Rosi (viaje de fin de curso I)

Superhéroes

— Me muero de sed— Estrella bebe su último sorbo de agua mientras se seca el sudor de la frente.

Estrella y Rosi siguen conociendo la ciudad, el calor es sofocante y buscan un sitio dónde descansar y tomar algo fresco, pero los turistas han tenido la misma idea que ellas y los establecimientos están a rebosar. Yara y Eva siguen desaparecidas con sus nuevos "amigos" de Kotor.

— Allí— Rosi señala una heladería al lado del mar donde se ha quedado libre una mesa.

Se apresuran para que no les quiten el sitio, de sientan a lo justo de que ocupen la mesa otros clientes, que les miran con mala cara y muertos de calor.

— Ufff, menos mal que hemos encontrado un sitio— resopla Estrella— ¿Rosi?— mira extrañada a su amiga que mira al otro lado del establecimiento blanca cómo la pared.

Marga y Lucía están tomando unos refrescos con Mario y sus amigos, Marga y Lucía les acompañan, al verlas Marga se levanta al verlas.

—Hola, desaparecida— les da dos besos a cada una de ellas.

Lucía las saluda con la mano, pero se queda sentada con los chicos, parece que no le hace mucha gracia que estén ahí ¿Por qué? Siempre se han llevado bien. La respuesta la tiene al momento, se agarra del brazo de Álex y le da un beso en la comisura de los labios y lanza una mirada desafiante a Rosi. Ella se la devuelve cómo si no le importará nada que esté con él cuando en su interior sólo tiene ganas de echarse a llorar. Alex se suelta de ella, parece que el no siente lo mismo.

— Íbamos a volvernos al crucero a darnos un baño en la piscina de agua salada, estamos ya cansados de ver tantas iglesias. ¿Os apuntáis?— Marga no se da cuenta de la tensión que hay en el ambiente ya que no sabe nada de lo ocurrido.

— Hemos quedado con Cris y sus amigos— contesta Estrella ya que Rosi se ha quedado bloqueada y no puede hablar.

— Venga, que no nos hemos visto en todo el viaje— insiste la chica— Lucía está insoportable con Álex, no para hablar de él.

— Si quieres te puedes quedar con nosotras pero no iré con mi primo ni a la vuelta de la esquina— lo mira furiosa.

— ¿Otra vez os habéis peleado? No podéis estar ni dos días sin discutir— sonríe Marga.

— Lo que ese imbécil ha hecho no se lo perdonaré nunca— rechina los dientes.

— Bah, siempre estáis igual ¿Verdad Rosi?— Ella asiente sin poder despegar los ojos de Álex— Me quedo con vosotras— se decide— entre nosotras, Mario no me gusta, tengo que estar todo el tiempo evitando que me toquetee— pone cara de asco— me despido de Lucía y vuelvo.

Mientras el camarero atiende a Rosi y Estrella, las dos piden un enorme batido de chocolate con nata para cada una y uno de fresa para Marga, que enseguida está con ellas otra vez.

Álex con sus amigos se marchan al barco, él no levanta la mirada del suelo y no hace caso a Lucía que intenta tomarlo de la mano, se puede ver una gran tristeza en su cabizbajo rostro, Rosi no entiende cómo puede afectarle cómo se encuentra Álex después de lo que le hizo.

— Ni se te ocurra sentir pena por ese desgraciado— Estrella la conoce muy bien y sabe lo que está pensando— sabe Dios lo que puede estar planeando, desde ganar otra apuesta a vete tú a saber— lo peor de todo es que tiene razón, no se puede fiar de él.

Marga las mira confundida y Rosi decide contarle lo sucedido, le extraña que no se haya enterado por el bocazas de Mario.

— Eso ha tenido que ser idea de Mario— exclama escandalizada— Álex no es así, es un poco atolondrado con las chicas, pero te quiere, siempre he pensado que está loquito por tí y por eso siempre te estaba provocando.

— Da igual de quien fué la idea— alza la voz Rosi alterada— el la ejecutó, el me engañó haciéndome creer que le gustaba, incluso se iba a ...— no puede terminar.

— Debes pedirle explicaciones y después de decirle lo que tengas que decirle pasa página, al fin al cabo no ha habido nada serio entre vosotros, no eráis pareja— le aconseja Marga con sensatez.

— No es fácil, duele— se queja Rosi.

— Nadie dice que lo sea— abraza a Rosi— pero lo será si te lo propones.

 

Se reunen todos a la hora acordada, los chicos vienen agotados y las chicas flotando en una nube, parece que el lenguaje del amor es universal. Toman el último Tender para aprovechar la visita hasta el último momento igual que muchos de los pasajeros.

— ¿A las 9 en el restaurante chino?— confirma el desaparecido Julio, se lo han encontrado en el tender junto con Carol.

— Estoy deseando que veáis nuestros disfraces, váis a alucinar— Fernando presume de su disfraz y de el de Cris y Lucas, esta noche es la fiesta de disfraces.

— ¿Pero vamos a ir disfrazados a cenar?— pregunta Eva sonrojada, le da un poco de vergüenza ir por ahí disfrazada.

— Pues claro, hay que lucir este cuerpo serrano— Fernando se pasa la mano por el cuerpo.

—¿Te lo has pasado bien?— pregunta Cris en cuánto se quedan solos y se dirigen a la habitación.

—Si, es muy bonita la ciudad. ¿Y a tí, te ha gustado el castillo?

— Ha estado bien, pero hubiera preferido estar contigo— contesta con sinceridad.

Ella no sabe que responderle, le ha echado de menos pero no se lo va a decir, no quiere darle esperanzas.

Al llegar a el camarote se quitan los zapatos y se tiran en la cama cansados.

— ¿Y de que vas disfrazado?— pregunta ella curiosa.

— Mis labios están sellados, sólo te digo que te vas a quedar con la boca abierta— presume— ¿Y tú?

— Si tú no quieres decirlo, yo tampoco— dice orgullosa— sólo te digo que te vas a quedar con la boca abierta— lo imita.

— Tu siempre me dejas boquiabierto— le guiña un ojo.

 

— Cierra los ojos y no los abras— le ordena Cris.

Él, muy misterioso esconde el disfraz con su cuerpo para irse a vestir dentro del baño sospechando que Rosi va a mirar, que es precisamente lo que está haciendo con los ojos entrecerrados. Cuando entra en el aseo Rosi saca el suyo de la maleta, a ella y a sus amigas les encantan las películas de superhéroes y después de ver la última tuvieron claro cuál iban a ser sus disfraces Estrella de Supergirl, Marga de Catwoman, Lucía de la Viuda Negra y ella de Wonderwoman. Se coloca la falda corta azul junto con un corpiño ceñido rojo, luego se calza unas botas altas rojas y doradas y completa el atuendo con unas muñequeras de color oro, para terminar, se cepilla el pelo y se coloca la diadema característica del disfraz. Toma el escudo y se mira al espejo, sonriendo satisfecha con la imagen que le devuelve el espejo.




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