Roto por ti

RPT| 03. Las promesas

DANÀE

 

 

Abrí la aplicación de Facebook por medio de mi celular, y veo el ícono de los mensajes que tenía varios de ellos de dos conversaciones.
 

Primero abrí el de Fernando Alejandro:
 

Vienes 8, 02:34 p.m.

Eres un maldita mentirosa, Dánae.

Viernes 8, 03:58 p.m.

¿Me estas ignorando? 😤 ¿Y así te llamas amiga?

Sábado 9, 09:16 a.m.

¿Dánae?

Sábado 9, 11:55 p.m.

Ya no sé ni porqué te habló.
 

Empecé a reír por sus absurdo mensajes. Aunque no me llevaba mucho con Fernando. Seguí con los siguientes mensajes.
 

Sábado 9, 06:25 a.m.

Buenos días, ya leíste mi carta.

Sábado 9, 7:12 a.m.

Muy temprano de mi parte, ¿verdad? Ten un tedioso día.

Domingo 10, 04:45 p.m.

¿Acaso nunca te conectas? ¿O a caso me estas ignorando? 😢

Domingo 10, 09:29 p.m.

😭 Me haces daño y ni te arrepientes.

😡 ¿Dan? 😌 bueno, me calmo.

Domingo 10, 10:45 p.m.

Soy muy hostigoso, lo siento 😆 Es que me dan ansías dónde no contratas. 🙏 Enserio lo entiendo.

 

— ¿Siempre eres así de tierno? — Me pregunte, a lo que escuche una risa y aparte la vista del móvil.

—Hablando sola, ¿he? — Preguntó Ares, mientras se encontraba de brazos cruzados en el marco de la puerta —. Ya duérmete—-Ordeno apagando la luz y cerrando la puerta.

¡Pero, si son las 11:22p.m. de la noche!

¿Quién en su sano juicio se acuesta temprano cuando esta en vacaciones? ¡Nadie! Sólo un loco y ese es Ares.

Quitó mi vista fulminante de la puerta y vuelvo mis ojos a mi celular. Dónde observó la notificación de Facebook. Con duda me meto.

Yeray López te ha mandado un solicitud.

Abro mis ojos. ¿Qué? Ya lo tenía agregado. ¡Mugroso me había eliminado! Mañana va a ver.

Yeray, esto no se queda así.

 

•★•💞•★•

 

—¡Basta ya! —Exclamo, al ver el comportamiento de mi amigo.

Él sin embargo no se inmuta, sigue con el resolver el problema. Tenía su máxima atención en los números mientras a mí me tenía a un lado, ignorándome.

—Deja de actuar así.

El alza su mirada, sus ojos verdes brillaban con algo que no pude describir. Agarró el lápiz con fuerza y me mira con determinación.

—¿Cómo así? ¿Como, Dánae?

Me quedo muda ante sus palabras. Porque me había contestado.

—Estas demasiado indiferente conmigo. Soy tu amiga.

Digo con dificultad, me duele que actúe así. Es rara la actitud que a tomado.

—Disculpa —dice más suave —, simplemente estoy estresado —se excusa. Sé que eso no es verdad —. Se supone que iba a pasar esta materia, tú me ayudarás mucho.

Me siento mal. Se que ahora lo comprendo, fue mi culpa que allá reprobado porque no le puse la debida atención a sus tareas o cuando me pedía ayuda por estar tan perdida en mis pensamientos en compararlo con Jordán.

Ambos son detallistas, y prácticamente saben que me gusta y que regalarme o darme en el momento adecuado cuando lo ocupo.

Doy un suspiro.

—Me disculpo —indica, jugando con el borrador —. Te regalo un chocolate.

Mi silencio le dijo algo.

—Vamos, deja el lápiz —me pongo de pie, le quitó el lápiz de su mano y lo posicionó a un lado de su cuaderno.

—Deja ir a mi habitación por un chocolate.

Dice poniéndose de pie. Yo lo tomo de un brazo.

—Mira... —empiezo —, vamos a la cocina. Preparamos un sándwich y un té de canela para tu estrés.

Él asiente, se adentra a la cocina y lo escucho moviendo cosas allá. Pongo los ojos al cielo y voy a dónde está el.

—Deja, yo preparo todo. Ve y siéntate.

Él me mira algo confundido, sin embargo va y se sienta al banquito que está a un lado de la barra y se dedica a ver cómo preparo todo para ambos.

Después de hacerlo, coloco un sándwich de queso derretido en frente de él con una taza de té humeando.

—Gracias... Amiga —agradece, poniéndose a beber un poco —, me puedes pasar el envase de leche por favor. Sabes que así me gusta con el té.

Yo solo niego con la cabeza. Me dirigí al refrigerador y tomo el envase para luego dárselo.

Mientras comemos en silencio, algo anormal estando cerca Yeray, ya que el siempre tiene un tema de conversación activo. Cuando estamos a punto de terminar me aventuró a preguntar;

—¿Por qué estás enfadado? Se que no estás estresado.

Aclaro, porque se que cuando se estresa siempre carga un slime en su mano, y hoy no veo tal cosa en sus manos. Mala jugada Yeray.

—Es solo qué...

—Me preocupas, eres mi amigo desde siempre y por ello..

—¿Recuerdas todas las promesas que nos hicimos cuando eran los niños? —dice de repente a lo que yo pelo los ojos.

La mera verdad, solo recordaba una en particular. La cual yacía en el jardín de mi casa en las flores favoritos de mamá.

—¿Todas o solo una en particular? —tal vez con esa cuestión logré llegar al punto.

—Cuando digo "todas" es porque son todas.

Me mordí el labio inferior. Pero recordé una promesa que nos hicimos.

«Siempre decirle la verdad no importa si uno sale llorando o sintiendo, victorioso o perdiendo aún así la verdad se dirá aunque duela»

No sé porque me deje influencias con esas promesas.

Decidí ser sincera.

—La verdad, no las recuerdo todas.

—Me doy cuenta —refuta, poniéndose de pie —. Se nota la importancia de nuestra amistad.




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