Rota

Veintiocho

El regreso a casa fue mucho peor, ya no habían disculpas ni justificaciones por los excesos de alcohol o por estrés. Y con cada golpe que me daba iba cayendo en cuenta del error que había cometido al meterlo por la fuerza a nuestras vidas.

Empecé a entender ese dicho de:

Todo lo que se hace en la misma vida también se paga.




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