Rosi (viaje de fin de curso I)

Reencuentro

— ¿Te quedas o te vienes? El taxi ya ha llegado— Cris coge su mochila sin esperar si Rosi lo acompaña o no.

— Lo siento Leah— se disculpa Rosi— tengo que irme con él, me ha gustado mucho conoceros—la chica asiente mirando cómo su hermano se va sin despedirse, ha querido llevarlo ella, pero él se ha negado rotundamente, su cara es una mezcolanza de sentimientos hacia él.

El viaje se le hace largo y tedioso a Rosi mientras piensa en Lola, no puede olvidar la tristeza de su mirada al encomendarle que cuide de él.

Está anocheciendo cuando llegan al crucero, sin decir nada Cris entra en la habitación que comparten y coge las maletas.

— Por favor Cris, no te vayas, quédate en la habitación conmigo.

Sin hacerle caso se marcha, Rosi sale tras él y le corta el paso.

—No te dejaré pasar hasta que hablemos. ¿Por qué actúas así conmigo? Entiendo que estés enfadado con tu madre ¿Pero yo que te hecho?— él la mira con odio, ese odio profundo que no te deja ver más allá, ya no es él, es la rabia que lo consume.

—¿Por dónde quieres que empiece?— Rosi retrocede ante el tono de su voz— Me gustas Rosi, en el instituto, en los cambios de clase, salía corriendo para verte, esperaba una ocasión para hablar contigo, pero siempre andabas detrás de él, no tenías ojos nada más que para él, en el viaje, pensé que te gustaba, hasta que lo viste. Dejé de existir para ti. Quise alejarme de tí, pero estabas tan cerca... Pensé que te darías cuenta de mis sentimientos— la mira con fiereza— Y cuando ocurrió lo de la apuesta y te vi tan destrozada, se me partió el alma, pero en mi interior tenía esperanzas de que me conocieras y me amaras. Después de eso nos acercamos y cuando nos besamos, fué... increíble. Luego te fuiste corriendo con él, después de lo que te había hecho.
Todavía lo quieres, nunca dejaste de quererlo.

—Ya me has condenado como has hecho con tu madre. Diga lo que diga no me creerás, estoy harta de que culpes a todo el mundo de lo que te pasa, yo no quise hacerte daño, no conocía tus sentimientos y cuando descubrí que eras para mí algo más que un amigo, dejé a Alex para irte a buscarte.

— ¡No hables de ella!

— No nos has dado a ninguna de las dos una oportunidad, has decidido que somos culpables de todo lo que te pasa.

— Sois las dos iguales, utilizáis a las personas y cuando no las necesitáis las abandonáis— dice con un desprecio absoluto.

— No voy a dejar que me trates como a tu madre. Te arrepentirás Cris, se qué lo harás y habrás perdido a dos personas que te quieren mucho.

—No lo haré. No sois nada para mí.

 

El camarote diminuto, de repente se ha vuelto gigante sin él.
Estrella ha llamado preocupada al no saber de ella en todo el día, le cuenta que sabe lo de Alex, no consiguió que él se lo contara, pero Lucía lo hizo gustosamente.

— No seas así Rosi, ven con nosotros e intentemos que todo vuelva a la normalidad, ha sido una estupidez de mi primo y espero que se lo hagas pagar pero estamos de viaje, luego cada uno tomará su camino, es la última oportunidad de estar juntos.

— No puedo Estrella, hoy no me encuentro bien— miente— mañana nos vemos en el desayuno— cuelga antes de que insista.

No quiere llorar pero está destrozada emocionalmente con lo ocurrido con Lola y luego con Cris y las lágrimas no tardan en llegar, después de unos minutos recuerda las palabras de Cris:

—Llora Rosi, llora todo lo que quieras, pero mañana no derramarás ni una lágrima más por ese malnacido.

Y eso va a hacer.

 

El maquillaje disimula la noche sin dormir que ha tenido, Rosi termina de pintarse los labios y se mira detenidamente, no está mal, piensa, después de la mala noche que ha pasado.

Sus amigos están al final de la cafetería. Lucía no la saluda y le lanza miradas asesinas, Marga le da dos besos, Estrella es... Estrella, le riñe y saluda a la vez y Alex... es imposible no perdonarlo, su cara refleja su interior, está avergonzado y deseando que lo perdone.

— ¡Rosi!— se vuelve al oír la voz de Fernando que se acerca acompañado de sus amigos.

—¿Qué vas a hacer hoy? ¿Bajas del barco con nosotros o te vas con ellos?—Lucas señala a sus amigos.

— Lo siento chicos, hoy me voy con ellos.

—¿Estás segura?— mira sin disimulo a Álex.

— No puedo explicaros ahora, pero todo está bien con él.

En ese momento Cris entra en la cafetería directo hacia ellos, Rosi quiere desaparecer. Lo vuelve a mirar y no, no va a esconderse. Espera a que llegue.

— Buenos días Cris, espero que hayas dormido bien— Lo mira y pone una sonrisa enorme en su cara.

Ella ve su reacción, no quiere hablarle, pero si no lo hace sus amigos le preguntaran.

— Hola Rosi ¿Y tú, has dormido bien? No tienes buena cara ¿Por eso el maquillaje?

—He dormido estupendamente, de un tirón, de hecho hacía tiempo que no descansaba tan bien— si cree el muy cretino que va a poder con ella no la conoce—Nos vemos luego— les dice Rosi con una sonrisa forzada, ellos se miran entre sí incómodos al notar que algo no va bien entre ellos dos.

 

—Este crucero es para divertirnos, pronto nos veremos menos, no cada día como ahora, porque una etapa de nuestra vida ha terminado y empieza una nueva, cada uno seguirá su camino, ¡No quiero ver ni una mala cara más! 
A partir de ahora a disfrutar de las vacaciones, se acabaron las malas caras y los lloros. 
¡Cómo que me llamo Estrella, que a partir de ahora vamos a pasarlo bien, se acabaron los malos rollos!

Les mira uno a uno, hasta que  asienten con la cabeza.

—¡Y ahora, nos vamos a Creta!

— Ejemm— Álex nos llama la atención— Yo no puedo ir, Rocío llamó a mis padres para contarles lo de la pelea y el golpe en la cabeza, no os podéis imaginar los gritos de mis padres, hasta querían venir a por mí.

— Seguro que los convencistes cómo siempre haces, eres su ojito derecho— su prima le da un golpe cariñoso en el hombro.




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