No lo ves...
No hay manera de que esto vaya bien
Tú y tus manías de siempre
Yo con mis prisas
Y mis ganas de crecer
Tarareaba la canción de uno de mis cantantes favoritos mientras me recogía el cabello en un moño desordenado y conectaba mi iPod a las cornetas que se escuchaban en todo el apartamento.
Había optado por eso cuando me di cuenta de que mi vida sin escuchar música era inútil, por lo que me hice el mejor de los regalos comprando cornetas que se escucharan hasta en el baño.
Sonreí seleccionando la canción que venía tarareando, poniendo la opción de escuchar el disco completo.
Me dirigí a la nevera y saqué un helado de vainilla y me dispuse a hacerme una malteada con sabor a ron y chocolate antes de empezar con la limpieza de mi casa.
Y es que yo era así, soy así. Limpio mientras como y escuchó música. Lo hago muchísimo mejor.
Moví muebles y cambié totalmente la estructura de mi sala y habitación durante el tiempo que me dediqué a limpiar un poco. Normalmente venía alguien a ayudarme, pero solo cuando no tenía tiempo. Tenía un fin de semana tranquilo, así que hice las cosas que tenía que hacer.
Me cambié a unos SweatPant cómodos y una camiseta blanca cuello en V y me hice una cola de caballo alta luego de tomar un largo baño.
Me dirigí con pasos lentos a mi, ahora, limpia cocina y saqué lo necesario para preparar mi almuerzo.
Me iba a hacer un buen Sándwich con carne tierna a la parrilla, con la pequeña plancha/parrilla que tenía desde hace algún tiempo. Mis pies descalzos iban de aquí para allá mientras cortaba y cocinaba mi obra maestra.
No había mucho por hacer un domingo, más que limpiar o ese tipo de cosas. Y sinceramente, ir a un parque me daba flojera. Por lo menos hoy.
Terminé de hacer mi almuerzo y llevé mi plato junto a un gran vaso de jugo para el sofá y puse mi serie.
Tenía varios días sin hablar con Alexander. Tampoco es que nos veíamos todos los días pero era raro que no haya siquiera un mensaje para fastidiar un poco.
Seguro necesitaba algún tiempo de hombres o algo.
O estaba con Nikolas.
Me lo presentó casi la última vez que nos vimos como su mano derecha y mejor amigo mientras dejaba unos documentos importantes que él necesitaba revisar en R. A.
Me explicó que no había habido una ocasión para conocerlo puesto que había estado de viaje por varios meses en Europa, y que trabajaba como abogado.
Fue muy simpático y me cayó muy bien.
Si, está con él. Decidí a último momento mientras continuaba con mi sándwich.
Imagino que tantos meses sin hablar con alguien de confianza y alto nivel de testosterona le iba a hacer falta.
Sentí mi teléfono sonar.
Era una de mis amigas.
—¡Hey!—respondí. Escuché como daba algún tipo de indicación y luego se enfocó en mi.
—¡Em! ¿Qué tal?—dijo.
—Todo bien. ¿Cómo está todo?—pregunté mientras llevaba a mi boca el último bocado de pan. Me levanté para llevarlo a lavar.
—Bien—dijo simple. —oye, ¿podrías bajar a abrirme?—terminó de decir.
—¿Qué?¿estás aquí?—pregunté incrédula.
—Si— dijo alargando la i. —ven.
Tomé mis llaves y corrí a ponerme mis sandalias lo más rápido que pude y tomé el ascensor para buscarla.
Distinguí su rubio cabello y su expresión desesperada aunque tuviera lentes de sol puestos.
La abracé y caminamos dentro. Divisé que no tenía más que su cartera y un bolso de mano no muy grande.
Cuando pasamos dejó su cartera en un mueble.
—¿Y eso que estás aquí?—pregunté. Le tendí un agua para que se hidratara y la observé quitarse sus zapatos para después meterse en el sofá.
—Tengo que hacer un viaje de último minuto y necesito que cuides de Chip.
—¿Chip?—pregunté. —¿Qué chip?
Vi como abría el pequeño bolso y salía de a poco un pequeño cachorro. Estaba despertando.
—¿Desde cuando tienes ésta hermosura?—pregunté tomándola con cuidado sonriendo.
—Me la dio Nathan—sonrió. Su novio era muy detallista, pero esto era una pasada, pensé sin quitar mi sonrisa.
—Me tengo que ir mañana en la madrugada, y confiaba que me prestaras un cuarto y cuidaras a mi bebé como si fuera tuyo—dijo sonriendo.
—Claro que cuentas conmigo—dije haciéndole cariños al cachorro que se había acomodado en mis piernas.
Seguimos hablando por mucho rato. Ideé dejar a chip con una de mis vecinas mientras estaba en la empresa y lo pasaría recogiendo apenas llegara para atenderlo yo.
—¿Lo cuidará bien?—preguntó.
—oh, sí—dije. —Ella también tiene una mascota, seguro estará encantada.
Su madre no se hacía cargo del canino porque tenía alergias muy fuertes, por lo que su salvación terminé siendo yo.
—Te noto diferente. —dijo de repente.
—¿Diferente cómo?—quise saber.
—No sé, dime tú —sonrió. —estás mas tranquila y podría decir que un poco mas radiante.
—No sé a qué se deba, de verdad—respondí.
—¿Estás viendo a alguien?—preguntó.
Sonreí.
—¡Cuéntamelo todo!—casi gritó.
-
—¿Te das cuenta de que si te enamoras vas a terminar sufriendo, no?—me dijo mientras cenábamos. Sabía que ella tenía mucha razón, pero a la vez yo no tenía razón alguna para terminar esta aventura que tengo con Alex.
—Excepto si te enamoras, Emily.—dijo. Me di cuenta de que había hablado en voz alta.
—¿O sea que tengo que terminar con esto solo por miedo a enamorarme?—le pregunté.
—Es razón mas que suficiente, Em.—dijo—piénsalo, está mas que claro que ese hombre no quiere una relación seria. ¿Tú quieres siempre estar en una aventura? ¿o vas a esperar que él se aburra de ti?— me cuestionó. —¿y qué pasa si conoces a alguien?—me preguntó.
—Termina todo—le respondí.
—Deberías inventar algo por el estilo, y terminar con todo antes de que sea tarde—terminó de decir.