Emily Syer
—No lo hagas, Alex— le susurré al borde de las lágrimas cuando su mirada se posó en mis ojos de una forma en la que jamás lo había hecho.
—Es que, Emily... ¿Cómo te atreves?—me reprochó. Negó con la cabeza y me dió la espalda. —Es mi jodida hermana, ¿Cómo coño ella iba a hacer todo esto?—casi gritó.
—Puedes culpar a quien quieras, pero no a mi hermana. Nunca—cerró la puerta detrás de él.
Dejé salir las lágrimas.
Ella me lo había advertido minutos después de haberme enterado. "A quién crees que le creerá, ¿A ti que lo conoces por tan poco, o a mí que llevo toda una vida a su lado?"
Salí de la empresa con pasos apresurados. El director de seguridad había dejado de serlo en el instante en el que irrumpí en el cuarto e indicarle que buscará un buen abogado.
—Quedas a cargo—le mencioné al chico que me había ayudado minutos antes.
Cuando estuve fuera de esa área tomé mi celular y le marqué a Alex. No contestó.
Recurrí a Amanda.
—Está en una junta, Emily. Acaba de entrar. Al parecer es importante, ¿Por qué? ¿Supiste algo?— me preguntó preocupada.
Asentí como si pudiera verme. Suspiré.
—Es su hermana, Am— casi susurré. —Kristen está detrás de todo esto—escuché como ahogaba un grito.
—oh, por Dios ¡Emily! ¿Qué vas a hacer?—se alteró—¿Dónde estás?—me preguntó.
—voy camino a la casa. Necesito pedirle apoyo a un abogado, pero primero necesito hablar con Alex. ¿Podrías decirle que es urgente mi llamado? Apenas salga de la reunión dile que lo espero, por favor— pedí.
—claro, estoy al pendiente. Acaban de traer al cómplice. Yo me encargo—me dijo.
—Gracias, Am.
—Todo estará bien—me alentó.
Colgué la llamada y me apresuré para llegar a la casa rápido. Mi teléfono sonó, indicando un mensaje de texto.
¿Está bien si grabo tus llamadas por ahora? Es probable que lo necesites después.
Amanda.
Agradecí enormemente tenerla en mi vida ese momento. No se me hubiese ocurrido jamás. Le contesté afirmativamente antes de montarme en el auto.
Me dolía lo que estaba por pasar. Odiaba profundamente que Kristen haya sido capaz de iniciar todo esto. ¿Cómo se atrevía a quitarle a su hermano todo por lo que había luchado? ¡Ella lo tenía todo gracias a Él!
Maquinaba en mi cabeza todas las posibles situaciones. Estaba claro que accedió a la seguridad y al bloqueo de las cámaras por Daniel, y que falsificó mi firma para autorizar las transacciones. ¿Ella estaba haciendo todo esto sola?
Tenía miedo.
Más por Alex que por alguien más. ¿Y si no me creía? Suspiré.
Manejé en silencio hasta llegar al Pent-House. Saludé al portero y me dirigí al ascensor.
—¡Sra!- escuché que me llamaba. —espere—caminó hacia la puerta del ascensor y se detuvo. —hace menos de 5 minutos subió la visita que estaba esperando—me informó.
—¿visita?—le pregunté—¿De quién se trataba?—quise indagar. Yo no estaba esperando a nadie, solo a Alex, y estaba más que segura que el portero no se iba a detener en avisarme que Alex había llegado.
—oh, si. La hermana del señor Rough—me sonrió amable. Me congelé.
Como pude le agradecí y subí hacia el piso. ¿Qué están haciendo ella aquí?
Comencé a sentir cómo mi sangre ardía de molestia y de rabia. Tal vez era buena encontrármela en este punto.
Iba a conocerme.
Cuando las puertas se abrieron la divisé en la encimera de la cocina, bebiendo una copa.
La observé en silencio, su postura relajada.
Cuando sus ojos me encontraron sonrió como si nada y se levantó en dirección hacia mi.
—¡Emily!—me abrazó rápidamente—¿Cómo estás?—me preguntó sonriente.
—No mejor que tú, Kristen. Puedo notarlo—le dije muy seca. Ella arrugó el semblante.
—¿Por qué lo dices, Em? ¿Sucede algo?—me preguntó totalmente interesada.
La miré fríamente. Y negué con la cabeza, dejando que mi boca comenzara a mostrar una sonrisa incrédula. —Yo debería preguntarte a ti si algo sucede—dejé mi bolso sobre el mueble a mi lado y me crucé de brazos.
Frunció el ceño.
—¿Por qué le estás haciendo todo esto a tu hermano?—le pregunté acercándome a ella. —Él confía en ti, Kristen.
Su semblante cambió completamente a uno cínico. Puso sus manos en su cadera y me miró con diversión.
—Veo que mi querido ayudante metió la pata, ¿no es cierto?—me preguntó. No obtuvo respuesta de mi parte.
—Bueno, querida cuñada... hasta donde sé todo lo has estado haciendo tú—me dijo acusadoramente. —no es mi firma la que se encuentra en los documentos, ¿o si?—me retó.
—Alex sabe que esa firma no es la mía, él sabe que no lo firmé yo—le dije comenzando a alterarme.
Ella rió.
—Pero también sé que no tienes pruebas que digan lo contrario, Emily. ¿Me equivoco?—volvió a reír— Aestas alturas dudo mucho que las vayas a conseguir.
Herví más.
—Alex va a enterarse de esto, Kristen. No merece todo lo que estás haciéndole. ¡Es tu hermano!—le grité.
—¡Tú misma lo has dicho! ¡Es mi jodido hermano!—me dijo de vuelta. —¡Y tú me lo has quitado! ¡Todo lo de él era mío! ¡Todo!—se alteró—¡y él decidió dártelo a ti!
Me congelé. La miré con impresión, asombrada por lo que acababa de decir.
—¿Es esa la razón de todo esto, Kristen?—no podía creer lo que estaba escuchando. Sentí pena por ella. —Para con esto, estás a tiempo—le dije.
Negó con la cabeza. —Voy a terminar lo que empecé. Y ni siquiera tú vas a detenerme, Emily. No he hecho todo para dejarlo hasta aquí—me dijo.
—No voy a dejar que sigas en esto. Tu hermano se va a enterar de todo el daño que le estás causando, quién es la que lo ocasiona—le dije.
Se rió nuevamente, negando despacio con la cabeza.