En la primavera nos casamos, desapareciendo así otro poco de los empleados antiguos que quedaban en la casa. El notó mi tristeza ante este hecho y me dio consuelo.
Nosotros nos amábamos y los equivocados eran ellos, la sociedad que no nos entendía y criticaban nuestra relación como si fuera algo inequívoco y enfermo.
Yo no tenía la culpa, ninguno de los dos la tenia.
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Editado: 26.06.2019