Rowena

Capítulo 6

La casa olía a vino viejo y a cera derretida. La tarde colaba su luz por las hendijas de las contraventanas y pintaba líneas solares sobre el suelo de tablas; cada rayo parecía buscar un objeto sagrado al que posarse: un cáliz abollado, un rollo de partituras con el borde chamuscado, una caja de madera cerrada con un pequeño candado oxidado. Había en aquel cuarto una mezcla de devoción descuidada y de oficio doméstico; estantes con libros que no habían sido ordenados en años, una mesa con restos de pan y trozos de papel manuscrito, y en un rincón, sobre una repisa, una pequeña imagen enmarcada de la patrona que el sacerdote veneraba.

Rowena se acomodó en la silla más cercana a la puerta, la tela del vestido rozando la madera. Llevaba una bolsa con monedas en el regazo, pero no parecía apurada. Observó el lugar con la tranquilidad de quien persigue una veta y sabe leer donde los demás sólo ven ruido. Frente a ella, el sacerdote menor —un hombre con manos callosas y la voz demasiado próxima a la fatiga— la miraba con una mezcla de curiosidad y recelo. Entre ambos, apoyado en la mesa, estaba el diácono: joven aún, con la túnica arrugada por la prisa de servir y las mejillas rosadas de quien acaba de correr del altar a la casa.

—No solemos —dijo el sacerdote, con la deferencia de quien intenta no ofender a un visitante que ha viajado hasta su puerta— no solemos vender... los cantos, como dices.

Rowena sonrió con esa precisión que parece medida para abrir cerraduras. Extendió la mano, pero no para ofrecer nada inmediato; su gesto pedía confianza antes que intercambio.

—No lo llamo vender —replicó—. Lo llamo facilitar. Hay quienes no tienen tiempo para aprender todo el ciclo, y hay quienes necesitan una melodía concreta para un momento concreto. Tú tienes lo que yo necesito. Yo tengo lo que tú quieres.

El diácono, que permanecía en silencio, entrelazó los dedos. Sus ojos brillaban con esa honesta ambición de la juventud: no era tan incomunicar en él el deseo de sentirse importante, de poseer un saber que lo diferenciara del resto.

—Tiene recursos —dijo en voz baja—. Paga por ayuda, no por propiedad.

Rowena clavó su mirada en el joven con la suavidad de quien prepara una cuerda para tensarla. Había estudiado esa expresión muchas veces: la forma en que la necesidad se viste de excusa y la ambición la legitima.

—¿Y qué me dices de los cantos que guardas en el armario? —preguntó—. ¿Esos tampoco se facilitan?

El sacerdote carraspeó, incómodo.

—Esas son partituras antiguas. Se guardan para las ceremonias mayores. No se prestan sin permiso de la logia.

Rowena asintió como si aquella prohibición fuera un detalle menor, una dificultad más que una barrera insalvable.

—Yo no pido permiso —susurró—. Pido un favor pequeño y lo pago en efectivo. Recursos, tiempo, lo que me digan que costará —añadió, y el tono dejó ver que hablaba desde la practicidad, desde la experiencia—. Además, puedo ofrecer algo más: puedo hablar bien de quien me ayuda. Palabras en el momento preciso valen tanto como monedas.

El precio no era solo metálico; la promesa de influencia futura colgaba en el aire como un instrumento útil. El sacerdote vaciló, miró al diácono buscando una opinión que no se atrevía a dar. El joven tragó saliva.

—Hermana Lysa escucha... si alguien la recomienda —murmuró—, si dice que quien ayudó merece confianza, puede abrirse la puerta.

Rowena sonrió de nuevo. Era un arma afilada: nombrar a Lysa sin exigir, insinuar que a través de una pequeña intervención la recomendación del sacerdote menor o de su aprendiz tendría eco en la logia.

—Entonces dime, joven —dijo Rowena, inclinándose hacia adelante un poco, espacio que reducía y aumentaba la sensación de intimidad—. ¿Qué piden los cantos? ¿Qué nombres guardan las partituras? Enséñame y lo recompensaré. No solo con monedas. Con posibilidades...



#2179 en Otros
#359 en Novela histórica
#178 en Aventura

En el texto hay: mentiras, reina, ambicion

Editado: 21.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.