Rose | Híbridos Rebeldes 2

48. Cataclismo

Aedus

Nací en una época donde las propias normas de cada especie se estaban construyendo. El supremo gobernador quien había tenido control sobre todos en el mundo sobrenatural perdió su legitimidad y debido a ello la población se estaba esparciendo, conquistando su territorio.

El poder de los Relish se había puesto en duda por una voz decidida y autoritaria que motivó al resto para una rebelión. Magnus Sallow se había atrevido a desafiar al mayor jerarca, y tenía público, había apoyo para la creación de un mundo liberalismo. Así como él tenía respaldo, el poder de los Relish también, su grupo lo defendía asentándose en la autoridad tradicional de esa familia debido a que ellos desde tiempo inmemorial ocupaban el puesto monárquico absoluto. Eran los elegidos a gobernar. Pero eso se fue desmoronando con cada enfrentamiento y de esto derivó la decisión del único soberano sobrenatural, él había establecido una oportunidad para que las especies aprendieran el oficio de dirigir.

Así fue como cada especie buscó entre los suyos al más apto para que los representara, esto desató enfrentamientos que duró el tiempo suficiente para que el soberano evidenciara ante sus súbditos su falta de madurez para el puesto requerido, porque tanto alboroto no daba una buena imagen. Sin embargo, se delató la habilidad de engaño de ese gobernador, desencadenando más disputas que terminó derribando del pedestal a esa familia. De esa forma, con mi padre una vez más al frente de los insurgentes, se solidificó la rivalidad que había nacido entre los Sallow y Relish.

Magnus Sallow fue declarado Rey de los Vampiros. Y en cuanto se definieron a los nuevos líderes de cada especie, se buscaron las convenientes pautas a seguir. Esto nuevamente los aventó a todos en una pelea debido a los desacuerdos que nacían. Pero de pronto ocurrió un incidente que contó con el apoyo de todos para corregirlo.

A todos les había parecido extraño que la esencia mágica en los seres destinados se estuviera conectando a otras especies: vampiros con hechiceras; licántropos con brujas…

Se veía espantoso ante los ojos que rechazaban esa unión. Todos miraban a ese repentino cambio como una alteración que debía ser corregido. Y es que en ese tiempo se respetaba demasiado la estricta norma de no relacionarse con quien no compartirías el resto de tu existencia. Había modales que respetar y este algo nuevo no encajaba con todo lo estudiado. Por eso se decretó que las parejas destinadas no se acercaran hasta no solucionar ese error.

Magnus Sallow respetaba esa decisión, al menos lo intentó…

Él me había contado que cómo conoció a Amelia Relish.

La conoció en el palacio donde residían los Relish. Como esa familia desde lejanos tiempos había ocupado el cargo más importante, se destacaban. Él había sido convocado en una reunión que se llevaría a cabo en dicha propiedad, mi padre conocía que esa familia le tenía cierto resentimiento, pero ese hecho no le podía impedir no asistir, él ya era un rey. Entonces cuando apenas llegó, había percibido la existencia de esencia desde algún lugar de su entorno.

Y él entendió que posiblemente su pareja destinada no fuera de su misma especie y, por la orden de distancia decretada, él se había obligado a permanecer quieto. Pero con una voz cargada de sentimiento me había expresado que no lo pudo resistir, la atracción y la curiosidad fueron más fuertes, había despertado su interés y encontró la forma de llegar a ella.

Era Amelia Relish, una hechicera, la menor de los Relish. Definitivamente un amor prohibido.

Hermosa y delicada, así la definía él, así la había visto él.

Y se vieron. Se tocaron. Se declararon su deseo por el otro. Y mediante su pasión prohibida, fui gestado. Y como mi madre tenía la capacidad de ver el futuro, vio el desastre que se aproximaba y buscó la forma de protegerme de lo que pronto llegaría, decidiendo dolorosamente renunciar a sus poderes. Ella renunció a sus poderes argumentándole el destino de los híbridos a su hermano. Para ese entonces, los primeros híbridos habían sido aceptados, pero según la visión de mi madre, próximamente serían rechazados y, debido a ello, ejecutados.

Ella renunció a sus poderes para que su futuro hijo perteneciera a una sola especie y así quedar protegido. Eso es lo que el mundo debía ver, verme como un vampiro, solo Aedus Sallow. La magia de los Relish no se podía evidenciar en mí, y para conseguirlo me mantuvieron bajo una poción que solo delataría mi parte vampiro. Una poción que a partir de ese momento no paré de consumir.

Pero Amelia Relish no podía seguir vulnerable siendo la reina de los vampiros. Debido a ello surgieron reclamos que fueron detenidos con otra difícil decisión, ella decidió ser parte de nosotros. Amelia Relish pasó de ser hechicera a ser un vampiro convertido.

Y transcurrido veinte años, ya en otra discusión sobre la aceptación de los híbridos, Charlotte manifestó su sospecha y lo que procedió de ella mató a Amelia Relish desatando en mí un sentimiento que nunca antes había experimentado. Jamás me había permitido cruzar el límite que escondía mi poder, no hasta que ella me obligó a usarlo.

La repentina muerte de mi madre trajo consecuencias y más enemistad. Charlotte había conseguido con sus mentiras hacernos quedar muy mal ante su esposo, el antiguo supremo gobernador. Mi madre seguía siendo muy querida a pesar de su distancia con su familia y su muerte nos arrojó encima toda la ira guardada de los Relish. Debíamos recordar y recalcar el resentimiento de ellos hacia Magnus Sallow. Y así fue como la pérdida de Amelia desató enfrentamientos que terminaba en la muerte de alguien.

Los vampiros convertidos eran una presa fácil al cual matar, por el contrario, los vampiros purasangre serían eternos, resultaban invencibles. Al menos eso fue lo que creíamos todos hasta que se nos demostró lo contrario: todos tenían debilidades. Y así fue como en otro encuentro con los Relish, le impregnaron de ese veneno a mi padre y falleció, y con el rey derrotado arrasaron con todo nuestro clan, dejando a pocos de pie, entre ellos a mí quien había podido salvar a la única familia que me quedaba.




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