Rose | Híbridos Rebeldes 2

46. Culpable

Les recuerdo que en el capítulo 35 se menciona cómo se conocieron Sara y Grayson.

***

Capítulo 46: CULPABLE

Henry

Ya estaba oscureciendo, durante un instante quité la vista del más allá del paisaje que contemplaba desde el segundo piso de mi despacho (en el establecimiento de mi organización en New Hope), concentrándome en el reflejo de mi rostro que se podía enfocar en el cristal del ventanal. Cuando me encontraba solo, me era difícil mantener la máscara chispeante, mis ojos me recibieron apagados.

Regresé mi atención al horizonte, mi mirada se ausentó cuando me desconcentré del mundo para repasar lo planificado, lo recientemente decretado. Hacía apenas unos minutos, di la explícita orden de reclutar a todos los híbridos que ya estaban en condición de ser sometidos al ritual. Resultaba fácil contactarlos debido a que todos ellos se encontraban registrados, como cada ser, en el sistema de identidad cuyo sitio se hallaba a mi poder.

Ellos ya estaban siendo identificados, estaban siendo localizados específicamente los híbridos que ya habían alcanzado la edad límite para pertenecer a esa especie sobrándoles así unos pocos meses para cumplir la norma que los había aceptado al mundo antes de que fueran acusados de insurgentes, lo que significaba castigo. 

Había dos llamados, eran avisos, el primer llamado se lanzaba cuando se notificaba la edad apropiada y la edad límite para presentarse al ritual. Se pasaba, por eso había otra instancia donde ya se empezaba a marcar el color rojo en el registro. Y esto se debía al miedo, al principio, cuando todo estuvo en orden, se había respetado la discreción y el silencio que solicitábamos ante el dolor del momento para no alarmar a nadie al instante de ser llamados por voluntad al ritual, no por la presión de la ley. Toda tranquilidad acabó cuando algunos se declararon insurgentes y comenzaron a expandir la verdad.

A partir de ahí, habíamos analizado a cada especie dándonos cuenta que el ritual de algunos se podía adelantar, para alguna raza en especifica se encontraba la opción de presentarse desde muy temprana edad. Pero el límite establecido seguía siendo el mismo para todos y ahora, aquellos registros de híbridos marcados en rojo estaban siendo reclutados para una demostración de poder.

Cada vez había más insurgentes, los rebeldes estaban impulsando una mala reputación a mi sistema. Desprevenidamente, hace unas semanas había ocurrido un atentado contra un establecimiento de El Concejo y seguidamente se atacó a más anunciando una clara advertencia de revelación. Y ahora, apenas hace unas horas habíamos sufrido otros altercados de parte de ellos.

Esos híbridos rebeldes estaban decididos a llegar más alto y eso no lo podía permitir. Debido a ello, estaba tomando medidas que significaría un «desperdicio de alimento». Pero era la única forma de frenarlos, al menos de retroceder a algunos de ellos. 

Ya había advertido y enviado la primera advertencia, lo hice apenas se presentó la oportunidad con la intención de infundir miedo y ahora estaba a punto de aumentar ese sentimiento con el fin de que esa sensación les direccionara a cumplir mis órdenes.

Ellos debían de estar agradecidos conmigo, yo había frenado su inexistencia. Existían gracias a mí, deberían tenerlo en cuenta y bastante presente. Frené su evolución; los otros iban a exterminarlos directamente. Yo apelé a su favor mediante un irreparable impulso de venganza, los defendí teniendo presente crueles intenciones, pero llegué a salvarlos de la muerte. De la completa muerte.

Algunas veces llegué a maldecir mi decisión, esa especie era un constante recordatorio de ese instante donde lo perdí todo. Debí dejarlos morir, todos habían llegado a repudiarlos porque durante un período de tiempo no dejaron de causar desastres irrevocables, yo recibí uno de los primeros impactos que tocó ese sentimiento de rechazo. Pero les permití vivir y pagaban un precio silencioso por ello.

Ellos pagaban y yo recibía la fortuna debido a ese importe.

Hacer un trato con el Dios de la Oscuridad requería un gran precio, él no aceptaba cualquier oferta, tuve que ofrecerle algo fuerte para motivarlo a aceptar. Y qué mejor que darle energía, alimento, esa esencia arrebatada.

Debido a él los Grayson son el linaje real de los licántropos, mis antepasados ya habían tratado con el dios Oscuro por eso nosotros debíamos venerarlo pese a estar prohibido, no me importó volver a fortalecer las cadenas que durante décadas mi familia se dedicó a liquidar, nos condené más pero gracias a ese dios yo había adquirido una habilidad que rápidamente me hizo progresar en el mundo. Nadie podía  rechazar mi carisma, era bienvenido en todos lados y eso me permitió escalar rápido.

El ritual de la expulsión era dedicado al Dios de la Oscuridad como una ofrenda para saldar el precio de su ayuda. Él se alimentaba de la parte borrada de los híbridos, a él era dirigida esa parte extraída. Él se había convertido en la fuente de poder de El Concejo y había tantos híbridos para pagar las deudas que no me importaba pedir más.

“Mala imitación” había dicho mi sobrino cuando se enteró de que éramos compensados con poderes extra. No iba a decir mucho al respecto, solamente que con nosotros esa habilidad se encontraba segura, todos éramos expertos y nada escandalosos. No por nada había dedicado años de mi tiempo para elegir a los hombres ideales para el puesto: gente discreta y profesional.

Todo se debía para intentar llenar el vacío que representaba la ausencia de Sara, mi compañera destinada. Pero no existía calma alguna, solamente estaba haciendo de todo para resistir al frío de la tormenta, ya no encontraba calidez en nada, mucho menos salvación. Tuve que aprender a caminar en el medio de esta tempestad y aceptar que estaba solo.




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