Sabía que Misha estaría abrumado después de la transformación, yo misma lo estuve, por lo que me decidí a mostrarle el lado bueno de nuestra especie; ya habría tiempo más adelante para los aspectos no tan bueno, habría mucho tiempo. Y me encontré esperando que el decidiera pasar por todo ese tiempo y a mi lado.
Cuando llegamos a mi guarida me di cuenta que había sido restaurada después de la destrucción que los primos Rossblack habían dejado, el olor de Velkian rondaba aún por allí por lo que supuse que él había arreglado la casa esperando que volviéramos, misma cosa que justificaba que les atacara si ellos ya conocían la ubicación de este lugar.
Lo que no esperaba era encontrar a Lía dentro de la casa, un muy mal momento para aparecer, justo cuando tenía a un neófito hambriento detrás de mí. Misha forcejeó un poco para llegar con ella, podía sentir su hambre y su lucha interna por evitar dañarla. Lo contuve lo más tranquilamente posible para no asustarla pero me dolí internamente cuando ella creyó que la alejaba por enojo, que la culpaba por lo que había ocurrido.
Sin embargo era mejor eso a dejar que Mihail la mordiera, los neófitos no tienen mucho control las primeras veces que se alimentan y no iba a arriesgar a Lía ni la tranquilidad mental de Misha. En efecto cuando Lía se fue y Misha volvió en sí la culpa afloró a su mente y a la mía por consiguiente.
Lo mejor que podía hacer era continuar con mi plan, fui a la cocina y me atiborré con varias bolsas de sangre antes de volver con él y ofrecerle mi sangre. Por suerte aceptó y, sucumbiendo a sus impulsos se alimentó de mí; al inicio fue brusco, dejando al monstruo interior tomar el control al grado que por un momento me recordó a Velkian, pero luego pasó a un estado mucho más suave y casi al final ocultó el dolor con sensaciones eróticas casi tan bien como yo lo hacía, me costó algo de esfuerzo encontrar la voluntad para alejarlo de mi.
Le mostré después como alimentarse de las bolsas de transfusión, mezclándolas con vino tinto para mejorar un poco su sabor añejo, se bebió toda la copa y no hallé más rastros de sed en su interior, calculé que tendríamos unas tres o cuatro horas antes de que el hambre volviera a él. Tendríamos que ver y hablar con su familia en ese tiempo.
En realidad estaba tan nerviosa como él mismo de ver a su familia, no solo por que fueran los cazadores con mejor reputación y los más mortales de los que se había tenido noticia, sino porque de rechazar a Mihail o incluso intentar matarlo destruirían sus pocos deseos de vivir y seguramente ambos acabaríamos exponiéndonos al sol. Esperaba que eso no ocurriera.
Para distraer la mente de ambos le insté a dirigirnos a la casa Rossblack por los aires, dando largos saltos entre los tejados. Era lo que yo solía hacer cuando necesitaba despejarme, el aire a tú alrededor y la fortaleza que sentía en esos momentos me ayudaba a aclarar la mente.
Lo incité también a una carrera para que probara sus nuevas capacidades, no me equivoqué al hacerlo pues pronto en su mente imperaba la idea de alcanzarme y ganarme. Jugaba con él y me acercaba a la casa Rossblack siguiendo el olor ya conocido de Aloise y de sus primos. Cuando llegamos a un pequeño parquecito que había enfrente de la mansión me detuve y después de no más de dos segundos Misha cayó sobre mí derribándome sobre el pasto.
-¡Te alcancé!-
-Bien hecho.- ambos teníamos la respiración algo agitada.
Entonces él recorrió la distancia que quedaba y me besó, pude notar la necesidad en ese beso y no solo de sangre, sino de comprensión, de una base para poder sobrevivir en esta nueva vida. Lo rodeé con mis brazos y dejé que mi cuerpo respondiera, tomando las necesidades de ambos y mezclándolas para poder satisfacernos. Nuestras bocas se separaron solo para seguir cada una su camino descendente. Posé mis labios en su pulso hasta sentir como sus colmillos entraban en mi carne hasta casi alcanzarme el alma, entonces lo mordí a mi vez, disfrutando de aquella doble sensación de alimentar y ser alimentado.
Bebí lentamente y con largos tragos para permitir que Misha tomara más de mí, de esta forma podríamos mitigar el hambre que la carrera y los nervios pudieran crear. El olor y el sonido me sacaron de mi trance.
-Es suficiente mi dulce Misha, tu hermano se acerca.- me preocupó que sus dos primos vinieran con él
Misha se recompuso, antes de que se levantara cerré la herida en su cuello y al sentir como él hacía lo mismo tuve que esforzarme para no volver a lanzarme sobre él. En lugar de eso nos levantamos y sacudimos el polvo y las hojas secas en nuestra ropa, justo en ese momento apareció el resto de los cazadores, instintivamente me puse entre ellos y Misha.
-¿Eres tú hermano?- preguntó Aloise, poco detrás de él venían Sergei y Nikolas, por el momento con ningún arma desenfundada.