Rosi (viaje de fin de curso I)

Las cosas de Justi

— No me puedo mover— Justi se toca la barriga después de terminar de comer.

— Estaba todo buenísimo— Laura acaba la última cucharada de su postre.

— ¿Te ha gustado la carne de ballena?— pregunta Justi a Isabella que no ha dicho palabra en toda la cena después de lo que le dijo Cris.

— ¿Qué?— salta en la silla blanca cómo el papel.

— Si, la carne que tenía la salsa blanca, la que repetiste— el chico intenta contener la risa al ver la cara de Isabella.

— No le hagas caso, te está tomando el pelo— Rosi decide cortar la broma antes de que su amiga salga disparada hacia el baño.

— ¿Seguro?— las mira divertido.

— Justi— dice la chica aguantando una arcada.

— En salsa holandesa— hace cómo el que lee la carta.

Y no pudiendo aguantar más Isabella sale corriendo con la mano en la boca hacia el baño.

— ¡Qué era broma!— sale detrás de ella preocupado.

— ¡Ay, que bonito!— dice Laura a su novio— Esos dos están coladitos el uno por el otro.

 

— ¿No están tardando mucho?— Cris mira a los baños sin ver ni a Justi ni a Isabella pasados quince minutos desde que se marcharon.

— La pobre llevaba la cara descompuesta— Laura no le da importancia.

— La camarera nos está mirando mal— Rosi también ve extraño que todavía no hayan vuelto— No para de dar vueltas por al lado de nuestra mesa, creo que quiere que nos vayamos.

— ¿Porqué no váis a ver cómo está Isabella?— sugiere a Rosi y Laura.

— Vale— se van a trabajar levantar cuando la camarera cómo un águila al acecho aparece en la mesa.

— ¿Regningen, herrer?

— ¿Sí?— responde Cris.

— ¿Regningen, herrer?— vuelve a decir la camarera malhumorada. Los cuatro se miran sin saber que quiere decirles.

— Yo creo que quiere que le paguemos— dice David.

— Yo también— afirma Cris.

— Pues vayamos a buscar a Justi y nosotras nos quedamos con Isabella— propone Rosi. El chico es el que los ha invitado ofreciéndose a pagar la cena. Las chicas se levantan pero la mesera las intercepta.

— Du kan ikke forlate, du må betale regningen— eleva la voz.

— Baño, toilette, bathroom, friends— Rosi señala a los servicios intentando que la comprenda.

— Ikke— niega con el dedo índice— Friends— señala la puerta.

— Ay, ay, que me parece que nos está diciendo que Justi e Isabella se han ido— Laura se pone nerviosa.

— Friends allí— Rosi señala otra vez los servicios.

— Ikke— vuelve a negar con el dedo.

— ¿Puedo ir a ver?— Rosi se lleva el dedo a un ojo y luego señala al baño. Parece que la noruega entiende porque asiente, pero a continuación señala a Laura negando con la cabeza. Luego llama a otro camarero que se queda vigilándolos mientras Rosi y la camarera van a buscar los desaparecidos.

Justi no está en la puerta de los servicios de señoras, bueno, la habrá acompañado al interior, piensa Rosi.

— ¿Justi? ¿Isabella?— los llama cuando entra en el interior. Su compañera se impacienta y llama a la puerta de malos modos gritando en su idioma al único baño que está con la puerta cerrada. Se escucha cómo alguien tira de la cisterna en el interior y Rosi se tranquiliza y a la vez se mosquea por el mal rato que está pasando por culpa de Justi. La puerta se abre y ante ellas aparece una anciana que al verlas se lleva las manos al bolso asustada. La camarera le habla en su idioma y la mujer parece calmarse no antes de echar unas miradas de desconfianza a Rosi.

— No están— Rosi llega a la mesa con su acompañante pegada a ella.

— ¿Cómo que no están?— David la mira pensando que es una broma.

— Que no, he mirado hasta en el servicio de hombres y no están. Por lo que he entendido a la camarera, se fueron juntos, por eso nos vigilaba, piensa que queremos irnos sin pagar— Y para corroborar las palabras de Rosi, la noruega hace un gesto que todos entienden, quiere que le pague.

— ¿Dónde demonios se habrán metido?— Cris saca la cartera para pagar la cuenta y le da la tarjeta a la camarera.

— David, llámalo a ver si les ha pasado algo— Laura cómo los otros está preocupada.

— Ikke— la mesera le devuelve la tarjeta a Cris, su cara está roja cómo una amapola, bastante enfadada.

— ¿Pero...?— Cris no entiende por qué no funciona su tarjeta.

— Toma— David le da la suya, y otra vez la trae de vuelta sin haberse podido pagar la cuenta.

— Pues yo no me he traído la mía, la he dejado en el hotel, ¿Y tú Laura?— Rosi cada momento está más nerviosa.

— Lo mismo, sólo he cogido algo de dinero— Laura está sudando a chorros.

— Veamos cuanto tenemos entre todos— David parece el más tranquilo de todos. Los cuatro ajustan el dinero que llevan.

— ¡Dios mío!— la bandeja que trae la cuenta cae sobre la mesa de las manos de Laura al ver el importe— 5.835 Kroner. ¿Que puñetas es un Kroner?

— Es la moneda de aquí— les informa Rosi— ¿No habéis cambiado dinero?

— Justi nos avisó un día antes de que íbamos a venir, no tenía ni idea de que había que hacerlo— Laura está a punto de llorar.

— Pues me parece que no aceptan cómo pago otra moneda— Rosi reza interiormente por qué no sea así.

— ¡Mierda! Y ni Justi ni Isabella contestan el teléfono— Cris deja
el teléfono fuertemente sobre la mesa.

— Hagamos el cambio de Kroner a Euros y nos hacemos el tonto— sugiere David, los demás asienten al no ocurrirsele otra idea mejor.

Muy dignamente David le da los billetes, nada más verlos, las venas de la frente de la mesera parecen que van a explotar.

— Ikke— grita, llamando la atención de los demás comensales— Kroner, Kroner, Euros Ikke.

— ¿Que hacemos?— Laura se abraza a David avergonzada de llamar la atención.

— Si pudiéramos hacernos entender, yo o David iríamos a un cajero y sacaríamos el dinero— son los únicos que tienen tarjeta.

— ¡Politiet!— amenaza la camarera. Los cuatro se miran sin saber que hacer.

— ¡Ya estoy aquí!— Justi aparece empapado y respirando con dificultad, toma aire y habla con la camarera, los chicos no saben lo que dicen pero cuando termina, la camarera se marcha con la cuenta pagada y una sonrisa— Lo siento chicos....




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