Rota

Nueve.

Se que le abrí las puertas de mi casa acosta de una pelea con mi esposo, quien estaba renuente a luego de una acusación semejante a permitir que conviviera con nuestras hijas y sin embargo, finalmente acepto que se quedará por darme gusto.

Fijo como limite unos días al cabo de los cuales tendría que marcharse. Y aunque acepte de mala gana en mi mente ya ideaba un plan para que Nathaniel no se tuviera que ir, para que no me abandonará.

¿Que tan ciega puede ser una mujer?

 




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