Rough

Capítulo 28

Alexander Rough

El cuello me dolía como la mierda. No podía creer que de verdad estuviese durmiendo en el jodido sofá. Emily se había arrepentido y había cerrado las demás habitaciones. Giré mi cabeza en dirección a la cocina para ver el reloj digital que se encontraba sobre la encimera.

2:30am. ¿Es en serio? Las malditas horas pasaban demasiado lento. No iba a aguantar un minuto más. ¿Quien diablos es Emily para decidir dónde duermo?

Tú esposa.

No me importa. Por lo mismo, ella es mi esposa y no tenía por qué dormir en otro lugar que no fuera con ella. Podíamos estar encabronados o lo que a ella le diera la gana, pero igual iba a dormir con ella. Una maldita pelea no iba a hacer que durmiese en el sofá.

Tomé la almohada del sillón que tenía detrás de mi cabeza y la lancé a un lado. Tomé la colcha que había agarrado temprano y me dirigí hacia la jodida habitación.

La rabia se me esfumó cuando noté que Emily se encontraba durmiendo con mi almohada entre sus brazos. Tenía su rostro hundido en ella, como si necesita olerme.

Sonreí.

Mi Demonio.

Me acerqué a la cama y apartando las sábanas frías me adentré en ella. Con cuidado tomé mi almohada y de a poco la fui sacando de la prisión que formaban sus brazos. Se movió incómoda, pero pude quitársela y ponerla detrás de mí. La atraje hacia mí y de forma automática se recostó en mi pecho. Dejó un beso en mí antes de posar su cabeza sobre mi cuerpo, sobre mi pecho.

—tardaste en venir— susurró. Negué lentamente con la cabeza.

—tardé en comprenderlo— repliqué. Asintió.

Mi brazo fue a parar alrededor de su cintura y hundí mi cara en su cabello, sintiendo que por fin podía descansar.

Las cosas que habían pasado ese día estaban a punto de desbordarme. La preocupación por Emily, cosa que ya había pasado a otro plano. Y la salida con mi madre.

Había reservado una mesa para dos en un restaurante que frecuentaba de vez en cuando. La chica que me atendía me guió hasta allí y me informó que mi acompañante había llamado para confirmar que venía, por lo que asumí que estaba por llegar.

Todavía me encontraba reacio a escucharla, pero sabía que era necesario si quería que toda la mierda a mi alrededor me dejara en paz. Tal vez, solo tal vez, ella tenía algo importante que decirme.

Cuando llegó me tensé. Me parecía mucho a ella, comencé a mercarme otra vez por solo pensar que me hubiese dejado antes y ahora quisiese meterse en mi vida nuevamente.

No tenía el derecho.

No hablamos por los primeros minutos, hasta que rompí el silencio haciéndole saber que estaba aquí por mi esposa y no por ella.

Agradezco mucho que Emily te haya convencido de venir, Alexander— me dijo. —Necesito que perdones mis errores.

La miré sin decirle nada.

—Sé que lo que hice hace años no fue justo para nadie. Se que sufriste, pero era una niña prácticamente, hijo. Y no soportaba estar con tu padre.

Me tensé.

—¿Llegó a hacerte daño?—le pregunté, sintiendo cómo de a poco mi sangre comenzaba a hervir. Si él había sido capaz de hacerle daño...

Cerró los ojos.

No es algo que quiero que sepas, pero sufrí mucho. Trataba de mantenerte alejado de todo, pero yo no podía aparentar por mucho más tiempo que no sufría de desplantes por parte de mi propio esposo, por eso fingí morir.

Negué con mi cabeza.

—No sabes lo que sufrí y te lloré. Mi madre me había abandonado.

 que estuvo mal, pero no podía llevarte conmigo. No podía mantenerte. Todo el dinero con el que contaba lo tenía porque tú padre me lo daba, pero muchas veces me hizo saber que si lo dejaba no iba a mantenerte, no iba a costear los gastos. Y tú necesitabas un futuro. —comenzó a llorar silenciosamente. —yo podía lanzarme a la deriva, pero no te haría eso a ti.

No sé qué fue peor.

Ella bajó la mirada.

No serías quién eres ahora si te hubiese llevado conmigo, hijo.

Asentí.

—¿Cómo saliste de todo?— le pregunté.

Ella sirvió su nariz y cuando pudo calmarse un poco, continuó contándome todo.

Sufrió mucho, por mí y por lo que le estaba tocando afrontar. Y llegué a entenderla.

No la comprendí, aún no lo hacía, pero debía darle un voto.

El que ella muriese no le iba a dejar alternativa a mi padre más que cuidarme, por eso fingió haber muerto. La influencia que tenía en ese momento hizo que obtuviera ayuda para que nadie descubriera la verdad, y luego de eso se fue del país.

Estuvo trabajando por tres años en restaurantes, hasta que conoció a su actual pareja, un comerciante Español.

Cuando pude estabilizarme comencé a plantearme el venir a revelarte todo, y para el momento en el que tenía el boleto de avión en las manos, volé directamente aquí, y descubrí que estabas casado. Alex, yo solo quiero que me dejes ser partícipe de tu vida. Nada más. — comenzó a decirme con lágrimas en los ojos. —quiero saber que estás bien. Quiero saber y estar segura de que no me odias, que me perdonas por haber querido un mejor futuro.

Asentí.

—vine aquí porque sabía que tenías que explicarme algo. Y está bien, entiendo todo.— le respondí. Iba a hacer un esfuerzo y vivir con ello.

Era mi madre.

blame de ti, por favor— me pidió. Me desprendí de mi cohibición y comencé a contarle todo lo que había hecho a lo largo de los años.

Ella sonreía mucho.



#3205 en Novela romántica

En el texto hay: amor, empresario, rough

Editado: 28.07.2021

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