DANÁE.
Sentí mi corazón estrujarse a mas no poder, y busqué los ojos de mi hermano. Él no dijo nada, solo negó con la cabeza para seguir a Yeray.
Di un suspiro pesado, encaminándome con ellos. Me despedí de igual forma con los mismos ánimos que llegué, alegré y feliz. Mis primas fastidiosas solo habían venido a decirme adiós. Malditas brujas.
—Yeray... —al escuchar el nombre de mi amigo de los labios de mi prima Catalina, me hizo voltear a verle.
Ares me empujó sutilmente para subir a mi lugar a la camioneta.
Me hago a un lado dándole el paso a mi hermano, él dirige su mirada a donde yo la tenía clavada.
—Alguien ve lo que el veía —canturreo Ares, le miro extrañada —. Un poco de tu propia medicina. Celos, le llaman a eso —indica apuntado a mi mano que se había hecho puño.
Al observarla la exponiendo con suavidad. Celos, de mejor amigo. Que no se confunda Ares. Me da una sonrisa picarona antes de hacerme voltear, sin antes ver qué le entiende una bolsa de regalo, mis ojos se abrieron de sorpresa. El empujón de Ares me hizo golpear la puerta atrayendo la atención de todos.
—¡Ares! —Grité, el se encogió de hombros.
—Muévete.
—Ya voy —dije de mala gana.
Al sentir mi cara arder por ver la mirada de Yeray y la prima descubrirme distraída por verlos.
Después del incidente, todos nos despedimos. Y antes de partir Caleb me trago una caja de chocolates disculpándose por lo ocurrido. También me dijo, casi me escupió las palabras con dolor, que me iba a superar y encontrarse a alguien mejor que yo.
Yeray rio por lo que dijo, así que le di un codazo.
—Me están golpeando acá atrás —se queja Yeray.
—Ares, no lo golpes —digo en defensa, Ares me mira de mala gana —. Pobre de tu novia, a de sufrir a tu lado.
"Cállate" alcance a leer sus labios. Sin embargo, no iba a parar por eso, estaba cubriendo a mi mejor amigo.
—¿Novia? —interrogo papá, dando un frenazo que nos hizo golpearnos en los sillones.
—Ares tiene novia —afirme viendo a mi hermano con una sonrisa. Pero para él no era nada divertido.
—¿Es verdad eso, hijo? —mi padre interrogante viéndole por el retrovisor.
Ares iba a abrir la boca, pero yo me adelante. Esto es por no traducirme lo que dijo Yeray.
—No les miento.
—Es solo de un rato —dijo Ares ente dientes.
Creo que al inicio era mala idea que Yeray fuese en medio de los dos. Porque estaba a un lado mío, y ahora, se lo agradezco.
—¿Enserio? ¿Rato? Lleva un buen, dos años.
Los ojos de mi mejor amigo me miraban con desolado e incluso un apliqué de enfado.
—¡Dos años! —Grita mi padre, después de procesar la información.
—¿Cuándo pensabas decirnos? —intervine mamá, con voz dulce.
—Es poco, le frecuento muy poco —dice Ares. De pronto se me antojo extraño el cambio de actitud de mi hermano.
Y antes de sentir culpa solté lo que hundiría a mi hermano en el asiento.
—Mentira, siempre la lleva a la casa cuando no están.
—¡Ares! — Dijeron en furia ambos padres.
En ese momento me hice pequeña. Yeray me miró con enfado y mi hermano con ganas de matarme.
—Solo iba un rato.
—De seguro David te solapaba. Siempre decías que él iba a casa.
Un volanteo de improviso fue hecho por papá que Ares y Yeray terminaron aplastándome. Ambos, rápidos, se quitaron.
—Pero papá.
—Nada Ares —zanjo papá. La voz de mi hermano se escuchaba totalmente apagada.
—Señor, no creo que sea para enojarse. Si hija se ve a escondidas con un chico —habla mi mejor amigo después de un rato.
—Se supone que eres mi amigo Yeray —chille en decepción.
—Se supone, sin embargo, ni siquiera me lo mencionaste. No me dijiste, te lo guardaste. ¿Por qué? No sé. Y la verdad ya no me interesa.
—Mira lo que le enseñas a tu hermana —Yeray al escuchar eso, se encogió de hombros. Tal parece que se sintió mal.
—Yo... —intento mejorar mi amigo, sin embargo, Ares le negó con la cabeza y le dio las gracias —. No quise empeorar las cosas.
—Yeray... —dije.
Él no volteo a verle a los ojos, sino que se dedicó a ignorarme.
Después de eso. Nadie hablo. Se que llegando a casa me voy a enfrentar al enojo de Ares, porque a leguas se miraba que quería matarme.
Quizás fui demasiado lejos, tocando un punto débil de mi hermano. Y ese era demostrar su verdadera orientación sexual o hacerle que finja, como siempre lo a hecho.
Me sentí mal. Que incluso mi cabeza dolió a tal punto que sentía mis lágrimas caer en reproche de mi tosquedad al agarrar el asunto. Solo era de hablar con Yeray o Ares en casa, sin embargo, el enojo me impulso a cometer está estupidez.
Quizás si cometí la pata. Y muy en el fondo.
•★•💞•★•
Llegar a casa creí que no se iba a tocar el tema, y pensé mal. Papá reprendió a Ares en mi presencia para que viera como estaban mal los actos de mi hermano mayor.
—¿Sabes lo que implica estar solos en casa? —interroga papá, técnicamente preocupado de que Ares fuese capaz de eso en casa.
Aparte no puedo imaginarme a David embarazo.
—Papá, pero no pasó nada. Simplemente besos y ya —defiende.
—Dos años de relación y crees que me voy a tragar que no han pasado de besos. ¿Qué me crees Ares?
Yo no sabía porque me había dejado aquí, quería estar en mi habitación. Durmiendo, y que Ares enfrentará solo a papá.
—Yo no veo el caso aquí...
Mi padre me miró con rabia en sus ojos, por lo cual tragué en seco.
—Si —intervino Ares con voz fría. Demasiado fría para mí gusto —. Esto tenemos que hablarlo tú y yo. Ella ya abrió los suficientes la boca, y es todo lo que sabe.
Papá dirige la mirada a Ares y luego a mi. Yo asentí ante el miedo de que descubra que el es gay y me mate por ocular algo más importante que la mentira, en la cual, Ares se estaba metiendo.