Rough

Capítulo 20

Mi respiración se cortó. Mi rostro quedó hundido entre su cuello, donde sentía su pulso en la yugular. Dejé un beso ahí y luego en su barbilla.
Le sonreí antes de sentir sus labios sobre los míos.

—También te amo.—lo abracé. Mi frente se posó sobre el gran león de su pecho. —No vuelvas a hacerme esto. Por favor— susurré sobre su pecho. Sus manos acariciaron mi espalda con movimientos suaves y posteriormente, con la mayor delicadeza del mundo, tomó mi rostro entre sus manos y me besó lentamente, casi sellando una promesa con su boca.

Terminamos de ducharnos y desyunamos sin apuro mientras Alex pedía el vuelo que nos llevaría a los dos de vuelta a Miami. Yo no quería, por lo menos ahora, pasar nuevamente a estar distanciada, o no tanto tiempo.

Necesitaba aclarar mi cabeza, relajarme y saldar las cuentas con la que es, hasta dentro de muy poco, la secretaria de mi esposo. Pasamos toda la mañana y tarde encerrados, evaluando resultados. Para la madrugada cada uno volvió a tomar un baño, ésta vez para despertarnos y poder estar frescos para el largo vuelo. Yo quería estar en la mañana pisando la empresa.

Vestía Jeans claros y una franela suelta verde militar, acompañada de tenis blancos. Mi cabello iba en una cola alta y me abstuve de utilizar maquillaje, porque mientras más pudiese evitarlo, mejor y más aún por la hora.

Él, vestido igual de informal que yo, me ayudó con mi equipaje cuando bajábamos a entregar las llaves de la habitación y nos montamos en otro Roll Royce.

—Vamos a ir directamente a R. A., Alex— Le notifiqué revisando correos dentro de mi celular. Asintió.

Para cuando llegamos a Miami, Amanda nos esperaba en el aeropuerto con cafés cargados y desayunos ligeros.

Definitivamente la amaba.

—¿Ves?— comencé a decirle a Alex — Este es el tipo de secretaria que tu necesitas— Le reproché sonriendo. — pero te tocará buscar otra porque la mía no la cambio por nada. —Reí junto a Amanda, Alex sólo pudo hacer un atisbo de sonrisa, no cambiaría su cara-de-culo frente a Amanda. Ello sería perder faceta de Bestia, y era demasiado.

Nos montamos todos en un Roll Royce, como de costumbre, y nos encaminamos a R. A. Corp. Todo el camino Alex mantuvo su mano sobre mi muslo poesivamente, acariciándome de vez en cuando con su pulgar.

Adoraba eso.

Me recosté de su hombro hasta ue pude divisar las instalaciones de la empesa. La ansiedad comenzó a abrirse paso dentro de mí, de los pies a la cabeza. Apenas el auto se detuvo salí sin esperar que abrieran mi puerta, con una sonriente Amanda y un confundido Alex.

Cuando estuvimos los tres en el ascensor lo miré seriamente después de apretar el botón de su piso.

—No me vas a interrumpir ni un momento, ¿Entendido?— lo señalé con mi dedo índice. Asintió sin entender.

—¿Qué sucede?—le preguntó a Amanda.

—Oh... ella va a defender lo que es suyo, Sr.— le respondió con una sonrisa orgullosa.

—¿y eso es...?

Ella resopló. —Usted solo observe.—dijo cuando las puertas se abrieron.

Salí decidida hasta llegar al escritorio donde se encontraba una chica alta, rubia y estilizada. Me molesté un poco más. No porque fuese alta, rubia y estilizada, sino porque su ropa y la forma en la que la llevaba puesta ya me hablaba de sus intenciones.

Los hombres no entienden.

—Buenos días—dije con voz neutra, fría. La chica levantó la vista e inmediatamente al ver a u jefe, respondió el saludo.

—Buenos días Sr.—miró a mi esposo.

Alex se limitó a sentir.

Carraspeé. — Vengo a infomarle que usted será removida a otro puesto, en otra área.— dije simplemente. Noté la vista de Alex posarse en mí.

La cara de ella fue un poema. Abrió la boca repetidamente para objetar. —¿Usted es..?— se dirigió a mí.

Reí.

—Me sorprende muchísimo lo mucho que ignoras sobre el lugar donde trabajas, linda. Mi nombre es Emily Syer. O Rough, para que quede ya zanjado el tema y se te quiten las dudas. Soy la esposa de Alexander y, por consiguiente, tu jefa.

No vi su rostro inmutarse, pero sí su postura—Cuando yo quiera comunicarme con mi esposo, lo comunicas conmigo. Más aún si él te da las órdenes de hacerlo. —seguí hablando pasivamente, sin dejar de usar voz fría.

Ahí fue palideció. Alex no objetaría nada en contra de mi decisión y ella estaba consiente de ello.

—No sé qué pretendías al no pasar mis llamadas ni responder los malditos correos, pero espero que esta situación no vuelva a repetirse, porque no voy a mediar con palabras. La próxima vez te quedas sin trabajo.

ella se congeló.

Me di la vuelta y aún de espaldas a ella, posé la mano sobre el pecho de Alex. Mi alianza de matrimonio y mi anillo de compromiso hablaron todo lo que tenía que hablar. Alex puso la suya sobre esta, y también se vió su anillo. Aún así miré sobre mi hombro, de reojo.

—Espero que entiendas que es mío, Brenda. —dije con la sonrisa aún bailando en mis labios. —Él podrá ser muy temido y todo, pero yo puedo llegar a ser peor.

ella bajó el rostro.

la voz de Alexander hizo acto de presencia.

—Si fuese por mí, Brenda... en estos momentos no estuvieses ahora mismo este piso. Mi esposa decidió trasladarte a otro departamento, y deberías estar muy consiente de que actuaste mal al querer tratar de ocasionar un problema en mi jodido matrimonio. Estarías despedida en estos momentos— sonó despiadado. Ella asintió. —no deberías estar aquí para cuando yo salga de mi oficina. — terminó diciendo mientras nos dirigimos a la puerta de roble oscuro.

Amanda sonreía tratando de ocultar con su mano su boca. Le sonreí. Ella tenía el cielo ganado conmigo.

—S-señor, Emily... dejaré aquí los estados que necesitaban mientras pongo fechas nuevas para la semana entrante, permiso.— dijo. Asentí con una sonrisa.

—Está bien, Amanda. Y puedes llamarne Alexander—asintió. Ella le devolvió el gesto antes de salir.



#3205 en Novela romántica

En el texto hay: amor, empresario, rough

Editado: 28.07.2021

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