Miles está esperando a Lola en la terraza que da a la playa.
—¿Dónde estabas?— la abraza con fuerza— no vuelvas a irte de esa manera— la toma con delicadeza la barbilla— me tenías muy preocupado.
— Fui a buscarlo— lo mira con los ojos enrojecidos de llorar— pero me ha evitado—apoya la cabeza en su pecho.
— No quiero verlo más por aquí— dice con determinación Miles— le diré a Leah que lo lleve a la ciudad, pero no quiero que vuelva a entrar aquí hasta que se disculpe contigo y cambie de actitud.
— Miles, él todavía es un niño, no sabe lo que hace— lo defiende.
— Eso es lo peor, que sabe que te hace daño y no le importa.
Ella se separa de él bruscamente y entra en la casa llorando entonces Miles toma las llaves del coche y se va sin despedirse de nadie.
Rosi se queda en la terraza mirando el paisaje sin saber qué hacer cuando ve a Cris andando hacia un pequeño embarcadero de madera, así que va tras él, cuando llega él se ha sentado en la plataforma y tiene las piernas metidas en el agua mirando el fondo como si quisiera traspasar el agua con su mirada.
Está tan ensimismado que no escucha a Rosi llegar, ella se sienta a su lado y mira hacia donde él está mirando, no hay nada, solo las olas rompiendo en las piedras, es un sonido tranquilizador, el vaivén de las olas hipnotiza.
—¿Te ha enviado ella?
—No, Cris ella está muy mal..— no la deja continuar.
—Quiero que te vayas, coge un taxi— se mete la mano en el bolsillo para sacar la cartera.
— No me iré sin tí. Estoy aquí para ayudarte, cómo tú lo hiciste conmigo— agarra su mano para pararlo.
—No necesito tu ayuda, puedes irte tranquila con Alex— gira la cabeza y la mira con odio.
—Yo quiero estar aquí contigo no con Alex, si no ahora estaría con él en el barco, nada ni nadie me lo impide— él la mira incrédulo.
Rosi toma su cara con las dos manos y lo besa, es un beso breve, solo una caricia, él con un gesto de rendición apoya su frente en la de ella.
—¿Por qué es todo tan complicado?
— A veces lo hacemos complicado nosotros mismos.
—Vaya si tenemos aquí una filósofa, te llevarías muy bien con Miles, es profesor de filosofía — se burla.
— Parece un buen hombre.
— Si a tí te parece ser bueno a alguien que separa una familia...— se queda en silencio.
Rosi no sabe lo que ha pasado entre madre e hijo pero Miles y Lola son buenas personas. Se nota que se quieren mucho, en las pocas horas que los conoce ha visto una complicidad especial que sólo las personas que se aman de verdad tienen. Pero se puede equivocar cómo hizo con Álex que lo condenó sin ni siquiera una explicación, si lo hubiera escuchado se habría ahorrado mucho dolor y sufrimiento, ellos deberían hablar solos, sin interrupciones y aclarar lo que tengan que aclarar de una vez por todas.
— Necesito estar sólo, iré dentro de un rato y le diré a Leah que nos lleve a la ciudad— Cris se queda en la misma posición mientras que Rosi vuelve a la casa.
Lola mete los platos en el lavavajillas con los ojos llorosos cuando Rosi llega, a Miles no se le ve, todavía no debe de haber vuelto.
— ¿Sabe usted dónde está Leah?— pregunta Rosi con timidez.
—No me hables de usted, que parezco más mayor— intenta sonreír pero le sale una mueca triste— La he visto en la casa de Dru, está ahí al lado.
Señala por la ventana una casa igual que ésta, lo que la diferencia es que en todas sus ventanas hay macetones con flores de todos los colores y un jardín.
—¿Él está bien?
— Si, está en el muelle.
—Lo hecho mucho de menos— se muerde los labios para no llorar y sigue con su tarea.
—Se va a disgustar contigo Rosi y no quiero eso—Lola duda.
—Tenéis que hablar, si se va sin que te escuche, las cosas irán a peor — Leah está de acuerdo con Rosi y les va a ayudar.
El plan consiste en llevar a Cris a la casa de Dru con la excusa de que él junto con Leah les acompañarán a tomar el autobús, su madre estará allí esperándolo y los dejaran encerrados hasta que hablen.
Vigilarán por la ventana de la cocina por si surge algún problema, con el carácter que tiene Cris no saben cómo puede reaccionar.
— Voy a por Rosi y a recoger las llaves del coche— Leah sale y les hace una señal para que Rosi también salga, ésta antes de irse
le da un apretón en el hombro a Lola en señal de apoyo.
— No tardes mucho, no quiero estar más tiempo aquí— se queda callado cuando ve a su madre.
Parece que debe de ir bien, llevan esperando media hora y de momento sólo han escuchado al principio una fuerte discusión y luego la voz llorosa de Lola.
—Gracias, por intentarlo— Lola abraza a Rosi cuando sale poco tiempo después y se marcha derrotada.
—¿Cómo puedes hacerle eso a tu madre?— la chica entra hecha un basilisco al ver sufrir a Lola por culpa de Cris— No sé lo que ha hecho, pero te quiere, quiere arreglarlo, ¿Tan grave es que la estás destrozando y no te importa? Nunca pensé que fueras así, un egoísta, rencoroso, un egocéntrico que sólo piensa en sí mismo.
—¡No tienes idea de lo que nos ha hecho!— grita— nos abandonó, conoció a ése y nos dejó tirados. Se merece que sufra, igual que nosotros lo hicimos.
—¿Has escuchado su versión? ¿Por qué lo hizo?
— Se enamoró— encoge los hombros cómo si no le importara lo que su madre le ha contado— dice que cuando lo vió, supo que era el hombre de su vida.
—Cris, eso no es así— Lola ha entrado en la habitación, con los gritos no la han escuchado entrar.
—Yo quería a tu padre, nos conocíamos desde siempre, sabes que éramos vecinos, nos hicimos novios cuando éramos unos críos, no teníamos idea de la vida y me quedé embarazada de tí, tenía 17 años, no sabíamos que hacer y decidimos casarnos, es lo que se hacía en aquel tiempo cuando te quedabas embarazada.
— ¿Que quieres decir, que te casaste por mí? ¿Que no querías a mi padre?— aprieta los puños.
Editado: 07.12.2019