Rough

Capítulo 19

Emily Syer

Suspiré cuando pude desabrochar el cinturón de seguridad del tercer avión que tomaba en la semana. Le dediqué una mirada cansada a la azafata que se encargó esta vez de mí y me devolvió la sonrisa compadecida.

Me despedí con un asentimiento y bajé los escalones. Martín se encargaría de mi equipaje, como lo venía haciendo desde el comienzo de la semana.

Alex lo contrató alegando que era absolutamente necesario, más para protegerme que para ese tipo de cosas. La empresa atravesaba uno de sus peores momentos hasta ahora y los medios de comunicación estaban ansiosos por cualquier titular que les pudiese generar más consumo.

Era el tercer destino en cuatro días. El que la empresa hubiese perdido varios accionistas ocasionaba que yo, como esposa de Alex, cumpliera el papel de empresaria nata e ir a cada sede que me tocase para organizar reuniones y explicar a los accionistas restantes los verdaderos motivos de la decaída de R. A. Corp.

Aún no dábamos con los causantes de los desvíos, pero Alex había contratado a un equipo especializado para conseguir a los que ahora tenían las grandes cantidades de dinero perteneciente a la empresa de mi esposo.

No lo veía desde hace una semana. Estaba consumida de trabajo, y él el doble. Traté de comunicarme con él hace unas horas, pero ni las llamadas cayeron ni los mensajes fueron respondidos. Envié un correo a su secretaria para dar con él, pero nada. Mensajeé a su teléfono pero no hubo respuesta. De nuevo.

—Necesito un maldito chicle— susurré mientras buscaba uno en mi cartera luego de haber ingresado al Roll Royce que me llevaría al hotel. Nuevamente, R. A. Hotel.

Me recosté en el espaldar del asiento mientras observaba a través de la ventana el ajetreado New York. Hacía frío, pero seguía gustándome mucho. El sabor de la menta inundó mi paladar.

Extrañaba mi casa.

Y no porque no me gustara trabajar, porque lo adoraba con mi vida, para eso yo me había preparado mi vida entera, pero no era lo mismo si no contaba con la cercanía de Alex. Él es mi mentor.

Y estaba tan lejos.

Volví a suspirar cuando el auto se detuvo y abrieron la puerta del auto. Tomé los lentes oscuros de mi cartera y me los coloqué antes de bajar y dirigirme a la entrada y la recepción. En seguida los flashes de las cámaras y los millones de preguntas de las bocas de los reporteros llegaron a mí. Bajé el rostro y me conduje hacia el lugar donde me entregarían las llaves de la habitación de Alexander.

Intenté llamarlo nuevamente cuando estuve dentro de la habitación, pero nuevamente la llamada fue al buzón. Dejé un mensaje a Katherine en su oficina, así ella me podría comunicar con él cuando llegase a la empresa.

Debe estar con ocupado, como ayer.

Me duché y me cambié a un pijama. Era la una de la mañana, necesitaba dormir con absoluta urgencia.

Programé la alarma a las ocho de la mañana. Tendría tiempo suficiente para llegar a la junta una hora y media después.

Revisé mi teléfono por décima vez en la ultima hora con la esperanza de encontrar algún mensaje de mi Bestia, pero no encontré nada.

Respondí un mensaje de su hermana que pedía verme el día siguiente. Acepté, después de tono necesitaba un respiro.

Te veo en el Manhattan's Cafe, Kris.

Envié un mensaje a Alex, así cuando lo viera me llamase.

Te avisaré cuando esté camino a la junta, Bestia. Espero ansiosa que me cuentes cómo resultaron las estadísticas hoy. Considero que buscar en el departamento de finanzas ayudaría, Amanda se encargará de eso si me das luz verde a dar la orden. Te extraño.

Me sumí en un sueño profundo, no si antes recordar lo que desde hace días comenzó a rondar por mi mente. No quería que la empresa se convirtiera en una barrera.

-

La junta fue exitosa, aún sin contratiempos. Hice búsquedas minuciosas en los estados financieros y evaluando las autorizaciones, firmas y movimientos de los últimos tres meses, enviando copias de esto a Amanda para que ella también las revisase. Había puesto a otra chica de nivel en su puesto mientras me enfrascaba en solucionar junto a Alex lo de los desvíos, ella comprendía. Además, estaba siendo más que mi mano derecha con todo esto.

—Aquí no hay nada inusual, Am. Envié las copias a tu correo. Llámame en cuanto puedas—después de escuchar su respuesta, colgué.

Me despedí del personal con un asentimiento y un reconocimiento del arduo trabajo que estaban realizando.

Me monté nuevamente en el Roll Royce camino al café donde me vería con Kristen. Iba a llamarla cuando reparé en mi buzón de mensajes. Alexander me había enviado un texto.

Aún nos falta, pero cada segundo falta menos. Te llamo luego. También te extraño.

La ilusión se acabó en ese momento. Lo estaba consumiendo, su enojo lo consumía. No quería que se alejara.

La puerta fue abierta por Mark, tomé su mano para sujetarme mientras bajaba y posteriormente me adentré al lugar que desprendía un delicioso aroma a café. Todo mi cuerpo rogaba por un poco.

Divisé a Kristen en una de las últimas mesas, alejada discretamente del resto.

—Buena elección, Kris—le dije mientras la saludaba con un abrazo. Le sonreí tomando asiento.

—Ordené por las dos, Em.—me dijo cruzando sus brazos sobre la mesa. — todo esto de la empresa debe tenerte al borde. No quiero imaginar cómo está mi hermano.—me dijo con preocupación. —no se escuchaba bien hace unas horas cuando hablé con él.

Me sorprendí al escuchar su declaración.

—¿Hablaste con él, Kris?—me miró sin entender. —yo no he podido comunicarme con él sino hasta hace unos minutos, por un mensaje. — estaba comenzando a dolerme la cabeza.

Asintió.

—Hablé con una tal Brenda, ella comunicó mi llamada con él. —me desconcerté. No conocía a ninguna Brenda. —estaba en una junta, pero pudo atenderme unos minutos. Incluso sabía que tal vez vendría a verte aquí, Em.— Terminó por decirme. Empecé a sentirme nerviosa, pero traté de no demostrarlo.



#3211 en Novela romántica

En el texto hay: amor, empresario, rough

Editado: 28.07.2021

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