R.A. CORPORATION YA TIENE UNA EMPERATRIZ
El exitoso empresario, Alexander Rough (26 años) sorprende a todos esta vez cuando fue descubierto en un parque con una muy buena compañía mientras se ejercitaba un poco. ''El famoso magnate no acostumbra a hacer éste tipo de salidas y menos en compañías femeninas, o por lo menos no captado por la cámara'' Nos contó una de nuestras reporteras.
'' ¡Se reía por cualquier cosa! Es una actitud muy encantadora, pero solo con la chica que lo acompañaba.'' aseguraron fuentes que se encontraban en el lugar.
El Diario Habla Miami nos sorprende con fotos en las que se ve a la extraña pareja trotando juntos. CLICK PARA VERLAS.
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Pero, ¿y quién lo acompañaba? ¡Sabemos que se mueren por saber! Pues no es mas que la novata pero reconocida empresaria Emily Syer (24 años) quién hace unos meses comenzó a trabajar en la industria del Business en una de las empresas del magnate.
¡y eso no es todo!
Éste sábado, la presunta pareja fue vista en un restaurante al anochecer compartiendo una romántica cena. Definitivamente es sorpresa para todos que los momentos estén respaldados con fotos, pero la gran bomba viene acompañada de diamantes, si.. ¡Diamantes!
En las fotos, se notó a la pareja ''muy cariñosa'', según seguidores del empresario que se encontraban también en el restaurante y, en una de las fotos, donde se le apreciaba a La Bestia tomando la mano de la dama, aunque un poco borroso, no se puede ocultar la fina pieza de oro y diamantes que ella llevaba en su dedo.
¿Se nos casa La Bestia?
¡Estaremos atentos a los próximos detalles!
fuente: EsCelebridades.com
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Emily Syer
—Mira. Soy famosa—dije sonriendo. Descargué una de las fotos porque me veía bien, y luego volteé la pantalla de la computadora para que Alex pudiera verlo desde mi cama.
—¿Por qué ves esas cosas?—me dijo cuando leyó. —Me cabrea que tomen fotos.— dijo con su habitual cara-de-culo y siguió en su celular. Reí. Estaba recostado con las piernas estiradas una encima de la otra y con el torso desnudo. Estaba sexy-mente despeinado.
—Pero mira, salimos chévere— dije riendo.
Me levanté dejando el ordenador sobre mi escritorio y salí de la habitación para buscar unos documentos relacionados con el Resort en Mykonos.
Kiryacos había estado mandando fotos de los avances del Resort para que nosotros fuéramos partícipes de lo que ocurría, y así solo tendríamos que viajar para probar las instalaciones al final de la construcción.
Crucé el umbral de la puerta comenzando a decirle a Alex que me llevara a desayunar cuando lo sorprendí sentado en mi escritorio mirando lo que yo había estado viendo hace uno minutos, ocasionando que él pegara un salto del susto.
Me comencé a reír por su reacción, ganándome una mala mirada de su parte.
—¿Para qué ves esas cosas, Alexander?— lo imité mientras me volvía a reír.
Me lanzó una almohada. Me reí más fuerte.
—Idiota.—sonreí.
Comencé a mirar los documentos que había raído conmigo, mirando costos y corroborando gastos, mirando que todo estuviera en orden.
—¿Qué tienes ahí?—preguntó él. Me dirigí a la cama con los documentos en las manos y me puse a su lado, mostrándoselos.
Trabajamos juntos en eso por unos minutos hasta terminar. Me metí a la ducha tomando un baño rápido.
—Me vas a llevar a desayunar, ¿verdad?—le grité.
—Te puedo llevar a que me hagas el desayuno— me gritó de vuelta.
reí.
Salí del baño y caminé hacia mi walk-in-closet, me puse mi ropa interior y me coloqué las cremas hidratantes.
Tomé unos shorts blancos y una blusa de tiras holgada de color azul marino, lo acompañé con mi reloj dorado y unas sandalias color nude bajas.
me hice una cola alta con aspecto despeinado y me puse el anillo que Alex me había regalado.
Aun me costaba creer que me iba a casar por las razones por lo que lo iba a hacer. Alex y yo somos amigos más que nada, primero que todo y yo no iba a dejar que él saliera perjudicado si yo podía evitarlo. Estaba también el hecho de que tal vez fuéramos un matrimonio normal, solo que sin los sentimientos y toda la cosa, mas que los de amistad y los fogosos que habían desde el principio antes de que compartiéramos mas que la hora.
Esto me hacía recordar a Amigos con Beneficios. Iría a buscar una biblia y obligaría a Alex a que jurara por lo mas sagrado que no habría sentimientos en esto.
Sonreí. Era una situación muy rara.
Cuando estuvo listo, se puso unos jeans ceñidos a las piernas y una camiseta sencilla. Él simplemente no necesitaba de más cosas para verse bien.
Tomé mi celular y las llaves del auto y salimos del apartamento.
—Alguien podría estar tomándonos fotos, ¿te das cuenta de eso?— reí.
—No sé cual es la gracia— me dijo.
—Que somos la carnada— dije yo.
Me miró mal. Y yo me volví a reír. A ver si se le pegaba.
Cuando llegamos al lugar de desayunos, pedimos dos cafés extra grandes, huevos con tocino y papas grunge.
Desayunamos amenamente, con uno que otro que nos miraba un poco de tiempo de más.