Rosi (viaje de fin de curso I)

Sorbete de limón

— ¿Ves cómo le queda perfecto? El vestido está hecho para ella— Carmen admira a su hija mientras esperan a los novios en el restaurante dónde se va a celebrar el convite.

— Ella está siempre perfecta— Álex mira sin disimulo de arriba a abajo a Rosi, ella es una de las chicas más guapa que conoce y la que menos presume de ello, hoy está... espectacular, el vestido color azul cielo va genial con su blanca piel, la parte de arriba está cubierta de cristales que con las luces hacen que brillen dándole un brillo especial a sus ojos color miel con motitas verdes, su pelo castaño claro suelto cae sobre la espalda descubierta cómo una cascada luminosa, parece una princesa de cuento ¡Cuánto daría él por ser su príncipe azul!

— Me váis a poner colorada— dice con timidez Rosi.

— Es la verdad eres la más guapa de aquí y al que no le guste que se aguante— sentencia Carmen.

El coche de los novios aparca al lado de ellos y el pecho de Rosi se para durante unos instantes al encontrarse de bruces con Cris que baja de él. Ninguno de los dos puede apartar la mirada del otro, él al principio la mira con cariño pero enseguida sus cálidos ojos se tornan duros y fríos, el cuerpo de Rosi reacciona cómo si le hubieran pegado una patada en el estómago y baja la mirada dolida, pero algo se remueve en su interior, quiere salir, bulle por escapar, orgullo, algo que se ha tragado todo este tiempo y levantando la mirada, sus ojos desafiantes se clavan en los de él y así sin despegar la mirada se acerca a saludarlo.

— Hola Cris, cuánto tiempo sin verte— le da dos besos a un inmóvil Cris.

— Hola Rosi, gracias por venir— dice formalmente.

— Cris, te necesitamos para la fotos de la entrada a la celebración— Ana la feliz novia lo toma por el brazo para llevárselo.

— Enhorabuena Ana— le dice Rosi sin dejar de mirar a Cris.

— Gracias, luego Ramiro y yo os saludaremos con más detenimiento, vamos Cris— la novia tiene que tirar de él para que se mueva y entonces aparta la mirada de Rosi.

— ¿Estás bien?— Álex aparece preocupado a su lado.

— Lo estoy— lo dice y lo siente de verdad en su interior, incluso nota cómo puede respirar mejor, los colores a su alrededor son más brillante y la fragancia de las rosas es más penetrante.

 

 

La terraza del restaurante está cubierta con una carpa en previsión del mal tiempo que el parte metereológico ha predicho, hasta ahora parece que no ha acertado, aunque hace un poco de fresco un tímido sol hace  presencia. Los invitados miran asombrados la decoración cuando entran después de que los novios corten la cinta y brinden con champán.

— ¡Ohh!—  Carmen se esperaba la típica celebración con lirios y rosas decorada en tonos pasteles y se encuentra bajo la carpa un cielo negro con estrellas brillando, las paredes de la carpa son pantallas que muestran paisajes a cada cuál más bello, en un lado hay una con una cascada que parece que va a salpicar, le sigue un enorme bosque de secuoyas con mariposas revoloteando a su alrededor y por último el borde de una montaña desde el que se puede ver un paisaje dónde se funden el mar azul y el cielo, los manteles de las mesas son de color verde musgo decoradas con centros de frutas y troncos de madera, las sillas son toscas cómo sino estuvieran terminadas  rodeadas de hiedra artificial— es precioso— mira con ojos soñadores a todos lados.

— Sabe Dios lo que les habrá costado todo esto— el pragmático de Antonio ya está haciendo cálculos en su cabeza de lo que ha podido costar.

— Es cómo estar en medio de un bosque— Rosi al igual que todos los invitados se ha quedado con la boca abierta.

— ¿Cuál es nuestra mesa?— Álex la busca con la mirada — estoy muerto de hambre, no he podido tomar muchos entremeses.

— ¡Álex!— Rosi le da un cariñoso codazo— ¡Que bruto eres!

—¿Qué pasa? Todo está muy bonito pero estoy hambriento además yo sólo tengo ojos para tí— le da un fugaz beso en la mejilla.

— ¡Ay, que romántico!— suspira la madre de Rosi al verlo— sentaos los dos juntos aquí— les señala dos asientos.

— Las señoras primero— retira la pesada silla de madera para que se siente Carmen que lo hace con una risilla nerviosa.

— Gracias hijo, ya quedan pocos hombres tan educados.

Rosi se tapa la boca para que su madre no la vea reírse, Álex cuando quiere puede ser muy galante y adulador.

 

 

— ¡Cariño, estás bellísima!— Lola junto con Leah se ha acercado para saludar a Rosi y su familia.

— Tu también estás genial— Rosi la abraza con cariño, lo que vivieron juntas las ha unido de una forma especial— Y tú también Leah— la abraza después que a Lola.

— ¿Y éste es tu novio?— la madre de Cris mira curiosa a Álex.

— No, todavía no, pero estoy en ello— toma la mano de Lola y le da un beso en el dorso de la mano.

— ¿Y ese anillo?— Rosi pregunta a Leah al ver en su dedo un anillo de compromiso— ¿Boda a la vista?

— No me lo puedo creer todavía, Dru me lo pidió en el aeropuerto antes de salir— su cara brilla de felicidad— ¿Vendrás a la boda? No tenemos fecha aún, pero por favor dime qué vendrás.

— Irá aunque la tenga que llevar a rastras— asegura Álex— me quedé con ganas de visitar Corfú.

— Serás bienvenido si consigues traerla— Leah no está segura de que lo consiga— Lola, tenemos que ir a tomar el avión— dice  al ver la hora.

— Cuídala mucho, es una chica muy especial— Lola le da dos besos a Álex al despedirse.

— Lo haré.

Y con un nudo en la garganta se despiden con el propósito de seguir en contacto.

 


Nada más marcharse Lola y Leah las pantallas cambian y aparecen en ellas el espacio sideral lleno de planetas y estrellas, la pista dónde los novios están preparados para comenzar el baile nupcial se torna también espacio pareciendo que estén flotando en él, hasta al padre de Rosi se le escapa una exclamación impresionado.




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