Rosi (viaje de fin de curso I)

Lo siento Álex

— Aquí tiene mi hermosa dama su zumo tropical recién hecho— Álex sigue igual de chistoso.

Rosi rueda los ojos desde su tumbona y lo toma pegando un buen sorbo, está perfecto, dulce y frío. Álex se tumba a su lado y la mira cómo queriéndole decir algo pero se arrepiente en el último momento.

— Suéltalo, venga dime lo que tengas que decirme— se vuelve hacia él y le anima para que hable.

—Quiero pedirte perdón— se aclara la garganta—lo de la apuesta que hice fué un auténtico error, está mal, aunque en su momento creí que hacía lo correcto, ahora veo que era una locura— la mira con tristeza—Te hice mucho daño, lo siento.

— Te perdono— le toma la mano— aunque nunca comprenderé cómo se te ocurrió esa malísima idea...— se queda callada mirándolo fijamente.

—Pero...— sigue él.

— Mis sentimientos por ti han cambiado.

—¿Es Cris, no?

— Sí— Rosi asiente también con la cabeza— él me gusta mucho, aunque sé que no habrá nada entre los dos.

— Dame una oportunidad, no te has podido enamorar de él en tan poco tiempo— el silencio de ella confirma sus temores.

— Yo misma no sé lo que quiero— se muerde el labio inferior— pero no voy darte ilusiones ni mentirte, para mí sólo eres un amigo, un buen amigo— es clara, incluso un poco cruel pero no quiere más malentendidos— Te agradezco lo que has hecho por mí, el viaje a París ha sido lo más bonito que nadie ha echo por mí.

Él se levanta sin decir nada y deja a Rosi sola, ella se tumba en la hamaca sintiéndose mal por hacerle daño a Álex, madurar es una porquería. No quiere irse a la habitación, si va no parará de llorar y se ha prometido a si misma que no va a hacerlo, así que deambula por el barco dando una vuelta.

— Ese del Partenon es muy bonito— Álex ha aparecido a su lado cuando está comprando un recuerdo para su familia.

— Es para mi padre, colecciona imanes de los países que visitamos para colocarlos en el frigorífico, ya lo tiene casi lleno— le habla sin mirarlo,avergonzada. Entonces él de improvisto la abraza con cariño y ella suspira aliviada.

 

 

— Tengo que proponerte algo— se acerca con voz conspiradora Álex

— ¿Otra vez Álex? Hoy estás un poco gracioso—  Rosi le mira por encima de su helado.

— Vayamos a París— observa la reacción de ella.

— Álex yo...— responde después de pensar unos segundos.

— Déjame terminar por favor— le suplica con la mirada— El viaje ya está pagado, me ha costado mucho sudor y esfuerzo conseguirlo, sería una pena desperdiciarlo.

— No puedo— niega con la cabeza apenada— lo pagaste con tu apuesta ¿Cómo crees que podré disfrutar del viaje sabiendo que lo has pagado con ese dinero?— su cara refleja dolor, es todavía muy reciente.

— El viaje lleva pagado desde hace dos meses, la apuesta fue para los gastos, quería que todo fuera especial, una cena en la torre Eiffel, un paseo romántico por el Sena y todas esas cosas románticas que os gustan a la chicas— le mira avergonzado.

— Puedes ir con tu prima o con Lucía, ella estaría encantada, yo no sería una buena compañía— se siente mal por él pero no se encuentra con ánimo.

— El viaje es tuyo, es un regalo, si no vas tú, no irá nadie.

— Alex ya te he explicado que no siento lo mismo que tú— tiene que dejárselo claro todas las veces que sea necesario hasta que se lo crea.

—Sé que necesitas espacio y que estás confundida, no será un viaje cómo el que yo tenía pensado, será un viaje de dos buenos amigos, desconectar de lo que te ha sucedido e intentar divertirnos unos días. ¿O es que no estás segura de poder controlarte ante una belleza cómo yo?— levanta la ceja varias veces y pone morritos.

— No sé, lo tengo que meditar— le dice para no seguir hablando del tema.

—Tienes hasta llegar a Atenas para pensarlo, luego allí cogemos el avión a París o el de vuelta a casa, tú decides— deja de hacer el tonto y se pone serio.

 

 

Esta noche toca baile de gala, Rosi espera que no sea cómo los otros dos, a la tercera va la vencida, a ver si puede disfrutar un poco de este viaje, a fuerza de voluntad aparta de su mente a Cris, espera no tener que verlo.

Ha traído para la ocasión un vestido largo de color azul, la parte inferior es un paisaje de olas, a la vez que va subiendo la falda se oscurece hasta tener el color azul del resto del vestido. Los tirantes son plateadas, al igual que los zapatos, bolso y pendientes. Parece una mujer sofisticada.

— ¿Cómo es que tu traje es del mismo color de mi vestido?— pregunta sorprendida al ver a un espectacular Álex esperándola con sus amigas.

— Tu madre me ayudó a escogerlo— encoje los hombros— quería que fuera una noche especial, que no la olvidaras nunca— ¡Oh no, no llores!— la toma entre sus brazos al ver lágrimas en los ojos de la chica.

— ¿Cómo puedes ser tan insensible para unas cosas y tan romántico para otras?— aguanta las lágrimas para no mojar el traje de él, le conmueve que se haya tomado tantas molestias para hacerla feliz, ¡Cuánto daría en estos momentos por no haber escuchado lo de esa maldita apuesta!

Marga y Estrella están preciosas, a cada cuál más guapa. En la puerta de entrada de la discoteca han puesto un arco decorado con rosas blancas y lirios donde las parejas se hacen fotos, Cris al verlo toma a Rosi y la lleva allí inmediatamente.

— Pareja, mirad a la cámara— el fotógrafo se dispone a tomarle las fotos y Álex aprovecha para asirla por la cintura y darle un beso fugaz en los labios que queda inmortalizado en la foto.

— Álex...— se queja Rosi.

— Tú tienes la culpa— la mira fijamente— si no estuvieras tan irresistible me habría aguantado las ganas— se escucha la risa del fotógrafo de fondo mientras entran a la fiesta.

 

— Mi primo no pierde tiempo— Estrella y Rosi se ha sentado en un reservado mientras Álex ha ido por unas bebidas.

— Lo perdió, ahora sólo lo veo cómo un amigo, nuestro tiempo pasó— lo dice con tono triste pero con firmeza.




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