mí y, si no fuese por Aedus, me habrían, quizás, matado allí mismo.
Bebí mi copa de ambrosía mientras regresaba la vista de una forma disimulada hacia la mansión Relish. Y al volver la vista vi como Aedus Sallow y Frederick Relish se encontraban cara a cara, se saludaron con un apretón de manos y en ese trayecto noté como las miradas de ambos se desafiaban con una secreta enemistad.
Pero todo ello se vio eclipsado con un anuncio.
Frederick se apresuró hacia la entrada trasera de su casa para por fin traer a su hija.
Todos se pusieron de pie en muestra de respeto. Vi a Hazal saliendo de la casa, venía directo a mi dirección. Ella estaba acompañando a su amiga.
—¿Por fin saldrá o tendremos que seguir esperando en esta aburrida fiesta? —le preguntó Hannah.
—Hey… —pronuncié de un modo que le advertía que no volviese a hablar así. Dejé mi copa sobre una mesa seguido de ella que no dudó en mostrarme una hilera de dientes perfectos como disculpa, ella sonrió y yo negué con la cabeza.
—Ahí viene —nos avisó Hazal.
Di un paso adelante, nuevamente con Hannah pegada a mí, no podía enfadarme con ella cuando me miraba de una forma demasiado adorable. Ella era tan pequeña que no me resistía a ninguno de sus encantos, pero también tenía un límite.
Había una orquesta que nos proporcionaba una música hermosa y tranquila, pero todo se detuvo cuando ella apareció.
Neira Relish apareció del brazo de su padre y su mirada rápidamente encontró la mía.
Y todo mí alrededor dejó de existir, todo excepto ella.
Venía acercándose con un precioso vestido negro, este le abrazaba la cintura y los pechos de una manera magnifica mientras que la falda caía hasta el suelo de forma lánguida, suelta. Ella se aproximaba luciendo como una princesa dulce y maravillosa, pero sus ojos negros y la mirada que me dedicaba me decía inmediatamente que no la debía subestimar. Ella era mucho más de lo que aparentaba.
Y entonces lo percibí, una dulce fragancia venía de ella, un aroma delicioso y peligroso.
¿Cómo es que no lo sentí antes?, me había preguntado. Y no obtuve respuesta y tampoco pensé más en ello, no lo ahondé y ese fue mi primer error.
De forma inmediata di un paso adelante, soltándome del agarre de mi hermana para ir a reclamar lo que me pertenecía.
Hannah bufó de manera molesta por mi repentino movimiento y Hazal comenzó a alternar la vista de mí a su mejor amiga entendiendo rápidamente lo que sucedía, su rostro se iluminó de alegría, contuvo lo que sea que iba a salir de sus labios cubriéndose la boca con ambas manos.
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Editado: 29.01.2022