Rota

Seis.

Se que me confesó en medio de lágrimas, que no se había ido a estudiar fuera del país por gusto sino que sus padres lo habían obligado a hacerlo. Era eso o dejarlo sin nada, que conmigo se sentía muy a gusto porque le daba el cariño que sus padres le negaban.

Luego de su confesión, me empecé a alejar de sus padres y a defenderlo del daño que le querían hacer a capa y espada.

Yo su treta no notaba.

 




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