Roto por ti

RPT| 28. Adiós empatía

MARK


Odio con toda mi vida el viaje por avión, y sin embargo, tuve que tomar la exposición de mi odio y dejarlo a un lado para correr al lado de mi primo.

Ese primo tan cabezota que tengo, me ocupa en presencia para poderle dar un maldito zape o golpe en persona para que recapacite y dejé de humillarse por una chica.

Nada más de pensar en esa chiquilla, uy, me duele la cabeza.

No puedo creer que mi primero se humille, tenga la maldita empatía de querer fingir que está bien y seguir siendo su amigo. Está imbécil si cree voy a aceptar esa jugada de egoísmo que está tomando esa girl.

Claro, que se hunda mi primo en fingir y molestar una sonrisa de "good day", mientras ella se rejocija de felicidad, teniendo de lado a su "Best friend" y boyfriend. Está idiota.

De puro enojo arruge mi pasaporte que horas antes me habían pedido para poderme montar en el avión. Observo la banda dónde tenía que salir mi equipaje para poderlo tomar y al final ver al zopengo de mi primo.

Ay, nada más de verlo le voy a dar un puntapié. Y después de tomar mi equipaje y verlo ahí tan triste al mismo tiempo tan nervioso, me daba ternura. Sin embargo lo primero que hice fue lo que pensé hacer al momento de verlo.

—¿A qué viene ese? —Se queja sobándose su pie, mientras yo sostenía mi maleta mis manos. Algunos ojos si los teníamos puestos en nosotros por el pequeño espectáculo.

—Veras, se siente reconfortable salí de esa cosas que vuela —digo, ignorando su pregunta.

—Afuera está esperándonos un taxi —dice con el ceño fruncido.

—¿Donde Esta esa chiquilla? Para decirle sus verdades —digo con recelo, viéndolo con rencor ante su actitud y mi enojo crece más al verlo sonreír cuando sus ojos se apagaban por la tristeza.

—No sé. Y la verdad...

—Ni digas, "quisiera saber". Estás idiota.

Él me guia al taxi, después de subir al auto y recaegarme en el asiento. Le da la dirección de su casa y este prosigue.

—¿Por qué me insultas?

—Porque eres un imbécil sin remedió.

—¡Mark!

Chasqueo mi lengua, quizás fue mala idea venir. Porque mi enojo retenido está saliendo a flote ahora que lo veo fingir delante mío.

Finge demaciado bien, que da miedo que te finja con uno y si es así, le voy a dar un buen golpe.

—La ví hoy, tan... Feliz.

—¿Y?

—Se acercó a mi, mientras Jordán me dió una sonrisa de burla. Pero fue horrible, sentí que me moría. Ella actuando tan bien y yo tan roto.

Lloriqueo, que tenía miedo que terminara llorando aquí en el taxi. Eso no quería. Me había cansando de verlo así por la pantalla.

•★•💞•★•


Solo llegar a la habitación que se me otorgó, me arrogue a la cama boca arriba y respire con alivio. Quizás la maleta estaba en el piso y no me importo. Yeray llegó a mi lado con un vaso de naranja, se me hizo extraño que no llegara con su té de canela.

Me acomodo, tomó el vaso con curiosidad y él solo alza sus cejas.

—Yo esperaba un té de canela, no esto.

—Me recuerda a Danáe —aprete mi quijada por lo que si quiere lastimarse, le doy la vuelta.

—Y también vas a dejar el inglés porque ella lo odia.

—Mi padre me mata si abandono algo que me hedero.

—Wey, cómo vas a dejar todo —indico soltando el vaso en la cómoda que estaba a un lado de la cama.

—Tengo nombre.

—Estoy en México, todos aquí se llaman weyes.

O eso me había dicho Google, de que aquí todos se hablaban así o eran los vídeos de YouTube.

—Pero yo no.

—Uy, pero eres un hijo de tu puta...

—¡Mark! —volteo mis ojos y decidí hacer lo que venía a hacer.

—Yeray —el le da un sorbo a su bebida y me ve por encima de mi cabeza —. ¿Estás seguro que quieres retomar la amistad con esa chica?

Ojalá y siga que no. Para podermelo llevar a Estados Unidos dentro de un año,así se puede encontrar a alguien que sea de su tierra. O quizás estoy exagerado pero es un idiota.

—Solo conocida, amiga, no creo. No quiero ser amigo de alguien tan egoísta que solo piensa en su persona.

Uy, eso sí hizo que mis ánimos subieran, pueda que después de todo tenga una lindas vacaciones. Y fuera el maldito romance.

—¡Genial! Se lo tiene que dejar claro.

—Pero me sofoco cuando la veo.

Jodidos peros.

—Yo te ayudó.

Él sonrió y alzo su bebida por lo qué tome mi vaso y lo choque con el de él en un brindis. Solo es volverse a presentar para que le quede claro, que él no está a favor de ver la cara de felicidad que ella estaba teniendo.

No todo es color de rosa, mi querida Danáe. 

 




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